Memoria es la nueva película experimental del director tailandés Apichatpong Weerasethakul, rodada en Colombia y con Tilda Swinton como protagonista. Ganadora del Premio del Jurado en Cannes y del Premio a Mejor Película en el Festival de Toronto en 2021, Memoria ofrece una experiencia única al espectador, un viaje sensorial que parecerá largo a aquellos que se empeñen en razonarlo. Estrenada el 27 de mayo de 2022 en salas de cine españolas.
Crítica de 'Memoria'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Memoria
Título original: Memoria
Reparto:
Tilda Swinton (Jessica Holland)
Daniel Giménez Cacho (Juan Ospina)
Jeanne Balibar (Agnes Cerkinsky)
Juan Pablo Urrego (Hernán Bedoya de joven)
Elkin Díaz (Hernán Bedoya de mayor)
Daniel Toro (Asistente de antropólogo)
Agnes Brekke (Karen Holland)
Jerónimo Barón (Mateo Ospina)
Constanza Gutiérrez (Doctor Constanza)
Año: 2021
Duración: 136 min.
País: Colombia
Director: Apichatpong Weerasethakul
Guion: Apichatpong Weerasethakul
Fotografía: Sayombhu Mukdeeprom
Música: César López
Género: Drama
Distribuidor: Noucinemart
Tráiler de 'Memoria'
Sinopsis
Un golpe seco que rompe el silencio de la noche, un sonido cuya procedencia y naturaleza son inidentificables, una sensación que ya nunca abandonará nuestra cabeza… Más allá de las fronteras marcadas por las culturas, por las naciones o por cualquier código con el que nos comuniquemos, Apichatpong Weerasethakul vuelve a demostrar por qué no hay ningún cineasta que se le pueda comparar, proponiendo un viaje para el que nunca podríamos estar preparados.
Asociándose con Tilda Swinton (esa presencia que parece surgida de otra dimensión) nos lleva a Colombia, a sus grandes ciudades, a sus insondables parajes selváticos… para destruir y a la vez reconstruir los límites del espacio y del tiempo; para que, al salir de la sala de cine, nos relacionemos de forma distinta con el mundo. (Noucinemart)
Dónde se puede ver la película en streaming
El sonido como forma de conectar con lo primitivo
Planos largos, diálogos poco fluidos, silencios eternos… Memoria tiene un ritmo aletargado que te induce en una especie de trance e inconsciencia del que solo salimos cuando oímos ese “estruendo del centro de la tierra”. Un sonido que actúa a modo de llamamiento al ser humano, que vive casi en piloto automático, para que reconecte con lo más puro y primitivo.
Reducir la información que llega al resto de nuestros sentidos para activar nuestros oídos es lo que hace con nosotros el director en la película Memoria. Solo así somos capaces de discernir el piar de los pájaros entre el tráfico de la ciudad, solo escuchando de verdad podemos conectar con la tierra.
La importancia de esta conexión con la tierra queda muy reflejada en la escena en la que la médica, a la que la protagonista acude desesperadamente para encontrar alguna solución a su problema, se niega a proporcionarle ningún tipo de pastilla. En parte lo hace por miedo a que la paciente desarrolle algún tipo de adicción, en parte porque los medicamentos quitan la empatía. Los medicamentos no solo hacen que Jessica deje de escuchar el ruido, hace que deje de apreciar la belleza o tristeza de la realidad. De ahí, que con el paso de los minutos la veamos cada vez más conforme con su extraña condición.
En la tierra está la memoria
Es importante estar conectados a la tierra para no pasar por la vida como almas errantes, pero también porque ella guarda según Apichatpong Weerasethakul los recuerdos de todo lo vivido y por vivir. Así, ese hombre maduro con el que Jessica se encuentra en el campo, por casualidad, o no, también de nombre Herrán, dice escuchar las vibraciones de las piedras porque estas “lo absorben todo”.
Escuchar todo lo que está sucediendo en un momento, escuchar los recuerdos propios y ajenos, escuchar el recuerdo de un pueblo. Los lapsus mentales de la hermana de la protagonista o las múltiples excavaciones que se ven a lo largo del filme y que intentan rescatar piezas históricas nos señalan desde un primer momento que el tema principal del relato será la memoria.
Un retrato de Colombia
La película Memoria recoge, desde el punto de vista de un extranjero, pero de forma magistral según los propios colombianos, la esencia del país. Un país que está marcado por los conflictos armados y el dolor, como reflejan los restos humanos, el temor de sus gentes ante cualquier ruido que se asemeje a una explosión o la presencia de militares en las carreteras. En esta película la guerra está sin estar.
Sin embargo, Colombia no es solo eso. Colombia son también las personas que bailan al ritmo de la música en la calle, la inclemente lluvia, el realismo mágico de Gabriel García Márquez al que por momentos se hace guiño. En Memoria, al igual que ocurre en los libros de este gran autor, a veces cuesta diferenciar lo que es real y lo que no. Abundan las supersticiones, las maldiciones y los mitos, la espiritualidad y el misticismo.
Memoria es, ante todo, una experiencia que trasciende. No obstante, puede resultar pesada e incluso tediosa por su excesiva complejidad poética, que la pone solo al alcance de aquellos acostumbrados a este tipo de cine.
Reportaje de Memoria en Días de Cine TVE
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