Olympo, serie producida por Zeta Studios, de ocho episodios, que se podrá ver a partir del 20 de junio de 2025 en Netflix. se adentrará en las aventuras deportivas, sentimentales y vitales de un grupo de jóvenes deportistas de élite. Exigencia, competitividad y rivalidad entre los deportistas, quienes estarán dispuestos a todo para conseguir sus objetivos, incluso traspasar líneas éticas y morales. Todo ello combinado con un cocktail de secretos, corrupción, traiciones y relaciones tóxicas.
Crítica de 'Olympo'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Olympo
Título original: Olympo
Reparto:
Clara Galle (Amaia Olaberria)
Nira Osahia (Zoe Moral)
Agustín Della Corte (Roque Pérez)
Nuno Gallego (Cristian Delallave)
María Romanillos (Nuria Bórges)
Martí Cordero (Charly Lago)
Laura Moray (Jennifer Pina)
Juan Perales (Sebas Senghor)
Andy Duato
Najwa Khliwa (Fátima Amazian)
Año: 2025
Duración:
País: España
Director: Jan Matheu (Creador), Laia Foguet (Creadora), Ibai Abad (Creador), Marçal Forés, Daniel Barone, Ibai Abad, Ana Vázquez
Guion: Ibai Abad, Laia Foguet, Jan Matheu, Alba Lucío
Fotografía: Miquel Prohens
Música: Pablo Borghi
Género: Drama. Adolescencia
Distribuidor: Netflix
Tráiler de 'Olympo'
Sinopsis
En el Centro de Alto Rendimiento Pirineos entrenan los mejores atletas del país, como Amaia (Clara Galle), la capitana de la selección nacional de natación artística, una chica autoexigente y que no se permite fallos. Pero cuando Núria (María Romanillos), su mejor amiga y compañera de equipo, la supera por primera vez, Amaia se da cuenta de que algunos deportistas están mejorando su rendimiento de forma inexplicable... Tras años de poner su cuerpo al límite y sacrificar su vida por el deporte, se enfrenta al dilema: ¿hasta dónde están dispuestos a llegar? (Netflix)
Dónde se puede ver la serie en streaming
Mensaje por encima de desarrollo narrativo
La trama central narra las sospechas que tiene, Amaia (Clara Galle) miembro del equipo de natación sincronizada, acerca del uso de sustancias dopantes para mejorar el rendimiento de compañeros suyos en el CAR. La sombra de la duda recae sobre el patrocinador Olympo.
El mensaje acerca de la necesidad de conseguir los objetivos propuestos a través del esfuerzo y del sacrificio en lugar de recurrir a factores externos ilegales para el mismo fin es valioso y satisfactorio y aplicable a otras esferas de la sociedad. Sin embargo, el desarrollo argumental y narrativo es deficiente, pues la idea se torna repetitiva a mitad de la temporada y por tanto, el elemento thriller del conjunto flojea. No atrapa.
En parte, por la ausencia de un villano con entidad y de peso que haga de contrapunto al personaje limpio de Amaia. Las motivaciones de los miembros de Olympo no están desarrolladas al respecto, por lo que la trama de corrupción queda deslucida y deriva en una falta de tensión emocional efectiva.
Además, tampoco ayudan los personajes, en su mayoría correctos pero a los que les falta perfil para enganchar al público. La subtrama de Zoe (Nira Osahia), ambientada en el mundo del atletismo, que intenta explicar la captación por parte del patrocinador Olympo, no aporta nada de valor al conjunto, es tediosa.
Sin embargo, el gran acierto de esta primera temporada es la trama que denuncia la homofobia en el rugby, extensible al deporte en general. De forma certera, se presenta el sufrimiento emocional que experimentan los deportistas que viven esta situación, representados por la figura de Roque, interpretado por Agustín Della Corte, la revelación de la serie.
Personajes como el entrenador del equipo de rugby a través de sus decisiones y uso del lenguaje, desprende una virilidad heteronormativa que consigue transmitir incomodidad en el espectador. Otras escenas, como las que tienen lugar en vestuarios, ayudan a transmitir esta sensación.
‘Olympo’, spin off de ‘Élite’?
Olympo, la nueva producción de Netflix pensada para el público adolescente cambia el escenario habitual de instituto por un centro de entrenamiento del más alto nivel para deportistas.
La comparativa con ‘Élite’ es inevitable ya que la narrativa, la estética, la puesta en escena con sus encuadres, movimientos de cámara, uso de la luz son muy similares. También musicalmente, con el abuso de beats y arpegios electrónicos, teclados reverberados y sintetizadores que acompañan a las escenas de mayor intensidad combinada con música actual reconocible.
También las escenas de sexo, primeros planos de cuerpos desnudos, y las relaciones que se establecen entre los personajes y sus conflictos emocionales. Enfrentamientos, amistades rotas, relaciones tóxicas, etc, tienen el sello de la anterior producción de Zeta Studios. El primer episodio de Olympo, es tan ‘Élite’, que la sensación es de estar viendo un spin off; esta impresión acompaña a la serie en su trayecto aunque se diluye ligeramente con el transcurso de los episodios. Los mejores momentos de Olympo, son cuando se aleja de ‘Élite’ y trata de ser ella misma.
Disyuntiva
La producción arranca siendo ‘Elite’ en versión deportiva pero a medida que avanzan los episodios hay un intento de encontrar su propio camino. Pero la sensación es de lucha constante entre lo que es y lo que quiere acabar siendo. En esta disyuntiva existencial debemos situar a esta primera temporada.
Los momentos más interesantes y acertados son cuando la producción se intenta apartar de la sombra alargada del padre (Élite) y da pistas sobre lo que puede llegar a ser. Avanzar o permanecer en la zona de confort, esa es la cuestión.
Conclusión de 'Olympo'
La continuidad y éxito de Olympo, dependerá de resolver la disyuntiva existencial que recorre esta primera temporada: matar o no matar al padre y ser un producto reconocible por sí mismo. Sus mensajes certeros contra la corrupción deportiva en favor del esfuerzo y el sacrificio y la denuncia de la homofobia en el deporte quedan desvirtuados y opacados en su resultado final por sus constantes reminiscencias ‘Elitianas’.
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