Robert Guédiguian vuelve a la pantalla con su nueva película Mi querida ladrona (La Pie Voleuse), protagonizado por su inseparable Ariane Ascaride. Completan el reparto junto con Ascaride, Jean-Pierre Darroussin y Gérard Meylan. Este drama con tintes de comedia y cine social tan presente en la obra de Guédiguian, transcurre en el peculiar barrio de L’Estaque, un pueblo pesquero francés al oeste de Marsella, ciudad natal del director. Ariane Ascaride interpreta a una cuidadora de ancianos que se dedica a cometer pequeños robos para poder costear las lecciones de piano de su nieto. La película pasó por el pasado Festival de Málaga con una calorosa acogida. Estreno el 24 de julio de 2025 en salas de cine españolas.
Crítica de 'Mi querida ladrona'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Mi querida ladrona
Título original: La Pie voleuse
Reparto:
Ariane Ascaride (Maria)
Jean-Pierre Darroussin (Robert Moreau)
Gérard Meylan (Bruno)
Grégoire Leprince-Ringuet (Laurent Moreau)
Marilou Aussilloux (Jennifer Jourdan)
Lola Naymark (Audrey)
Robinson Stévenin (Kevin Jourdan)
Thorvald Sondergaard (Nicolas Jourdan)
Geneviève Mnich (Señora Kalbiak)
Jacques Boudet (René Toulouse)
Jacqueline Vicaire (Señora Toulouse)
Géraldine Loup (La nueva ayuda a domicilio)
Miveck Packa (La vendedora La urraca ladrona)
Año: 2024
Duración: 101 min.
País: Francia
Director: Robert Guédiguian
Guion: Robert Guédiguian, Serge Valletti
Fotografía: Pierre Milon
Música: Michel Petrossian
Género: Drama. Familia
Distribuidor: Mirror Audiovisual
Tráiler de 'Mi querida ladrona'
Sinopsis
María trabaja como asistente domiciliaria para personas mayores. Su sueño es ver a su nieto convertirse en un gran pianista. Para pagar el piano, roba, aquí y allá, pequeñas cantidades de dinero a las personas que cuida con devoción. Hasta que un día la acusan de abuso de ancianos vulnerables... (Mirror Audiovisual)
Dónde se puede ver la película en streaming
Pequeños hurtos, buenas intenciones
Mi querida ladrona se mueve en la delgada línea que separa lo inmoral de lo comprensible. La película plantea un dilema moral que no busca escandalizar, sino humanizar. El guion construye con sensibilidad una protagonista compleja, que actúa por amor, pero desde la contradicción ética.
Aunque la premisa es potente, el desarrollo narrativo resulta algo previsible y repetitivo en su segunda mitad, sin grandes giros ni sorpresas. Aun así, la historia mantiene el interés gracias a su trasfondo humano y social, muy en la línea del cine habitual de Robert Guédiguian.
Empática y discreta
Robert Guédiguian vuelve a centrarse en los márgenes de la sociedad, esta vez desde la figura de una mujer humilde y tenaz. Su dirección no destaca por florituras estilísticas, pero sí por su compromiso con los personajes. El cineasta francés evita los juicios morales y opta por una mirada serena, casi documental, que le permite retratar a María con cercanía y sin excesos dramáticos.
Sin embargo, esa misma contención que aporta veracidad al conjunto también le resta fuerza emocional en los momentos clave. Guédiguian dirige con honestidad, pero quizá demasiado apoyado en fórmulas conocidas dentro de su filmografía.
El corazón de María
Ariane Ascaride, de rostro curtido y mirada llena de matices, ofrece una interpretación sólida y creíble. Su María transmite ternura, resignación y una fuerza silenciosa que sostiene toda la película. Su actuación es lo mejor del filme, capaz de despertar empatía sin necesidad de grandes discursos ni escenas efectistas.
El resto del reparto cumple sin destacar, encarnando arquetipos más que personajes plenamente desarrollados. Aunque algunos secundarios tienen su momento, Mi querida ladrona claramente gira en torno a ella y funciona en la medida en que ella emociona.
Sobriedad realista
La fotografía naturalista, sin adornos ni simbolismos, refuerza el tono casi cotidiano del relato. Se rueda en interiores humildes, viviendas de ancianos, calles grises de periferia. El diseño de producción está completamente al servicio de la verosimilitud. La música es casi inexistente, y cuando aparece lo hace con discreción, para subrayar emociones sin forzarlas.
El montaje es funcional y mantiene un ritmo pausado, acorde al tono intimista, aunque por momentos se siente algo monótono. Técnicamente, no hay riesgos ni elementos destacables, pero todo funciona con la dignidad de lo sencillo.
Conclusión de 'Mi querida ladrona'
Mi querida ladrona es un drama pequeño, íntimo y humano, que plantea una reflexión moral sin alardes ni respuestas fáciles. Se apoya en una gran interpretación femenina y en la sensibilidad habitual del cine social francés.
Sin embargo, su modestia es también su límite, le falta intensidad dramática y una mayor profundidad en los personajes secundarios para dejar una huella duradera. Una película correcta, con corazón, pero algo plana en su desarrollo.
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