Silencio es una serie de tres capítulos dirigida por Eduardo Casanova, que explora la estigmatización social y el deseo reprimido a través del mito vampírico. La miniserie sigue a dos hermanas vampiras que luchan por sobrevivir en un mundo que asocia la enfermedad con el pecado, y a su descendiente que enfrenta retos similares en la España de los años 80, durante la crisis del VIH. Con un estilo visual extremo y un sentido del humor incómodo, Casanova aborda temas como la discriminación, la moral pública y la memoria del dolor, creando una obra que es a la vez una tragedia romántica y una reflexión profunda sobre la condición humana. Se puede ver desde el 1 de noviembre de 2025 en Movistar Plus+.
Crítica de 'Silencio'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Silencio
Título original: Silencio
Reparto:
Lucía Díez (Malva)
María León (Triana)
Mariola Fuentes (Lilith)
Ana Polvorosa (Verónica)
Leticia Dolera (Brianda)
Carolina Rubio (Ginebra)
Omar Ayuso (Felipe)
José María Fuster
Jennifer Bucovineanu
Paco León
Año: 2025
Duración: 58 min.
País: España
Director: Eduardo Casanova
Guion: Eduardo Casanova
Fotografía: Marino Pardo
Música: Joan Vilà
Género: Comedia de Terror
Distribuidor: Movistar Plus+
Tráiler de 'Silencio'
Sinopsis
En las sombras de la historia, el secreto late como un pulso. Unas hermanas vampiras sobreviven a la escasez de “sangre humana limpia” debido a la Peste Negra, pero el verdadero veneno es el silencio que las rodea. Siglos después, una de sus descendientes se enfrenta al mismo conflicto en la pandemia del SIDA en España, y descubre que la condena social sigue siendo la misma. Y que el amor entre “enfermos” y “sanos”, humanas y vampiras sigue provocando el mismo terror. ¿Qué sucede cuando la eternidad se mide en siglos de silencio? (Movistar Plus+)
Heridas sin cicatrizar
Silencio, la serie de tres episodios creada por Eduardo Casanova, es una obra difícil de clasificar, incluso para los estándares del propio autor, que siempre ha coqueteado con lo grotesco, lo tierno y lo incómodo. Aquí mezcla fantasía vampírica, terror existencial, comedia negra y alegoría social, construyendo una historia que conecta dos pandemias separadas por siglos.
La conexión entre vampirismo y SIDA, si bien no es nueva en la ficción, está tratada aquí con un enfoque sensorial, casi ritual, donde la sangre es un lenguaje y una frontera. Narrativamente, la serie Silencio tiene destellos de genialidad conceptual, pero también ciertos tropiezos, a veces parece que la serie quiere contar demasiado en muy poco tiempo; otras, que se queda en metáforas sugeridas que no termina de desarrollar.
La estética de lo incomodo
Eduardo Casanova es inconfundible, su firma visual, rosa pastel, contrastes violentos, cuerpos heridos y belleza deformada, vuelve a estar presente, aunque con un tono más sombrío y menos juguetón que en otros trabajos. La dirección se mueve entre lo teatral y lo íntimo, grandes escenarios decadentes, habitaciones que parecen altares, y encuadres muy cerrados que obligan a mirar el dolor de frente.
Casanova dirige con convicción estética, pero a veces esto juega en contra del ritmo, especialmente en una miniserie tan breve. Hay escenas que parecen videoclips conceptuales, otras que funcionan como intervenciones performativas, la serie Silencio tiene una voz visual fuerte, pero no siempre se pone al servicio de la narrativa; en ocasiones, parece competir con ella.
Vampiras que sangran
El reparto de Silencio sostiene la historia con un nivel sorprendentemente sólido, pese a lo extremo de algunas situaciones. Las actrices que encarnan a las vampiras, sobre todo Lucía Díez y María León, aportan un equilibrio delicado entre solemnidad trágica y humor perverso. No interpretan monstruos en sentido literal, sino mujeres que llevan siglos cargando con el peso de ser señaladas, perseguidas, incomprendidas.
La química entre ellas funciona de manera irregular, hay momentos intensos y otros que se sienten ligeramente forzados, más por guion que por interpretación. Los secundarios aportan textura emocional, no tienen demasiado tiempo para profundizar, pero sus presencias ayudan a construir el contexto social de la época.
La belleza del exceso
A nivel técnico, Silencio es muy reconocible dentro del universo Casanova. La fotografía combina neón, sombras densas y colores saturados, generando una atmósfera sensual, mórbida y casi ceremonial. La textura visual recuerda a veces a clásicos de terror de los 80, otras a pinturas religiosas distorsionadas.
El vestuario merece mención aparte, mezcla moda contemporánea con elementos góticos, generando un estilo híbrido que subraya el carácter atemporal de las protagonistas. El mayor punto flaco quizá sea el ritmo, los tres episodios parecen tener cada uno su propio tono, lo que crea cierta irregularidad.
Conclusión de 'Silencio'
Silencio es una serie arriesgada, imperfecta, provocadora y profundamente personal. No busca complacer ni construir un relato fácil, sino utilizar el vampirismo como espejo de los siglos de estigma, miedo y silencio que han acompañado a los cuerpos marcados, ya sea por enfermedad, identidad o marginación.
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