Pudimos ver Pacifiction de Albert Serra en la décima jornada del Festival de Cine de Cannes 2022, que fue la única película dirigida por un español de la Sección Oficial a Concurso. El director catalán es conocido por obras como Historia de mi muerte (2013), La muerte de Luis XIV (2016) o Liberté (2019), la cual presentó en la Sección Una Cierta Mirada de aquel año. Está protagonizada por Benoît Magimel, Pahoa Mahagafanau, Marc Susini, Matahi Pambrun, Alexandre Mello y Sergi López. Es una coproducción entre Francia, España, Alemania y Portugal por las productoras Idéale Audience Group, Anderground Films, arte France Cinéma, Rosa Filmes, Radiotelevisão Portuguesa, Tamtam Film GmbH y Archipel Production. Estreno en las salas de cine españolas el 2 de septiembre de 2022.
Crítica de 'Pacifiction'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Pacifiction
Título original: Pacifiction / Tourment sur les îles
Reparto:
Benoît Magimel
Pahoa Mahagafanau
Marc Susini
Matahi Pambrun
Alexandre Mello
Sergi López
Cécile Guilbert
Montse Triola
Lluís Serrat
Mareva Wong
Baptiste Pinteaux
Michael Vautor
Cyrus Arai
Laurent Brissonnaud
Mike Landscape
Año: 2022
Duración: 165 min.
País: Francia
Director: Albert Serra
Guion: Albert Serra
Fotografía: Artur Tort
Música:
Género: Drama
Distribuidor: Filmin / Elastica Films
Tráiler de 'Pacifiction'
Sinopsis
En la isla de Tahití, en la Polinesia Francesa, el Alto Comisario de la República, De Roller, representante del Estado francés, es un hombre calculador de modales impecables. Tanto en las recepciones oficiales como en los establecimientos ilegales, no deja de tomar el pulso a una población local cuya ira puede despertarse en cualquier momento. Y más aún cuando un rumor se instala: parece haberse avistado un submarino, cuya presencia fantasmal podría anunciar una reanudación de los ensayos nucleares franceses. (Elástica Films)
Dónde se puede ver la película en streaming
Lo políticamente incorrecto
Pacifiction arrasa nada más entrar, con un plano secuencia que nos va mostrando el puerto de la isla de Tahití de una forma bellísima. Acto seguido, pasamos a acompañar a De Roller (un Alto Comisariado francés) en su trayecto de relaciones públicas por la isla, un aparente hombre bueno que debe tener todo controlado, pero al que todo se le acaba escapando. La incapacidad de este nos revela su carácter patético, moviéndose en un entorno semejante a él. Y es aquí donde reside la belleza de esta obra, en su atmósfera decadente.
El director catalán siempre se ha fijado en personajes pertenecientes a la aristocracia o en figuras mitificadas como Don Quijote o Luis XIV, habitualmente queriendo sacar a la luz la parte más decadente del ser humano. En esta ocasión decide contar una historia desde el presente, criticando la ineptitud de los altos mandatarios europeos. Nos encontramos ante su obra más narrativa, pero a la vez la más compleja, porque en ella podemos observar numerosos detalles que revelan la profundidad de la misma.
Albert Serra nunca ha sido políticamente correcto en sus obras, es algo que pudimos comprobar con Liberté en 2019, que supuso para él un acercamiento a la Sección Oficial de Cannes, al ser presentada en la Sección Una Cierta Mirada, en donde se proyectan las obras más experimentales. Quizá es por ello que en esta ocasión ha decidido apostar por una narrativa más convencional, pero sin dejar de plasmar toda su ideología, o eso nos quiere hacer pensar, ya que con él nunca se sabe dónde está el límite entre personaje y persona.
Una experiencia sensorial decadente
Narratividad y experimentación se unen a la perfección en la obra más convencional a nivel estructural de Serra, que deja de divagar y se centra para contarnos una historia palpable. Lo hace a través de largos discursos en los que sus personajes reflexionan sobre la vida con un tono irónico y oscuro y que, en algunos momentos, llega a no importar su contenido, solo la vacuidad del monólogo cotidiano.
Su protagonista interpretado por Benoît Magimel, se comunica en esta atmósfera decadente de una forma hierática, pero elocuente, a través de conversaciones banales que van variando según el plano de conversación que le parece más interesante al propio Albert Serra, que en ocasiones pareciera más un director de orquesta, que de cine. Llega a crear una narrativa muy personal a través del sonido, con una música constante bastante siniestra y una variación del punto de vista sonoro en el mismo plano estático.
La cámara siempre se mantiene distante y fija, anclada a un mismo punto, pero Serra logra generar dinamismo gracias al movimiento de los personajes y del propio entorno, como sucede en la maravillosa escena del barco que surca las olas. Logra que Pacifiction sea muy atractiva gracias a la dirección de fotografía de Artur Tort y a la dirección de arte, que van creciendo de menos a más, llegando a un gran despliegue de medios en la última media hora de película, donde se desata el caos y disfrutamos de la obra de una forma plenamente sensitiva.
Conclusión de ‘Pacifiction’
El gran director Albert Serra nos presenta con gran atrevimiento Pacifiction, una especie de thriller político con un marcado carácter experimental, moviéndose entre los márgenes de la narrativa tradicional y el videoarte. Llega a romper todos los esquemas, los estructurales y los de los espectadores que se atrevan a aguantar durante 165 minutos la verborrea de un Alto Comisariado de la República francesa en la isla de Tahití. Un Serra más experimental visualmente, pero clásico en su narrativa.
Está claro que será una obra que no va a dejar indiferente a nadie, unos la amarán por su atmósfera y otros la odiarán por la chapa del discurso pausado y contemplativo. Pero lo que no se puede rebatir es la complejidad de la misma, ya que el director catalán ha empleado todos los recursos formales que tenía guardados, para poder desahogarse y criticar a aquellos que hablan mucho, pero hacen poco. Quizá ha llegado un punto en que todos estamos como él, cansados de unos mandatarios que nos están llevando a la ruina con sus discursos vacíos.
Reportaje de Pacifiction en Días de Cine TVE
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