Silencio es una obra y discurso en forma de representación que homenajea a la palabra teatral. Escrito por Juan Mayorga y protagonizado por Blanca Portillo.Estará en el Teatro Español hasta el 11 de febrero.
Duración: 100 min. apróx. Dirección: Juan Mayorga Dramaturgia: Juan Mayorga Diseño de espacio escénico y vestuario: Elisa Sanz
Diseño de iluminación: Pedro Yagüe
Espacio sonoro: Manu Solis
Fotografía: Javier Mantrana
Maquillaje y peluquería: Thomas Mikel Nicolas
Ayudante de dirección: Viviana Porras
Ayudante de escenografía: Sofía Skamtz Producción: Avance Producciones Teatrales y Entrecajas Producciones Teatrales
Saludos de 'Silencio'
Sinopsis de 'Silencio'
Silencio es una obra que nos presenta vestido con un traje de etiqueta dentro del que no acaba de sentirse cómodo, el dramaturgo va a ingresar en la Academia pronunciando un discurso titulado Silencio.
Sus oyentes son los otros académicos, con los que comparte estrado, y las personas -familiares, amigos, colegas, autoridades, desconocidos…- que han venido a acompañarlo esta tarde. Ha elegido hablar sobre el silencio en la vida y en el teatro. También viajar por silencios teatrales que resuenan en su memoria y en su cuerpo.
Igual que a los espectadores, esos silencios pueden enfrentarle con los de su propia vida. Quizá tenga, en cada momento, la tentación de callar. El silencio, quizá, que soporta el discurso y sobre el que el discurso indaga, ponga el discurso en peligro. Quizá lo más importante sea, para quien pronuncia el discurso y para quienes lo reciben, por encima y por debajo de las palabras, escuchar juntos el silencio. (TEATRO ESPAÑOL).
La belleza de la palabra
Dice Juan Mayorga que cualquier cambio en un texto tiene un sentido especial, “porque se trata de construir una experiencia en el tiempo”. La palabra, por lo tanto, es decisiva, pero también lo es el silencio que puede resultar tanto o más elocuente que aquella. Hablamos de teatro, de pausas dramáticas y de silencios poderosos, algo que está al alcance de muy pocos. Entre esos pocos están Juan Mayorga y Blanca Portillo, cuyo trabajo en equipo ha dado a luz una de las mejores piezas teatrales del momento. Una obra que va a quedar para la historia del teatro, sin duda alguna, y que seguirá representándose durante décadas. Un clásico que podemos disfrutar ahora con una actriz enorme, una Blanca Portillo a la que hemos visto evolucionar en cada uno de sus trabajos y que en esta obra Silencio sobrepasa todas las expectativas.
Silencio es, ante todo, un homenaje a la palabra y al teatro (“el arte del actor”) y, por extensión, al silencio como palabra y como acción, porque la pausa teatral y el silencio no son meros huecos en el texto dramático. Imponen un ritmo, configuran una melodía y, en muchas ocasiones, hablan como lo hacen las palabras. Dotar al silencio de cuerpo es una labor conjunta entre el director y los actores, en este caso actriz, y no es tarea fácil. Aunque viendo a Blanca Portillo sobre el escenario, bien lo parece.
De Creonte a Sancho Panza
La transformación de Blanca Portillo va más allá del tono de voz, que engruesa de forma solemne, y también más allá del chaqué y pajarita con el que aparece en el patio de butacas. Lo que más adelante ella misma, ya siendo ella: mujer y actriz, llamará ‘disfraz’ y del que se zafará a causa del calor que le provocan ciertas partes complejas del texto. Camina con los pies abiertos y encorvada, dando forma a ese señor de edad indefinida al que está apunto de representar sobre el escenario. Me gusta especialmente este darle a vuelta a lo clásico de Mayorga y ver a una señora representado el papel de un señor, algo que en la Grecia Clásica era justo al revés y, además, era mucho peor, porque la mujer no participaba en la vida cultural. No había actrices, vaya. Como tampoco participaba en la vida social y política.
Este toque feminista aparece también en mitad del texto, en uno de esos magníficos desdoblamientos de la actriz, cuando reprueba la definición que hace el autor de Bernarda Alba. La llama, por dos veces, ‘tirana’ y, al leerlo, la actriz se revuelve ‘no es una tirana, es una víctima’. Federico lo sabía y quien conoce y ama su obra también lo sabe. El desdoblamiento del personaje que da el discurso en el propio personaje de la actriz no se queda ahí, porque el homenaje a la palabra y al teatro necesita de una acción directa. Y ahí está Blanca Portillo dando voz a los personajes principales de los dramas universales: ‘Antígona’, ‘La casa de Bernarda Alba’, ‘Los hermanos Karamazov’, ‘El jardín de los cerezos’, ‘La vida es sueño’ ‘Woyzeck’, ‘Don Quijote de la Mancha’…
Conclusión
El Teatro Español ya recibió a Blanca Portillo en el estreno de la obra Silencio con gran expectación y ovaciones. Más de 3 minutos de aplausos al final de la función, muchos asistentes en pie y un coro de bravos llenaron la sala. Ignoro cómo ha sido la reacción del honorable en el resto de funciones, pero me atrevo a decir que muy similar a la primera y a la del 27 de enero, que es a la que yo he tenido el honor de asistir.
Silencio es un libreto de gran belleza literaria que se convierte en una representación en la que no falta la ironía y en la que la metateatralidad imprime una cadencia que rompe toda ceremonia, pero no la carga intelectual del texto. He leído que no es una obra para todos los públicos a causa de las referencias teatrales a las que hace mención y cierta densidad del texto, pero no es así. Las partes más complejas del texto no impiden disfrutar de una experiencia teatral como esta, de la mano de una de las mejores actrices de nuestro país.
Pues formo parte de los no aptos. Me pareció larga en exceso, infumable, una mezcla de textos, ideas y retóricas densas. Sólo soportable por la gran faena de Doña Blanca a la que agradezco su trabajo.
Tuve la suerte de asistir ayer a la representación de la obra. Espléndida. Densa, eso sí, pero increíblemente interpretada por Blanca Portillo. Texto extraordinario. Mis felicitaciones.
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Pues formo parte de los no aptos. Me pareció larga en exceso, infumable, una mezcla de textos, ideas y retóricas densas. Sólo soportable por la gran faena de Doña Blanca a la que agradezco su trabajo.
Tuve la suerte de asistir ayer a la representación de la obra. Espléndida. Densa, eso sí, pero increíblemente interpretada por Blanca Portillo. Texto extraordinario. Mis felicitaciones.
La interpretación de Blanca Portillo fabulosa pero la obra muy larga y aburrida