Sound of falling es el segundo largometraje de la directora alemana Mascha Schilinski. Una historia inquietante que trata la angustia intergeneracional de mujeres enmarcadas en un mismo lugar. Tuvo su estreno mundial en la Sección Oficial de Cannes, donde conquistó el Premio del Jurado (Ex Aequo junto a Sirat, de Oliver Laxe), alzándose como una de las películas más aclamadas y comentadas del certamen. Además, Sound of falling ha obtenido el reconocimiento a la Mejor dirección en el Festival de Chicago. Asimismo ha sido nominada en la Seminci de Valladolid, en los Premios Gotham y en los Premios del Cine Europeo. Sin fecha de estreno en salas de cine españolas.
Crítica de 'Sound of falling'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Sound of Falling
Título original: In die Sonne schauen
Reparto:
Hanna Heckt (Alma)
Lena Urzendowsky (Angelika)
Laeni Geiseler (Lenka)
Susanne Wuest (Emma)
Lea Drinda (Erika)
Luise Heyer (Christa)
Filip Schnack (Fritz / joven)
Luzia Oppermann (Trudi)
Lucas Prisor (Hannes)
Konstantin Lindhorst (Uwe)
Gode Benedix (Max)
Martin Rother (Fritz)
Bärbel Schwarz (Berta)
Florian Geißelmann (Rainer)
Año: 2025
Duración: 149 min.
País: Alemania
Director: Mascha Schilinski
Guion: Louise Peter, Mascha Schilinski
Fotografía: Fabian Gamper
Música: Michael Fiedler, Eike Hosenfeld
Género: Drama
Distribuidor: Elástica Films
Tráiler de 'Sound of Falling'
Sinopsis
Cuatro mujeres jóvenes en épocas distintas.
La adolescencia de Alma, Erika, Angelika y Lenka transcurre en la misma granja en el norte de Alemania.
La casa va transformándose a medida que pasan los decenios, pero el eco del pasado resuena entre las viejas paredes. A pesar de los años que las separan, sus vidas parecen reflejarse. (Elástica Films)
Dónde se puede ver la película en streaming
Todas a la vez en todas partes
Sound of falling es un reto tanto visual como narrativo. El filme articula cuatro épocas distintas —el inicio del siglo XX, finales de los años setenta, años ochenta, y la actualidad— en una granja situada al norte de Alemania, donde varias mujeres exploran el vínculo con su identidad y con la muerte. El lugar parece ser el mismo pero la identidad del territorio cambia en cada época, metáfora de la propia identidad de quienes lo habitan.
De hecho, al tratarse de la Alemania rural, se observa cómo las corrientes políticas se perciben muy distantes; en la granja reina la esclavitud femenina al cuidado del hogar en contraposición al mundo pastoral que muestra el territorio. Sound of falling, por lo tanto, no es lineal, sino que unas épocas se van filtrando a través de otras.
¿Manierismo intencionado?
El talento conceptual de Mascha Schilinski parte de un formato de imagen 1,31:1 —proporción casi cuadrada y formato estándar del cine mudo— y se define por la utilización de la imagen fija, semejando fotografías antiguas que cobran vida. Un trabajo realizado por el director de fotografía Fabian Gamper. En esa suspensión entre quietud y movimiento, la directora obliga al espectador a relacionarse con las imágenes desde un lugar distinto al que está habituado.
¿Peca de manierista o es una artificialidad buscada? Esta sofisticación formal estaba presente en Orson Welles y Brian de Palma y a día de hoy en Paolo Sorrentino o Wes Anderson. Quizá debamos preguntarnos si estamos acostumbrándonos a un cine de estilo televisivo, más plano y más narrativo que visual. Schilinski empuja su cine hacia el territorio del arte, donde la forma no es un ornamento, el formato es parte del pensamiento y una base sólida para la narrativa.
El sonido como discurso
El contenido de Sound of falling está deliberadamente al servicio de la técnica. Directores como Alfred Hitchcock defendían que la emoción nace de la puesta en escena. Porque una flor siempre es una flor, pero depende de qué técnica utilices para pintarla o fotografiarla, podrá hacerte reír o llorar. Y esta película lleva esta idea hasta su máxima, puesto que la contención formal es el pilar sobre el que se sustenta la historia. No obstante, una vez que el espectador asume este código, la película se abre y se vuelve casi hipnótica.
Otro aspecto a destacar técnicamente es el diseño de sonido, utilizado de forma hipnótica y deslumbrante, similar al que emplea Darren Aronofsky. En ocasiones, el silencio ocupa el espacio y solo percibimos un ruido aislado o una conversación lejana. Ahí es donde el sonido consigue quitarnos el aliento y nos enfrenta a algo que escuchamos pero no vemos, al trauma y a los miedos de las protagonistas. La voz fuera de campo es un recurso que utiliza constantemente. Hay varias escenas que se introducen con un sonido concreto antes de mostrar la imagen a la que acompañan.
El trasfondo permanece
La pequeña de la familia, Alma, reflexiona acerca del lenguaje al inicio. Se plantea que, cuando repetimos muchas veces la misma palabra, el significado se aleja del significante y la palabra empieza a sonar como un ruido vacío. Algo similar a la idea de extrañamiento de Martin Heidegger: lo cotidiano se vuelve invisible por su exceso de familiaridad. Hasta que un quiebre, como un silencio o una repetición, lo vuelve a mostrar tal y como es en sí mismo. Mascha Schilinski gira en torno a esta idea de romper la barrera de la rutina repetitiva para fijarnos en lo que significa cada acto (en apariencia ordinario) de estas mujeres, para resignificarlos a través de la puesta en escena.
Por otro lado, Angelika, muchos años más tarde, llega a la conclusión de que las personas son lo que sienten mientras hacen lo que hacen. Una frase que sintetiza toda la sensibilidad de la obra: la idea de que la identidad no es un lugar cerrado, sino un movimiento continuo. Ellas son las protagonistas centrales, en compañía de otras muchas mujeres, como Erika o Lenka, —dobles o reflejos de sí mismas— de esta turbadora película.
Conclusiones de 'Sound of falling'
Sound of falling es un viaje sensorial en el que se filtran cuerpos y emociones de mujeres que vivieron durante varias épocas en un mismo lugar. Más allá de la estética tan premeditada, Mascha Schilinski nos invita a reflexionar sobre el deseo de comprender quiénes somos a través de nuestros antepasados. El modo tan poético de abordar la historia técnicamente hace que ver Sound of falling se convierta en una experiencia de gran belleza.
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