Popel (Cenizas), documental dirigido por Oier Plaza participó en la Sección Zinemira de la 73ª edición del Festival de San Sebastián. La película, que llegará a los cines el 7 de noviembre de 2025, tras una investigación sobre deportados republicanos, revela la singular historia de František Suchý. František Suchý y su hijo, arriesgando su vida, crearon listas secretas y escondieron las cenizas de más de 2.000 personas víctimas del nazismo. Una de ellas fue Enric Moner cuya identidad real suplantó Enric Marco, protagonista de la novela de Javier Cercas El impostor y de la película Marco, dirigida por Jon Arregi y Aitor Garaño.



Popel (Cenizas)

Crítica de 'Popel (Cenizas)'

Ficha Técnica

Título: Popel (Cenizas)
Título original: Popel

Reparto:
Ales Kýr
Eva Suchá
Unai Eguia
Július Mlcoch
Antón Gandarias
Antonio Garrido Clemente

Año: 2025
Duración: 87 min.
País: República Checa
Director: Oier Plaza Gartzia
Guion: Garazi Velasco del Pino
Fotografía: Lander Andonegi
Música: Aitor Etxebarria
Género: Documental
Distribuidor: Barton Films

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Tráiler de 'Popel (Cenizas)'

Sinopsis

Tras leer la novela El impostor, el profesor Unai Eguía inicia una investigación para desvelar qué ocurrió con Enric Moner, republicano catalán deportado a los campos nazis. Al mismo tiempo, Antón Gandarias investiga a su tío Anjel Lekuona, capturado por la Gestapo en el exilio. Sus caminos se cruzan y sus pesquisas los llevan a Praga, donde descubren la increíble historia de František Suchý y su hijo, quienes arriesgaron sus vidas para salvar las cenizas de 2.000 víctimas del nazismo. (Barton Films)



Iluminar el presente

El relato es potente por sí mismo, una investigación íntima que se transforma en un homenaje colectivo, sin embargo, Popel (Cenizas) a veces se dispersa entre los distintos hilos narrativos.

La alternancia entre los protagonistas contemporáneos, los testimonios, las imágenes de archivo y la reconstrucción histórica provoca cierta sensación de sobrecarga, aun así, el mensaje sobre la importancia de recordar y dar nombre a los olvidados se impone con fuerza emocional.

Archivo y emoción

Oier Plaza Gartzia adopta una puesta en escena sobria y respetuosa, fiel al espíritu de la investigación histórica. No hay artificios ni dramatismos innecesarios, el tono es contenido, casi académico por momentos, pero también profundamente humano cuando la cámara se detiene en los rostros o en los silencios de quienes buscan respuestas.

El director alterna con acierto las voces contemporáneas con materiales de archivo, fotografías, documentos, cartas, aunque la estructura narrativa podría haberse afinado para ganar cohesión. Por momentos, Popel (Cenizas) parece debatirse entre el ensayo histórico y la crónica emocional, sin terminar de definirse del todo en ninguno de los dos territorios.

Aun así, la dirección logra mantener la dignidad y el respeto que un tema como el Holocausto exige, nunca cae en el sentimentalismo, sino que opta por la contención y el testimonio como herramientas de verdad.

Voces que no se apagan

No hay actores en el sentido tradicional, pero las presencias humanas que pueblan el documental son su verdadero corazón. Antón Gandarias y Unai Egia se exponen con autenticidad, sin impostura, transmitiendo esa mezcla de asombro y dolor que acompaña a quien desentierra la historia familiar.

Los testimonios de historiadores, familiares y testigos aportan densidad y textura al relato, aunque algunos segmentos se alargan demasiado, hay momentos de enorme carga emocional. Popel da voz a los que ya no pueden hablar, y esa es su mayor fortaleza, convertir la investigación en un acto de justicia moral.

Popel (Cenizas)

El polvo del pasado

Visualmente, Popel (Cenizas) combina materiales de archivo con grabaciones actuales de forma eficaz. La fotografía, naturalista y sin artificios, se alinea con el tono sobrio del conjunto, destacan las imágenes de cementerios, cartas y lugares donde el tiempo parece haberse detenido; allí el silencio tiene un peso propio.

El montaje es correcto pero irregular, en ciertos pasajes, los cambios entre historias o voces se sienten abruptos, restando fluidez, sin embargo, la banda sonora, minimalista y melancólica, funciona muy bien como hilo conductor, aportando una sensibilidad casi espiritual al viaje.

Conclusión de 'Popel (Cenizas)'

Popel (Cenizas) es una obra honesta y valiosa en contenido, pero algo irregular en ritmo y estructura, emociona más por lo que cuenta que por cómo lo cuenta, aun así, deja una huella, la certeza de que la memoria, incluso entre cenizas, sigue ardiendo.

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