Overlord es un cruce entre el cine bélico y la ciencia ficción dirigido por Julius Avery (Son of a Gun) que cuenta con la producción de J.J. Abrams (Star Wars: El despertar de la fuerza). La historia está ambientada en la Segunda Guerra Mundial, y sigue los pasos de un equipo de soldados aliados con una misión suicida detrás de las líneas enemigas que se volverá aún más peligrosa si cabe cuando lleguen a una villa francesa ocupada en la que pasan cosas muy extrañas. Jovan Adepo (Fences), Wyatt Russell (Todos queremos algo), Pilou Asbæk (Ghost in the Shell) y Iain De Caestecker (Lost River) encabezan el elenco de la película. Estreno 9 de Noviembre.
Crítica de Overlord
Resumen
Ficha Técnica
Título: Overlord
Reparto:
Jovan Adepo (Boyce)
Wyatt Russell (Ford)
John Magaro (Tibbet)
Iain De Caestecker (Chase)
Jacob Anderson (Dawson)
Dominic Applewhite (Rosenfeld)
Mathilde Ollivier (Chloe)
Pilou Asbæk (Wafner)
Año: 2018
Duración: 109 min.
País: Estados Unidos
Director: Julius Avery
Guion: Billy Ray, Mark L. Smith (Historia: Billy Ray)
Fotografía: Laurie Rose, Fabian Wagner
Música: Jed Kurzel
Género: Acción. Terror
Productora: Bad Robot / Paramount Pictures
Distribuidora: Paramount Pictures Spain
Trailer de Overlord
Sinopsis
La víspera del Día-D, un grupo de soldados aliados son enviados a la Francia ocupada por los nazis para completar una misión esencial para la victoria en la guerra. Sobre el terreno, descubren un laboratorio nazi en el que se llevan a cabo grotescos y descabellados experimentos con los habitantes de la localidad. (Paramount Pictures Spain)
Dónde se puede ver la película
Los malos por antonomasia
Los nazis son los villanos perfectos. Crueles, inmisericordes, inmorales, déspotas… representan la peor cara de la humanidad. Odiarles es muy fácil, negarles la redención también, y sus planes de dominación mundial a cualquier precio los convierte en malvados cinematográficos con muchas posibilidades. Overlord es un film ambientado en la Segunda Guerra Mundial que muestra un nuevo enfrentamiento entre soldados aliados y peones de Hitler con un giro fantástico no especialmente original, pero seductor para cualquier amante de la ciencia ficción.
Pasando niveles
La película arranca por todo lo alto, con una secuencia de aterrizaje forzoso espectacular y adrenalínica. Desde ahí, la cámara se pega al cogote de uno de los soldados americanos que participan en la misión, encarnado por Jovan Adepo, para no separarse de él salvo en ocasiones puntuales. Así, se empieza a trazar el parentesco del film con el mundo de los videojuegos; no tanto por la acción, que se concentra en el tramo final, sino por cómo está planteada la historia, con un objetivo principal y misiones secundarias que se desarrollan en tres escenarios grandes y muy diferenciados entre sí (el bosque, la aldea, el subterráneo de la iglesia). Overlord no tiene pretensiones más allá del entretenimiento puro y duro, pero se esmera en lucir como una producción de primer nivel con un espíritu muy de película de serie B.
Parentesco mutante
La historia es sencilla pero enfatiza los horrores de la guerra (la experimentación con humanos llevada a cabo por los nazis fue real) y cuestiona la falta de escrúpulos, ética y autonomía de los soldados que combaten en ella. Los personajes son meros arquetipos (el héroe, el líder, el chulo, la chica, el niño, el novato...) pero están representados por un elenco atractivo y repleto de rostros poco conocidos pero solventes, como es el caso de Wyatt Russell y Pilou Asbæk.
El trabajo de maquillaje es fabuloso, y se agradece que el uso del CGI sea haya limitado bastante, lográndose un equilibro visual perfecto que no cae ni en lo cutre ni en lo artificial. El nivel de casquería es aceptable, y los experimentos de los nazis dan resultados más parecidos a Re-Animator (1985) que a cualquier película de zombis, aunque aquellos que hayan jugado a Resident Evil tal vez rememoren algún que otro momento vivido en la saga de videojuegos.
Conclusiones de Overlord
Overlord es un divertimento curioso y disfrutable. Si bien tiene grandes momentos, como la mencionada introducción o la primera incursión en esa pesadilla infernal que es el laboratorio secreto, le habría beneficiado un poco más de locura. No se toma demasiado en serio a sí misma, pero la preocupación en no caer en la tontería le reprime demasiado, por lo que no termina de exprimir su demencial premisa. No obstante, dura menos de dos horas, mezcla géneros y tonos con tino, y casi que va a contracorriente al ser un blockbuster que no deja cabos sueltos de cara a una hipotética secuela. Son pequeños detalles que hoy en día son muy de agradecer.
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