Retratos fantasma es el segundo largometraje documental del cineasta brasileño Kleber Mendoça Filho (1968). A esta obra le precede una filmografía estrechamente vinculada con su ciudad natal, Recife, donde se localizan la mayoría de sus proyectos. Sus dos primeros largometrajes de ficción, Sonidos de barrio (2012) y Doña Clara (2016), fueron seleccionados en festivales internacionales como el de Sydney o Cannes, certamen al que volvería en 2019 con su obra Bacurau, que recibió el Premio del Jurado. Con Retratos fantasma, el director de Pernambuco también formó parte de Cannes y otros festivales internacionales como la SEMINCI y, además, fue seleccionado para representar a Brasil en la categoría de Óscar a mejor película internacional. Estrenada en salas de cine españolas el 1 de noviembre de 2023.
Crítica de 'Retratos fantasmas'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Retratos fantasma
Título original: Retratos fantasmas
Reparto:
Sonia Braga
Severino Cavalcanti
Nilo Coelho
Tony Curtis
Maeve Jinkings
Joselice Jucá
Janet Leigh
Kleber Mendonça Filho
Alexandre Moura
Matheus Nachtergaele
Año: 2023
Duración: 93 min.
País: Brasil
Director: Kleber Mendonça Filho
Guion: Kleber Mendonça Filho
Fotografía: Pedro Sotero
Música: Tomaz Alves de Souza
Género: Documental. Drama
Distribuidor: Vitrine Filmes
Tráiler de 'Retratos fantasma'
Sinopsis
Como en tantas ciudades del mundo a lo largo del siglo XX, millones de personas fueron al cine en el centro de Recife. Con el paso del tiempo, las ruinas de los grandes cines revelan algunas verdades sobre la vida en sociedad. (Vitrine Filmes)
Dónde se puede ver la película en streaming
Donde viven los fantasmas
“Cuando se junta lo real con la imagen del cine, ahí nace una película” esta es la tesis que el director nos presenta desde en el inicio de Retratos fantasma a ritmo de frevo y maracatu. Un recorrido que comienza con la revisión de su trayectoria personal, construida por diferentes muestras de videos domésticos y de su propia filmografía. Esta metodología de estudio de la vida le viene dada por su madre, pilar fundamental de esta primera parte y responsable del atrevimiento —a día de hoy ya superado por historiadores y documentalistas— de mostrar los registros privados al mismo nivel que aquellos oficialmente reconocidos como documentos históricos.
En este punto se introduce el discurso autoral, tanto en su forma de voz over como en su forma visual, a través de la selección y el montaje de vídeos e instantáneas de archivos personales y públicos. Esta yuxtaposición de imagen y palabra sirve como invocación de figuras del pasado, de recuerdos registrados por el cine y de los espacios que ya no son como eran. A través de match cuts y contrastes sonoros, el director reflexiona sobre el lugar donde creció y lo hace desde su residencia familiar, fuente inagotable de inspiración y de significaciones, tal y como apunta Bachelard en su Poética del espacio.
Un “mapa sentimental” de la ciudad de Recife
Desde las angostas calles del barrio de Boa Viagem, el director traslada sus mecanismos discursivos al complejo centro urbano de Recife. En este punto, apelando a la memoria colectiva, se establece un recorrido por las ruinas de lo que un día fueron salas de cine, colegios o calles atestadas de gente en tiempos de carnaval. Un viaje por lugares pasados y presentes donde los fantasmas urbanos acechan en forma de imágenes de archivo y testimonios de personajes ilustres de la vida cotidiana.
En su conversación con Aleixandre Moura, encargado de una de las salas de cine de Recife, entramos por primera vez en un territorio ficticio y emocional inexplorado ya que, hasta ahora, se había establecido cierta distancia entre las imágenes documentales impertérritas y la voz del realizador. En esta secuencia, la narración oral del director impregna la imagen, introduciendo metáforas visuales propias de las narrativas de ficción. Así, esta primera desaparición à la Méliés del señor Moura nos recuerda que Retratos fantasmas no es únicamente una pieza documental sobre la ciudad de Recife sino también, y sobre tod, un testimonio ensayístico de la visión del director.
Esta dualidad funciona gracias al diálogo que se establece con el montaje y a la espontaneidad e ironía de la voz del autor. Además, son muchas las herramientas visuales que conforman el discurso de la obra: desde la modificación de imágenes en tamaño o duración hasta la propia selección de las piezas de este mapa emocional que recorre, con cierto sarcasmo fatídico, la historia de su ciudad natal.
Espacios de visualidad, espacios de memoria
Una vez desplegadas todas las herramientas ensayísticas, el autor recapitula sus argumentaciones centrándose, una vez más, en la construcción social de la visión (un fenómeno denominado “visualidad” por los estudios culturales). Para ello, se adentra en las salas de cine como el gran templo de las imágenes, bastión de memorias compartidas e importante registro de la historia local. Un espacio reconocible por todos, como el centro de una ciudad; en palabras del director: “el centro de una ciudad puede recordar a muchas otras ciudades”.
Conclusión de 'Retratos fantasmas'
Como último apunte, Retratos fantasma concluye con una secuencia enteramente de ficción, que nos recuerda la maleabilidad de la imagen fílmica y sus múltiples usos como receptáculo de significados a la orden de una voz autoral. De este modo, Retratos fantasma sirve como una llamada de atención sobre la relevancia de las imágenes, cinematográficas o domésticas, históricas o casuales; al tiempo que reflexiona sobre la rápida mutación de los espacios urbanos contemporáneos. Un ejercicio de construcción (o más bien de reconstrucción) activa de la memoria, para que en el presente no nos veamos rodeados de fantasmas vacíos (o más bien vaciados) de significado.
Reportaje de Retratos fantasma en Días de Cine TVE
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