Estrenadas el 15 de agosto y el 12 de septiembre de 2024, las dos partes de la temporada 4 de Emily en París volvieron a consolidar a la serie como uno de los fenómenos más longevos de la popular plataforma. La ficción, protagonizada por Lily Collins, —quien ya fue nominada al Globo de Oro a mejor actriz de comedia por esta serie—, sigue despertando pasiones entre sus seguidores más fieles. Creada por Darren Star, la producción ya prepara el estreno de su quinta temporada para el 18 diciembre de 2025. Para bien o para mal, Emily en París se mantiene como uno de los títulos más representativos de su catálogo.

Crítica de 'Emily en París' (Temporada 4)
Resumen
Ficha Técnica
Título: Emily en París
Título original: Emily in Paris
Reparto:
Lily Collins (Emily Cooper)
Philippine Leroy-Beaulieu (Sylvie Grateau)
Ashley Park (Mindy Chen)
Lucas Bravo (Gabriel)
Camille Razat (Camille)
Samuel Arnold (Julien)
Bruno Gouery (Luc)
William Abadie (Antoine Lambert)
Lucien Laviscount (Alfie)
Arnaud Binard (Laurent G.)
Kevin Dias (Benoît)
Melia Kreiling (Sofia Sideris)
Paul Forman (Nicolas de Léon)
Thalia Besson (Geneviève)
Eugenio Franceschini (Marcello)
Año: 2024
Duración: 30 min por capítulo aprox.
País: Estados Unidos
Creado por: Darren Star
Guion: Grant Sloss, Alison Brown, Joe Murphy, Prathi Srinivasan, Joshua Levy, Grant Sloss, Liz Eney, Robin Schiff y Darren Star.
Música: Chris Alan Lee, James Newton Howard, Freddy Wexler y Gabriel Mann
Fotografía: Steven Fierberg, Alexander Gruszynski, Seamus Tierney y Stéphane Bourgoin
Género: Romance
Distribuidora: Netflix
Tráiler de 'Emily en París' (Temporada 4)
Sinopsis de 'Emily en París' (Temporada 4)
Nuevas pasiones. Nuevas modas. ¿Nueva Emily? Tiene todo lo que quiere, ¿pero es lo que necesita? Desde esquiar en los Alpes de Provenza hasta disfrutar de unas vacaciones en Roma, Emily está lista para su próxima aventura en la temporada 4 de Emily en París. (NETFLIX).
Dónde se puede ver la serie en streaming

Una primera parte con tintes más profundos
La temporada 4 de Emily en París dejaba un cliffhanger que promete resolverse en la esperada quinta entrega. Dividida en dos partes en su emisión original, esta primera muestra una madurez algo mayor que en anteriores episodios. Se exponen temas de gran interés como el movimiento #MeToo, las batallas empresariales y todo ello sin perder el principal reclamo de los seguidores de la serie: los enredos amorosos. Así, se ve una línea que incorpora un interés extra a la ficción, lo que deja un buen sabor de boca en los espectadores, al evidenciar una evolución en su dirección narrativa. Gracias a ello, se aplauden las decisiones en el guion en estos cinco capítulos.
No obstante, se mantiene fiel a su estilo, resolviendo muchos de los conflictos de forma sencilla y sin profundizar demasiado en su desarrollo. Persiste, por tanto, la presencia de los golpes de suerte, tan habituales en esta ficción. Aun así, los seguidores encontrarán un recorrido que atrapa, no limitándose al clásico “me quiere, no me quiere”, sino que indaga en las contradicciones y obstáculos de sus protagonistas. En este sentido, la relación entre Gabriel, Emily y Camille vuelve a ser uno de los grandes pilares de la trama, ofreciendo un retrato más que plausible de lo que puede ha sucedido en este trío amoroso previamente. Únicamente, se podría haber explotado algo más la relación sentimental de Camille y Sofía.

El amor no lo puede todo y segundas partes... ¿nunca fueron buenas?
La segunda mitad de la temporada 4 de Emily en París arranca con una festividad navideña que prometía devolver el tono de comedia romántica más apegado al espíritu de la serie. Y así lo hacen. A lo largo de estos episodios se observa cómo algunos de los vínculos más sólidos se enredan hasta romperse, optando por caminos separados. Sin embargo, las resoluciones son demasiado fáciles, lo que hace que se desprenda del buen camino que planteaba durante su primera parte. En consecuencia, suceden numerosos eventos sin tiempo suficiente para desarrollarlos, desembocando en un desenlace abrupto que plantea una nueva dicotomía para Emily, a modo de gancho para la siguiente temporada.
Más que aportar nuevos matices en sus personajes, esta segunda parte parece un interludio destinado a preparar el terreno para lo que vendrá. El regreso de algunos rostros resulta poco cuidado, al igual que la introducción de nuevos antagonistas, algo forzada. El problema radica en que los conflictos personales ya se han visto antes en la serie. Al menos, en las anteriores entregas, las relaciones de Emily no estaban tan manidas. Sin revelar detalles, el final deja la sensación de buscar el misterio sin construir una base sólida para justificarlo. Una pena, ya que la primera parte apuntaba hacia un desarrollo mucho más interesante, pasándole factura al sumarse al conjunto de esta temporada.

La competición de la ciudad del amor
Lily Collins vuelve a ser el pilar fundamental en la temporada 4 de Emily en París. La actriz consolida su trabajo con frescura, naturalidad y un brillo especial que consigue justificar muchas de las decisiones algo idealizadas de su personaje. Verla en pantalla sigue siendo un placer. Junto a ella, Philippine Leroy-Beaulieu, Ashley Park, Lucas Bravo, Samuel Arnold y Bruno Goeury mantienen la familiaridad de siempre, aportando continuidad al universo de la serie. Mención especial para Arnaud Binard, que encalida al público con su presencia, al igual que Paul Forman y Eugenio Franceschini, muy buenos fichajes. En el caso de Thalia Besson, su interpretación aún no ha acabado de explotar.
Uno de los elementos más valorados de la serie es la elección de sus localizaciones y así sigue siendo en esta temporada. No son pocos los espacios naturales e interiores majestuosos que destilan ese estilo chic y elegante que se asocia con su identidad. La dirección de arte aprovecha estos espacios como escaparate visual para las ciudades retratadas, aunque el guion tire más por el cliché. Otro de los puntos a comentar es el cuidado vestuario, pese a no ser coherente con el estilo de vida de sus protagonistas, son visualmente muy bonitos. En conjunto, el ritmo funciona, con más dinamismo e interés en la primera parte y en la segunda aguanta el tipo para entretener.

Conclusión
La temporada 4 de Emily en París ofrece con una primera parte prometedora, que se diluye en una segunda que se acomoda en vez de seguir evolucionando. Por tanto, hay un contraste entre ambas, saliendo mejor parados los cincos primeros episodios. Aun así, para los seguidores, la serie mantiene su encanto romántico y su espíritu ligero. Lily Collins sigue siendo su gran baza, abrazada por sus compañeros habituales y nuevas incorporaciones acertadas. Las localizaciones y el vestuario siguen siendo su mayor fuerte, reforzando esa identidad de mero entretenimiento y fácil consumo. Una temporada irregular pero disfrutable, que mantiene los amores que terminan por conquistar la madurez que parecía florecer.
Únete a nuestro CANAL DE TELEGRAM





