No seré yo una obra de arte es una serie documental de 15 capítulos presentados por Samantha Hudson y dirigidos por David Navarro. El 1 de agosto de 2025, en el marco del Atlàntida Mallorca Film Fest, Filmin estrena la serie documental en la que la popular Samantha Hudson, icono de la comunidad LGTBIQ+, se va de gira por España para entrevistar a figuras clave del arte contemporáneo como directores de museos, galeristas, comisarios, críticos y artistas, siempre con su característica mirada irónica y corrosiva.
Crítica de '¿No seré yo una obra de arte?'
Resumen
Ficha Técnica
Título: ¿No seré yo una obra de arte?
Título original: ¿No seré yo una obra de arte?
Reparto:
Samantha Hudson
Mery Cuesta
David Navarro
Lucía Aguirre
Eugenia Tenenbaum
Pilar Albarracín
Abel Azcona
Año: 2025
Duración: 50 min.
País: España
Director: David Navarro
Guion: David Navarro
Fotografía:
Música:
Género: Documental
Distribuidor: Filmin
Tráiler de ¿No seré yo una obra de arte?
Sinopsis
Del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid al Guggenheim de Bilbao, pasando por el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, el Museu de l'Art Prohibit de Barcelona o el CA2M de Móstoles, Hudson planteará preguntas tan fundamentales como, ¿se hace "Cruising" en los baños de los museos? ¿algún signo zodiacal predomina entre quienes se dedican al arte? 12 horas de verborrea y "mamarracheo" que cambiarán tu manera de sentir el arte. (Filmin)
Divulgación para el siglo XXI
¿Cómo hacer que el público digital acceda a más de 12 horas de contenido divulgativo y crítico sobre el mundo del arte?. Muy fácil: haciendo uso del formato estrella de esta década, el podcast, y dejándolo en manos de la siempre irreverente figura de Samantha Hudson. Con esta receta para el éxito, David Navarro y su equipo acompañan a la activista en un recorrido por diferentes espacios y personalidades del panorama artístico nacional.
Partiendo de una necesaria actualización de conceptos clave como los museos, el mercado del arte o la figura del propio artista, cada capítulo pone en conversación estas cuestiones con una figura relevante de la gestión cultural, la crítica o los propios artistas. En definitiva, un necesario ejercicio de revisionismo y resignificación del arte y su historia que, sin embargo, no logra desprenderse de algunos clichés y generalizaciones peliagudas que sobrevuelan la mayoría de capítulos.
Escuchamos y también juzgamos
A medida que transcurren los capítulos, obviando las diferencias profesionales e idiosincráticas de los entrevistados, la ilusión de una estructura recurrente centrada en un objetivo último de la serie se empieza a diluir. Esto, claro está, se debe a la complejidad y a los infinitos pliegues que surgen al intentar encorsetar el mundo del arte a los tiempos y formatos del consumo audiovisual contemporáneo.
Tanto es así que equipo y presentadora, asumen el podcast como un formato que, a menudo, se consume en segundo plano. Por esto mismo, resulta imprescindible el dinamismo y la yuxtaposición temática que aportan los comentarios de Samantha, dejando boquiabiertos a algunos entrevistados, pero consiguiendo mantener la atención del oyente/vidente. No obstante, la liviandad del formato no lo exime de cumplir con las exigencias técnicas habituales, un apartado en el que ¿No seré yo una obra de arte? comete más de un error. Y es que, en contadas ocasiones, resulta inevitable reparar en los errores sonoros de un formato pensado para ser consumido principalmente a través del oído.
De lo individual a lo colectivo
Tecnicismos aparte, otro síntoma contradictorio del formato se presenta cuando, desde una postura claramente iconoclasta, las entrevistas acaban girando en torno a los grandes nombres del arte, cuya vigencia se pretende cuestionar en el resto del contenido. Así, nombres como Jeff Koons, Marcel Duchamp o Wassily Kandinsky, aunque cuestionados, siguen protagonizando las entrevistas. Mientras que las figuras subversivas y periféricas se mencionan como excepciones a la regla, manteniendo, de forma más o menos pretendida, la jerarquía historiográfica convencional.
Otro personaje recurrente de este relato en torno al arte es la propia Samantha Hudson, cuya identidad y perspectiva inunda, de forma necesaria, esta serie. A través de sus preguntas, se llama la atención sobre cuestiones subliminales y/o opresivas que pueden aparecer invisibles para los entrevistados y, sobre todo, para el público. Así, su contribución a este formato, cargada de sátira y conocimiento, ayuda a derribar el muro que se interpone entre arte y público.
Conclusiones de '¿No seré yo una obra de arte?'
¿No seré yo una obra de arte? se cuela por la puerta trasera de diferentes instituciones museísticas y casas de artistas para sacar la basura acumulada y dejar entrar los nuevos aires de la creación artística contemporánea y su teorización, necesariamente crítica y necesariamente contemporánea.
Por muchos tropiezos técnicos o temáticos que pueda tener, estos no son más que una prueba de lo complejo y necesario de este ejercicio de resignificación y actualización del conocimiento cultural como parte imprescindible de nuestra sociedad.
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