Principiantes una obra en dos partes en la que Juan Cavestany adapta dos relatos de Raymond Carver. Dirigida por Andrés Lima y protagonizada por Javier Gutiérrez, Mónica Regueiro, Daniel Pérez Prada y Vicky Luengo. En Teatros del Canal hasta el 22 de febrero.



Principiantes en Teatros del Canal

Crítica de 'Principiantes'

Ficha Técnica

Título: Principiantes
Título original: Beginners

Reparto:
Javier Gutiérrez
Mónica Regueiro
Daniel Pérez Prada
Vicky Luengo

Duración: 90 min. apróx.
Dirección: Andrés Lima
Versión y traducción: Juan Cavestany
Ayudante de dirección: Laura Ortega
Diseño de escenografía / vestuario:
Beatriz San Juan
Diseño de iluminación:
Valentín Álvarez
Videocreación:
Miquel Àngel Raió
Composición musical:
Jaume Manresa
Fotografía:
Sergio Parra
Diseño gráfico:
Rubén Salgueiros
Prensa:
María Díaz
Dirección y coordinación técnica:
Toca S.L.
Producción/administración:
Andrea Quevedo
Producción ejecutiva:
Ana Guarnizo
Diseño y dirección de producción:
Mónica Regueiro/ Carles Roca
Distribución:
Charo Fernández
Producción: Producciones OFF, Teatros del Canal, Vania y Carallada

Tráiler de 'Principiantes'

Sinopsis de 'Principiantes'

Principiantes gira en torno al tema del amor, a través de cuatro personajes que conversan en una cocina: un matrimonio veterano y una pareja de amigos más jóvenes cuya relación es más reciente.

A lo largo de una tarde, en una atmósfera marcada por la luz cambiante, los cuatro comparten sus experiencias e ideas, grandes y pequeñas, sobre lo que significa el amor y la necesidad del otro. Romántica y desgarradora, realista y poética al mismo tiempo, la pieza no solo es referente de una época, sino que nos atrapa hoy con la fuerza de una pieza de música esencial.

Cuando el relato vio la luz por primera vez, fue recortado a la mitad por Gordon Lish, amigo y editor de Carver. Para este montaje nos hemos basado sobre todo en la versión original, que se recuperó en 2007, y también hemos recurrido a otros pasajes y fragmentos del autor americano, con lo que nuestra propuesta quiere ser una inmersión completa en los elementos recurrentes del universo Carver: las relaciones de pareja, el amor y el alcohol como refugios, pero también como armas mortales, la predestinación frente al azar, y la textura literaria de la experiencia americana. (TEATROS DEL CANAL). 



Principiantes
Foto de Teatros del Canal

Conversación en la cocina

Principiantes está estructurada en dos partes, actuando la primera como un prólogo a la segunda, que es la que funciona como historia principal. Se trata de dos relatos de Raymond Carver: ‘Una cosa más’ y Principiantes. Juan Cavestany y Andrés Lima recuperan la versión original de Principiantes, la que no contiene el corte y las modificaciones que el editor de Carver, Gordon Lish, se atrevió a perpetrar.

En escena nos encontramos un ventanal por el que entran diferentes tonos de luz y a través del que aparecen también diferentes paisajes. Una mesa y cuatro sillas. Mónica Regueiro, Daniel Pérez Prada y Vicky Luengo protagonizan la primera historia, que deja en el público una sensación, quizás, algo confusa. Esto es habitual en muchos de los relatos de Carver en los que no hay un principio, sino que, directamente, comienzan en el nudo de la trama. Es como ir paseando por la calle y, de repente, escuchar unas voces que discuten al otro lado de una ventana. Ignoramos de dónde vienen, quiénes son sus protagonistas y cómo terminará la discusión.

Para no contribuir al caos, el propio elenco marca (y explica) cuándo empieza la siguiente historia ante la cual nos presentan sus credenciales. Los temas musicales elegidos son potentes y aquí es donde empezamos a ver al Carver obsesionado con el alcohol y con el amor. Cuatro personajes, dos parejas y mucha ginebra. Todo sucede en la cocina de una casa en Alburquerque que, en seguida, me lleva a varias escenas de ‘Birdman’, de Alejandro González Iñárritu. Una película que convierte este relato de Carver en un personaje más de la historia.

Teatros del Canal
Foto de Teatros del Canal

El amor y nuestros demonios

Pero volvamos a Principiantes y a esa conversación en la cocina que podría haber derivado en cualquier tema intrascendente, pero que Herb (Javier Gutiérrez) tiene la necesidad de desviar hacia el asunto del amor tras escuchar a Terry (Mónica Regueiro) contar cómo su ex marido gritaba que la amaba mientras la arrastraba por toda la casa. ¿Cualquier acto es justificable en aras del amor? ¿Toda forma de amar es válida?

La música y la escenografía ayudan a crear un ambiente realista a la par que sobrenatural, siendo elementos cruciales que bucean junto a la trama. Claramente el peso de la obra recae sobre el personaje que interpreta Javier Gutiérrez, ante quien el resto del elenco bulle acompasado. Hay una vibración que parte de su personaje y que imprime el compás al resto de los parlamentos y, al mismo tiempo, un eco que domina la escena. Una especie de mal augurio que alerta sobre el peligro de las palabras y el cansancio cuando se mezclan con el alcohol.

En todo momento parece que va a ocurrir algo terrible, o que alguien va a decir algo que causará el derrumbe de la amistad que les ha llevado allí. La conversación a ratos entra en lugares oscuros a los que solo parece esperar un final grotesco, cruel, ridículo… El dramatismo se mezcla con el humor ácido de Carver, que seguramente escribía con alguna copa de más, y los personajes beben de esa intensidad. Deben hacerlo para estar a la altura de su pluma, de ese ‘realismo sucio’ del que decían que Carver era el maestro.

Principiantes
Foto de Teatros del Canal

Conclusión

Principiantes nos recuerda, una vez más, que estamos en pañales en cuestiones de amor. Que el mundo avanza a un ritmo y en aspectos que la humanidad no es capaz de abarcar sin dejar atrás algo de su esencia. Todo lo que ocurre en la obra parece velado por la falta de acción, sin embargo, ocurre. Los personajes se van rompiendo ante nuestros ojos, al otro lado de la majestuosa ventana que baña de colores luminosos la pequeña cocina.

Todos ellos son una parte de Raymond Carver y nos muestran como él veía el mundo y a las personas. Cómo se veía a sí mismo: patético, cansado, lleno de miedos y de preguntas. Vulnerable. El alcohol, al que todos los personajes se entregan sin desconfianza, parece dominarlo todo, pero recordemos que estamos ante una obra de teatro. Todo está ensayado y cuidado, nadie está borracho. Aunque todo parece tan real…

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