"Pretty Woman, el musical": ¿Todos queríamos ser Julia Roberts?

Érase una vez un sueño, un romance inesperado y una historia de superación. Todo cambia para Vivian Ward y Edward Lewis la noche que se conocen en el Bulevar de Hollywood. Dos mundos opuestos que no sólo encontrarán el amor si no a ellos mismos. ¿listo para rememorar la historia de amor con mayor número de espectadores?

Al adaptar la película clásica para su éxito en Broadway, los autores JF Lawton y Garry Marshall han entregado un guion que es divertido, conmovedor y, quizás lo más importante, actualizado para reflejar las sensibilidades de hoy. Todo mientras se mantienen fieles al corazón de la famosísima película. Bryan Adams y Jim Vallance han compuesto la banda sonora, enérgica y con grandes canciones para cada uno de los personajes clave. Pretty Woman, el musical es una adaptación que tendrá al público bailando en sus asientos en cada función. (WEB OFICIAL). 

El cuento de hadas

La historia de Pretty Woman, el musical es conocida por la mayor parte del público, gracias al fenómeno que supuso, y supone, el film de 1990, protagonizado por Julia Roberts y Richard Gere. Por tanto, parte de una idea que ya consiguió conquistar a los espectadores. Con lo cual, se ha aprovechado algunas de las escenas míticas para que sean su punto fuerte, estableciendo así un paralelismo entre ambos universo que sienta bien a esta versión teatral. Además, la personalidad de ambos personajes de desarrolla algo más que en la película, sobre todo en los personajes secundarios, aunque no siempre con el mismo atino que con sus protagonistas. Así, el resultado es, nuevamente, un cuento moderno que hace disfrutar a aquellos que se dejan llevar por el romanticismo y las comedias ligeras.

No obstante, la historia que envuelve a Vivian Ward y Edward Lewis se aleja de lo ideal con el paso del tiempo y el avance social. En consecuencia, se ha buscado hacer una actualización de la motivación de ambos personajes, intentando dar un enfoque más moderno al trasfondo de prostitución que hubo en el film original. El problema es que se busca justificar de una manera tan edulcorada que acaba por jugar en su contra, dado que, la realidad, es que el fin no justifica los medios y el amor no todo lo puede. En este sentido, el libreto se pierde en su búsqueda de revelar una visión más moderna. A pesar de ello, su espíritu original logra levantarla en varios momentos, haciendo que la experiencia sea disfrutable.

Las chicas son guerreras

Cristina Llorentes es una habitual del teatro musical y eso se puede ver en Pretty Woman, el musical. La actriz se convierte en una fantástica Vivian, cogiendo de una manera efectiva ese aire desinhibido y lenguaraz de su protagonista. Además, le aporta una personalidad que se contagia a su manera de moverse, a la forma de hablar, aderezándolo con naturalidad. Vocalmente, vuelve a ser una de las intérpretes que más destaca del montaje. Por su lado, Roger Berruezo ejerce notablemente como Edward, encajando en la energía que transmite su personaje. Sin embargo, hay algunos momentos donde flaqueaba a la hora de ejecutar su labor cantando. Por ello, no logra el mismo impacto o fuerza que su partenaire. Aun así, sigue encajando y actoralmente ofrece varias escenas a buen nivel.

Erika Bleda está magnífica, se sale con su Kit Deluca. Por un lado, deslumbra con su vozarrón sobre el escenario, dejando boquiabiertos a los espectadores en su primer número, manteniendo este efecto a lo largo de la función. Después, su desparpajo, su solidez sobre el escenario y su capacidad para la comedia le permiten aprovechar todo lo que le permite su personaje. Extraordinaria. Después, Rubén Yuste ejerce un buen papel de maestro de ceremonias, transmitiendo buen rollo y versatilidad en sus distintos papeles. Únicamente, la concepción de sus personajes en el guion juega en su contra. También se aplaude a su elenco actoral, así como a sus bailarines, que se sumergen en el estilo de la obra y llegan a esa comedia seductora y juguetona que impregna el patio de butacas.

Grandilocuencia estática

Una de las motivaciones para acudir a Pretty Woman, el musical es su escenografía, que cumplirá con las expectativas de aquellos que quieran ver una creación apegada a la imagen de grandilocuencia que se busca de las producciones musicales. Por tanto, el escenario se podría dividir perfectamente en diferentes espacios, otorgando mayor profundidad espacial al montaje y así dar mayor movimiento y acción a la escena. Asimismo, los cambios de escenas se dan de una forma orgánica, permitiendo que la transición sea fluida y también no se quede en un mero escaparate técnico. Con lo cual, se puede decir que visualmente es atractiva, hay una concepción bien ejecutada, viéndose la forma en la que potenciar ese aspecto que suele ser lo que más impresiona al público.

No obstante, un pequeño matiz ante ese despliegue técnico es que la fórmula funciona muy bien durante las primeras escenas, pero al repetirse en todo momento, acaba por normalizarse y no se halla una evolución artística más impactante. Por ello, aunque es uno de los mejores puntos de la pieza, también puede dar la sensación de ser algo estática. Por otro lado, musicalmente cumple, tal vez, se pueda esperar algo más de ella, como ocurre con cierto tema que parece que nunca llega. Además, hay algún número que se puede ver que ha sido de relleno. Se comprende el querer respetar el montaje original, pero al lanzarse a una versión, podría ser interesante hacer pequeñas mejores. El vestuario está bien, pero desentonan algo las pelucas, que no siempre consiguen pasar desapercibidas. Las coreografías son notables, aunque al competir en cartel con verdaderas proezas, podría quedarse algo más atrás.

Conclusión

Pretty Woman, el musical saca partido al fenómeno del film de 1990 y engancha con las escenas más míticas. Por tanto, el libreto sabe cuáles son sus fuerzas, flaqueando en aquellas partes que pretenden ser más contemporáneas. Después, aplaudir la labor de Cristina Llorente y Erika Bleda, están fantásticas. A nivel técnico y artística, goza de una escenografía de grandes vuelos, que se transforman creando distintos espacios. A pesar de ser algo estática, logra causar efecto en los espectadores. Musicalmente agrada, aunque no impresiona, y se queda en una producción que cumple, pero no hace soñar. El cuento moderno que se torna en un espectáculo musical que divierte, con buenos momentos y regala sobre el escenario algunos de los momentos icónicos que harán que se quede un buen sabor de boca.

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