Aprovechando el estreno de la esperadísima Nosferatu (2024) de Robert Eggers, hoy publicamos la crítica de la obra original de este remake, el clásico expresionista y película de culto Nosferatu (Nosferatu – Eine Symphonie des Grauens, 1922), de Friedrich Willhem Murnau, autor de otras obras maestras del cine mudo de los años 20 como Amanecer (1927), El último (1924) o Fausto (1926).
Nosferatu (1922) está considerada como una de las obras más destacadas de su director y, especialmente, del cine expresionista alemán posterior a la Primera Guerra Mundial, una de las etapas de evolución cinematográfica más importantes del cine europeo, y que tiene como obras cumbre de esta época filmes como Metrópolis (1927) o M, el vampiro de Düsseldorf (1931) de Fritz Lang, el Gabinete del Doctor Caligari (1920) de Robert Wiene, o la propia Nosferatu de Murnau.
Crítica de 'Nosferatu (1922)'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Nosferatu
Título original: Nosferatu – Eine Symphonie des Grauens
Reparto:
Max Schreck (Graf Orlok)
Alexander Granach (Knock - un agente de bienes raíces)
Gustav von Wangenheim (Hutter)
Greta Schröeder (Ellen)
Georg H. Schnell (Harding - un armador)
Ruth Landshoff (Rut)
John Gottowt (Profesor Bulwer)
Gustav Botz (Profesor Sievers)
Año: 1922
Duración: 91 min.
País: Alemania
Director: F.W. Murnau
Guion: Henrik Galeen. Libro: Bram Stoker
Fotografía: Fritz Arno Wagner (B&W)
Música: James Bernard, Hans Erdmann, Carlos U. Garza, Timothy Howard, Richard Marriott, Richard O'Meara, Hans Posegga, Peter Schirmann, Bernardo Uzeda, Bernd Wilden (Película muda)
Género: Terror. Vampiros
Distribuidor:
Tráiler de Nosferatu (1922)
Sinopsis
Año 1838. En la ciudad de Wisborg viven felices el joven Hutter y su mujer Ellen, hasta que el oscuro agente inmobiliario Knock decide enviar a Hutter a Transilvania para cerrar un negocio con el conde Orlok. Se trata de la venta de una finca de Wisborg, que linda con la casa de Hutter. Durante el largo viaje, Hutter pernocta en una posada, donde ojea un viejo tratado sobre vampiros que encuentra en su habitación. Una vez en el castillo, es recibido por el siniestro conde. Al día siguiente, Hutter amanece con dos pequeñas marcas en el cuello, que interpreta como picaduras de mosquito. Una vez firmado el contrato, descubre que el conde es, en realidad, un vampiro. Al verle partir hacia su nuevo hogar, Hutter teme por Ellen.
Dónde se puede ver la película en streaming
Película de culto del cine expresionista alemán
Como comentábamos en la introducción, Nosferatu (1922) se configura como una de las obras clave para entender una etapa tan característica como el expresionismo que surge en el cine alemán en los años 20.
Ésta es una etapa sombría que surge a partir de las devastadoras consecuencias que tuvo para Alemania la Primera Guerra Mundial y en la que se denunciaba la situación sociocultural de pueblo alemán durante esos años. Todo esto hacía que en sus películas abundasen monstruos (Nosferatu), asesinos (El gabinete del Doctor Caligari) o distopías (Metrópolis), en general, temáticas de carácter lúgubre y oscuro.
El expresionismo alemán se caracteriza en su estilo por el uso de la oscuridad y las sombras como uno de sus elementos principales, junto a la distorsión de las formas (muy común en los decorados), la utilización de los colores con fines simbólicos o la creación de atmósferas densas, asfixiantes y opresivas. Algunos de estos elementos se pueden apreciar en Nosferatu (1922).
El mito del vampiro
Si bien en la cultura popular el mito del vampiro comenzó con la publicación de Drácula de Bram Stoker, en 1897, Nosferatu (1922) es la primera película de vampiros de la historia, que plagia, precisamente, la historia de Drácula, cambiando los nombres de personajes y localizaciones y modificando levemente algunos aspectos de la trama, siendo aun así historias casi idénticas.
De hecho, esta situación llevó a la productora de la película, Prana Film, a una batalla legal con la mujer de Bram Stoker, Florence Balcome, quien administraba el legado de su difunto esposo, por los derechos de Drácula, que evidentemente Prana Film no había pagado para la realización de la película. Florence Balcome le ganó la partida en los tribunales a la productora de Nosferatu (1922) y se ordenó la destrucción de todas las copias de la película, algo que casi se consigue. Sin embargo, gracias a la recolección de distintas versiones de la película de diferentes países, se logró restaurar la película completa tal y como la vemos hoy en día.
Incontables son ya las películas de vampiros que se han realizado a lo largo de toda la historia del cine, especialmente en lo que se refiere a la adaptación de Drácula e incluso a los remakes de Nosferatu. Entre ellas destacan películas como Drácula de Bram Stoker (1992) de Francis Ford Coppola, el Drácula (1931) clásico de Tod Browning o el Drácula (1958) y sus secuelas de Terence Fisher, la adaptación de los 70 de Nosferatu, vampiro de la noche (1979) de Werner Herzog, o el esperado remake de Robert Eggers Nosferatu (2024) que se ha estrenado en las Navidades de 2024.
Orlok vs Drácula
Como ya comentábamos en el apartado anterior, la obra original es la de Drácula, sin embargo, la Nosferatu (1922) de Murnau marcó un antes y un después en la percepción de la historia del vampiro en el ámbito cinematográfico.
La caracterización del personaje de Nosferatu le concede una identidad propia que ha conseguido trascender de la mera comparativa con el vampiro de la novela original. Mientras que Drácula es un refinado caballero aristócrata de apariencia humana, Nosferatu se representa como un ser de apariencia monstruosa y espectral, mucho más aterrador y siniestro que la descripción original de Drácula.
Y es que a día de hoy reconocemos al Conde Orlok con una entidad independiente al Conde Drácula a pesar de que el primero sea una adaptación (no autorizada) del segundo, y todo ello es fruto del enorme talento de su director, F. W. Murnau, y su guionista, Henrik Galeen, para idearlo; y de su actor, Max Schreck, para darle forma.
El juego de luces y sombras de Murnau
Uno de los aspectos que hacen especialmente memorable a Nosferatu (1922) es la capacidad del director alemán para retratar al conde Orlok como un ser de pesadilla a través de un ingenioso juego expresionista de luces y sombras que realza la siniestralidad del personaje.
Gracias a esto tenemos algunas de las escenas más icónicas del cine clásico de terror en el que la pálida y horrible figura del vampiro cobra protagonismo. Recordemos, por mencionar algunas, el plano en el que se abre la puerta ante él en su mansión, su aparición desde el ataúd en el barco o su pronunciada sombra subiendo las escaleras. Estas escenas, una vez que las ves, quedan clavadas en tu retina para siempre.
Conclusión de Nosferatu (1922)
Nosferatu (1922) es una de las películas más importantes de la historia desde varias perspectivas: desde la del expresionismo alemán, desde la del cine de terror y desde la del mito del vampiro. Es una obra maestra gracias tanto al juego de luces y sombras de su director como a la caracterización del personaje de Nosferatu, totalmente desmarcado del clásico Drácula, lo que le aporta una identidad propia tanto al personaje como a la película.
A pesar de que estuvo a punto de desaparecer y no llegar jamás a nuestros ojos, Nosferatu se configura hoy un día como una obra culmen y determinante, reinterpretándose sin cesar hasta un siglo después, como ha hecho Robert Eggers en esta ocasión. Sin duda, un clásico imprescindible que todo amante del cine debería ver, al menos, una vez en la vida.
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