Muchísimas personas, y entre ellas yo me encuentro, pagarían una fortuna por darle unos cuantos puñetazos a ChatGPT o a cualquier otra IA de renombre si estas tuviesen una presencia física perdida en cualquier ring. Porque a estas alturas uno se siente hastiado de tanto "Grok, ¿esto es cierto?" y acaba prefiriendo un "Grok, toma esto". El caso es que Sheng Qiu no está aquí precisamente para hablarnos de los peligros del estercolero generativo. En My Father's Son, su búsqueda es mucho más íntima y compleja que generar unas imágenes feísimas a partir de cuatro o cinco frases. Nos habla del peso de los vínculos de sangre y del trauma de las nuevas generaciones, entre otras dinámicas que señalan a un principal responsable: Una relación de hijo a padre. Sin fecha de estreno en salas de cine españolas.
Crítica de 'My Father's Son'
Resumen
Ficha Técnica
Título: My Father's Son
Título original: Quǎn fù
Reparto:
Song Yang (El padre)
Sun Ning (El hijo, adulto)
Alice Ko (La señora)
Sun Anke (Qingyu)
Chenjie Tong (La madre)
Jiali Zhao
Weichen Luo (El hijo, niño)
Año: 2024
Duración: 100 min.
País: China
Director: Sheng Qiu
Guion: Sheng Qiu
Fotografía: Jiahao Zhang
Música: Keju Luo
Género: Drama. Familia
Distribuidor:
Tráiler de 'My Father's Son'
Sinopsis
Qiao tiene 18 años y su padre, un boxeador fracasado, acaba de fallecer. Atormentado por los recuerdos de una crianza negligente y violenta, con el tiempo intentará reconciliarse con sus recuerdos a través del diseño de un modelo de inteligencia artificial inspirado en su progenitor para competir en combates de boxeo virtuales. Este largometraje imaginativo y contemplativo combina la ciencia ficción con el drama íntimo en un relato dividido en tres momentos vitales: pasado, presente y futuro. Un lapso temporal que permite al director plasmar los cambios vividos en China a través de la evolución de su ciudad natal, Hangzhou, capital de la dinastía Song hace 800 años y cuna hoy de la plataforma de comercio electrónico más grande del país. Una exploración del duelo, la memoria y el vínculo persistente entre padres e hijos.
K.O. desde dentro
La sombra de mi padre, presentada este mismo año en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, también aborda temas tan duros y sensibles como el distanciamiento familiar o la ausencia. No obstante, mientras que la película nigeriana opta por el diálogo con el recuerdo y el lenguaje del pasado, My Father's Son, desplaza su dolor mirando hacia el futuro sin olvidar las piezas que forman el puzzle del trauma, situándolo en un escenario de ciencia ficción en el que la confrontación digital es la nueva terapia.
Este duelo entre humano y avatar, entre alma y dispositivo, está rodeado de luces de neón, entornos clínicos y música electrónica, entre otros símbolos virtuales estéticos que con tanta facilidad embriagan al espectador. Es un despliegue cinematográfico muy atractivo que puede recordar a la frialdad hipnótica de Winding Refn, a esos mundos tan vibrantes y casi desconectados de la realidad que flotan en la pantalla como un sueño.
Pasado, presente y futuro en imágenes
Sheng Qiu sabe cómo construir imágenes muy poderosas y dotar a sus personajes de una dimensión afectiva compleja e interesante. Con el padre, explora la autoridad de un legado inmenso e incuestionable en el boxeo junto a la emocionalidad reprimida, propia de la fragilidad masculina contemporánea. El hijo también enfrenta dificultades más que notables para expresar sus sentimientos, pero su introspección se traduce en una búsqueda por la identidad y en la reconciliación entre pasado, presente y futuro.
Las interpretaciones pueden no estar a la altura de la sensibilidad requerida y transmitida por el director, pero al menos son respaldadas por una escritura consecuente con el tono y una atmósfera envolvente que justifica su ritmo pausado y en ocasiones irregular. My Father's Son, sin hacer demasiado ruido, me ha regalado algunos de los momentos más curiosos y visualmente deslumbrantes que he visto este año.
Conclusión de 'My Father's Son'
Para mí por lo menos es difícil comprender cómo puede pasar tan desapercibido un estilo como el de Sheng Qiu. Una composición tan moderna, de ideas muy diversas y funcionales, de colores con brillo y personalidad, recibiría mucho más reconocimiento en un plano coherente de la realidad.
Unas actuaciones algo por debajo de la media y algunas decisiones puntuales de ritmo dudosas no logran opacar todas las virtudes de una película atenta y paciente con sus personajes, inteligente en su puesta en escena y sorprendente en la ejecución de sus imponentes, ambiciosos y alucinatorios entornos futuristas.
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