Con Monstruo: La historia de Ed Gein, el mito del asesino que inspiró a clásicos como Psicosis o La matanza de Texas vuelve a ser revisitado desde una óptica contemporánea que mezcla el rigor documental con la fascinación morbosa por el monstruo real detrás de la leyenda. La serie se adentra en la mente y el entorno de Ed Gein, un hombre cuya vida en la América rural de los años cincuenta se transformó en una de las historias más perturbadoras del siglo XX. Más allá del crimen, lo que propone es una reflexión sobre cómo nace —y cómo se construye— el monstruo en el imaginario colectivo, cuestionando tanto la mirada mediática como la nuestra, como espectadores atraídos por el horror que decimos condenar. Estreno el 3 de octubre de 2025 en Netflix.
Crítica de 'Monstruo: La historia de Ed Gein'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Monstruo: La historia de Ed Gein
Título original: Monster: The Ed Gein Story
Reparto:
Charlie Hunnam (Ed Gein)
Laurie Metcalf (Augusta Gein)
Suzanna Son (Adeline Watkins)
Lesley Manville (Bernice Worden)
Tom Hollander (Alfred Hitchcock)
Vicky Krieps (Ilse Koch/Bridget Sullivan)
Joey Pollari (Anthony Perkins)
Olivia Williams (Alma Reville)
Emma Halleen (Suzette)
Karly Rothenberg (Enfermera)
Dusty Sorg (Oficial)
Victoria Atkin (Peggy Robertson)
Año: 2025
Duración: 55 min.
País: Estados Unidos
Director: Ian Brennan (Creador), Ryan Murphy (Creador), Max Winkler, Ian Brennan
Guion: Ian Brennan
Fotografía:
Música:
Género: Thriller. Terror
Distribuidor: Netflix
Tráiler de 'Monstruo: La historia de Ed Gein'
Sinopsis
Asesino en serie. Saqueador de tumbas. Psicópata. En los helados campos del Wisconsin rural de los años 50, un hombre aparentemente amable y solitario llamado Eddie Gein vivía discretamente en una granja en ruinas, ocultando una casa de los horrores tan macabra que redefiniría la pesadilla americana. Impulsado por el aislamiento, la psicosis y una obsesión desmedida con su madre, los crímenes perversos de Gein dieron vida a un nuevo tipo de monstruo que atormentaría a Hollywood durante décadas.
Desde Psicosis hasta La matanza de Texas y El silencio de los corderos, el legado macabro de Gein inspiró monstruos ficticios nacidos a su imagen y encendió una obsesión cultural con los criminales desviados. Gein no solo influyó en un género: se convirtió en el modelo del terror moderno. Su historia reveló al mundo la verdad más aterradora de todas: los monstruos no nacen, se hacen… y los hacemos nosotros. (Netflix)
Dónde se puede ver la serie en streaming
Un archivo criminal
Esta tercera entrega del universo Monstruo se adentra en una figura tan incómoda como icónica Ed Gein. Monstruo: La historia de Ed Gein reconstruye su vida desde una perspectiva íntima, casi enfermizamente cercana, explorando su soledad, el trauma materno y las grietas de una comunidad que prefería mirar hacia otro lado.
La historia no apuesta por el morbo fácil ni el desfile de atrocidades, sino por el retrato psicológico de un hombre cuya realidad se deformó hasta lo irreparable. El guion intercala el presente del descubrimiento de sus crímenes con momentos de su infancia y juventud, mostrando cómo los abusos emocionales, el aislamiento y la represión religiosa sembraron el terreno para lo que vendría.
Grotesco y sobrio
La dupla creativa opta por un enfoque contenido, menos excesivo que en temporadas previas, aquí no hay estridencias estilísticas ni provocaciones visuales gratuitas. La dirección apuesta por atmósferas, donde lo monstruoso parece imposible, este contraste funciona mejor en los primeros capítulos, cuando lo que no se muestra pesa más que lo que se insinúa. Con el avance, el tono bascula entre el drama psicológico y el true crime recreativo, perdiendo algo del filo inicial.
Pero hay momentos donde Monstruo: La historia de Ed Gein parece autoconsciente de su impacto cultural y se recrea en su propia importancia. Murphy, acostumbrado a lo barroco, se frena más de lo habitual, pero no siempre consigue que la contención se traduzca en incomodidad auténtica.
Miradas vacías
Charlie Hunnam, que encarna a Ed Gein, se convierte en el sostén absoluto de la serie. Su interpretación evita el cliché del loco caricaturesco, es torpe, frágil, hipnotizado por recuerdos maternos que se filtran con naturalidad espeluznante, lo terrorífico no es lo que hace, sino cómo respira. Sus escenas en solitario son lo más perturbador de Monstruo: La historia de Ed Gein.
El reparto secundario cumple roles clave, vecinos que sospechan pero callan, autoridades locales que tardan demasiado en actuar, figuras femeninas que representan deseo, miedo o imposibilidad. No hay personajes especialmente memorables fuera del protagonista, y algunos quedan en bocetos funcionales más que en presencias reales.
Carne, óxido y silencio
El diseño de producción destaca por su sordidez contenida, no hay gore explícito, pero los espacios crean una atmósfera malsana. La recreación de la granja es un personaje más, madera podrida, polvo, ruido de viento entre rendijas, un mausoleo rural convertido en santuario retorcido. La iluminación apuesta por tonos terrosos y ocres, con claroscuros que sugieren más de lo que exponen. El montaje alterna bien entre tiempos, aunque en algunos capítulos abusa del flashback sin añadir capas nuevas.
Conclusión de 'Monstruo: La historia de Ed Gein'
Monstruo: La historia de Ed Gein cumple como pieza de true crime dramático, pero no alcanza una grandeza incómoda que podría haberla distinguido. Tiene un personaje fascinante y terrorífico, una ambientación que inquieta y un enfoque psicológico que evita el morbo evidente. Sin embargo, se siente irregular, hay momentos que estremecen y otros que parecen atrapados en repetir su propio tono.
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