Imposible resumir una Sexta jornada del 22 Festival de Málaga tan intensa en estas humildes líneas. Este certamen siempre se ha mostrado muy comprometido con todo tipo de profesionales del sector audiovisual y esta jornada lo demuestra.
Sexta jornada del 22 Festival de Málaga
Resumen
El apoyo a los profesionales
La sección Afirmando los derechos de las mujeres ha contado con una mesa redonda moderada por Mabel Lozano. El objetivo es destacar el trabajo de las mujeres en el mundo audiovisual. La charla se ha centrado en cómo pueden ayudar eventos como el Festival de Málaga a introducir la figura femenina.
También se le ha dado espacio al cine publicitario, en su segunda jornada de la mano de APCP (Asociación de Productoras de Cine Publicitario) y Málaga Film Office. El director del Festival, Juan Antonio Vigar ha declarado “Las productoras de cine publicitario son muy importantes para el desarrollo económico del territorio y dentro de los indicadores de producciones, la publicidad juega un papel muy importante".
La ópera prima de once directores
La escuela ESCAC de Barcelona nos ha regalado grandes profesionales. En este caso, nada menos que once directores presentando su ópera prima. Marcel Alcántara, Júlia de Paz Solvas, Sara Fantova, Guillem Gallego, Celia Giraldo, Alejandro Marín, Valentin Moulias, Gerard Vidal, Pol Vidal, Enric Vilageliu y Carlos Villafaina firman la cinta La filla d'algú.
Los alumnos de ESCAC aseguran que para llevar a cabo esta compleja labor conjunta lo esencial fue "dejar el ego a un lado desde el primer momento". La filla d'algú cuenta la historia de Eli, una abogada que, en pleno embarazo, deberá enfrentarse a la desaparición de su padre. Así, estos alumnos de cuarto curso de los que varios también firman el guión, han elaborado con mimo e ilusión un largometraje rico en detalles. Con una composición metódica y una humildad correcta consiguen fusionarse en una sola mente con las ideas muy claras y una ejecución sorprendentemente firme.
Los Alcántara en los 90
La familia Alcántara acude al Festival para presentar su vigésima temporada.
Más de veinte años han pasado desde aquel primer capítulo con los años sesenta como escenario. Desde entonces los Alcántara se convirtieron en esa familia con la que varias generaciones se sintieron identificados. No importaba edad, ni si habías presenciado el golpe de Estado, el atentado a Carrero Blanco, la evolución del cine español tras la censura o la movida madrileña.
Con el cambio histórico que sufrió España durante los años 80, el ambiente de la serie se adaptó en sus personajes y tramas a esta nueva década como escenario. Cuéntame cómo pasó perdió audiencia con este cambio y algunas tramas familiares algo rebuscadas como la marcha del actor Pere Ponce o la infidelidad del patriarca de la familia, algo impensable para todos.
Algunos han caído en el error de acusar a la familia Alcántara de estar presente de un modo surrealista en todos los acontecimientos destacados de nuestra historia más reciente. Pero este es un recurso más para mostrar de un modo más personal una época clave.
Con la llegada de los años 90, los Alcántara presentan una nueva temporada. La mayoría de edad de la pequeña de la familia, María, será uno de los temas recurrentes. La realidad es que todos hemos sido testigos por primera vez (o revivimos) la llegada de las drogas a los barrios marginales y su desconocimiento, el SIDA, los primeros restaurantes chinos, la legalización del Partido Comunista... Los Alcántara han capitaneado lo que casi podría denominarse archivo histórico y en los tiempos que corren, en los que las generaciones que vienen apenas pueden explicar quién fue Francisco Franco o por qué existía ETA, Cuéntame cómo pasó se convierte en una hemeroteca.
La serie se renueva con una cabecera de Ana Torroja, icono imprescindible de la época. Otro cambio a destacar es la duración de sus capítulos, que pasan de unos 75 minutos a una hora escasa de duración. La temporada se estrena con un viaje a Londres para toda la familia y promete grandes cambios. Esperamos que la representación de esa década atraiga a nuevos seguidores, los más jóvenes. Es importante mantener la memoria histórica porque, como se dijo una vez “Quien no conoce su historia está condenado a repetirla”.
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