Tengo sueños eléctricos es la ópera prima en formato de largometraje de la costarricense Valentina Maurel. La directora, con varios cortometrajes a la espalda de los que destacamos “Lucía en el Limbo”, fue galardonada en la Sección Horizontes Latinos de la 70.ª edición del Festival de San Sebastián. Además, “Tengo sueños eléctricos” fue igualmente galardonada con el premio a Mejor director, Mejor actriz y Mejor actor en el prestigioso festival de Locarno.
Esta coproducción entre Costa Rica, Francia y Bélgica, propone una nueva perspectiva del género coming-of-age separándolo del clásico viaje “de joven a adulto durante los tres meses de verano” tratando temas como la relevancia de la autocomprensión. En España se estrenará el 3 Febrero de 2023 por lo que desde Cinemagavia os recomendamos que la vayáis a ver.
Crítica de 'Tengo sueños eléctricos'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Tengo sueños eléctricos
Título original: Tengo sueños eléctricos
Reparto:
Daniela Marín Navarro (Eva)
Reinaldo Amien
Vivian Rodriguez
José Pablo Segreda Johanning
Año: 2022
Duración: 101 min.
País: Costa Rica
Director: Valentina Maurel
Guion: Valentina Maurel
Fotografía: Nicolas Wong
Música:
Género: Drama. Familia
Distribuidor: Elamedia
Tráiler de 'Tengo sueños eléctricos'
Sinopsis
Eva no puede soportar el hecho de que su madre quiera reformar la casa y deshacerse del gato, que, desorientado desde el divorcio, se orina en todas partes. Quiere marcharse y vivir con su padre, quien, desorientado como el gato, está viviendo una segunda adolescencia. Eva lo sigue mientras intenta reconectar con su deseo de convertirse en artista y de volver a encontrar el amor. Pero, como alguien que cruza un océano de adultos sin saber nadar, Eva también descubrirá la rabia que la carcome, y que sin saberlo, ha heredado de él. (Elamedia)
Dónde se puede ver la película en streaming
Dirección y guion con nombre propio
Tengo sueños eléctricos es, sin ninguna duda, una de las revelaciones de este año. La película traza un drama cotidiano sobre la relación padre e hija a través de la visión propia y significativa de Valentina Maurel.
La directora costarricense se estrenó en el gran formato con una pieza sobre la adolescencia, apartándose de la definición estricta de adultez y remarcando así la pregunta de: ¿Qué es ser adulto?
Del estilo de la directora se podrían subrayar muchos aspectos, pero sin duda destaca la narrativa visual por encima de lo expositivo. Tengo sueños eléctricos se caracteriza por el concepto de “menos es más” y queda reflejado desde el guion, que se caracteriza por el poco diálogo, los plantings y pay offs muy bien tratados y las metáforas tanto visuales como dialogadas que refuerzan la temática.
La estructura lineal de Tengo sueños eléctricos propone un in crescendo que culmina con una escena muy peculiar que no deja indiferente al espectador. Esta película hace un ejercicio de desgranar capas y tópicos sobre la adolescencia-adultez en la clase media costarricense. Se mantiene fiel a una imagen alejada del exotismo latinoamericano al que estamos acostumbrados desde Europa.
Una interpretación espléndida de Daniela Marín y Reinaldo Amien
Daniela Marín encarna a Eva, una joven de dieciséis años que va descubriendo el mundo de los adultos y su lugar en él. Es un personaje lleno de contradicciones que evoluciona a medida que los adultos ejercen una relación de poder sobre ella. Lo interesante del personaje es la dualidad entre adultez y niñez que está sujeta a la situación en la que se encuentre con su padre, al que ayuda a buscar piso.
Esta figura, interpretada por Reinaldo Amien, se caracteriza por estar viviendo su segunda adolescencia. Su reciente divorcio ha hecho que vuelva a actuar como un adolescente mientras tiene que lidiar con los problemas de ser padre y referente para una chica a un paso de estar en la edad adulta.
La dupla entre Eva y su progenitor provoca una mejora sustancial en ambos personajes. En primer lugar, por cómo está representada la dualidad entre libertad y violencia que ejerce el progenitor sobre ella y, en segundo lugar, la existencia de un registro comunicativo que solo entienden entre ellos dos.
Ambos tienen una manera particular de comunicarse que, sin justificar la violencia, representa una manera de comunicación entre dos figuras de un mismo núcleo familiar. La relación entre estos dos personajes es la que mantiene la temática paterno-filial inherente en Tengo sueños eléctricos.
La temática paterno-filial: nadie sabe lidiar con la vida
Tengo sueños eléctricos ofrece el viaje de Eva, pero también se detiene en el viaje de su padre, quien intenta huir del tipo de relación que mantuvo con su progenitor. Es una película que va de crecer, de que no dejamos de cambiar aunque seamos adultos y que estos cambios implican errores. Todos nos equivocamos, y los adultos son una figura que también sigue en evolución y por tanto errando, aunque tengan que ser referentes para sus descendientes.
A su vez, habla del descubrimiento sexual ligado al autoconocimiento en tiempos de crecimiento y desarrollo. Igualmente habla de la culpa desde una exploración sobre la adultez, exhibiendo así las distintas maneras de quererse dentro de cada núcleo familiar.
Conclusión de 'Tengo sueños eléctricos'
No nos podemos olvidar de que Tengo sueños eléctricos es una ópera prima. El largometraje es muy potente, toca temáticas a la orden del día y desde un prisma distinto al que estamos acostumbrados a ver.
Está escrito y dirigido desde la cotidianidad -que tanto ha impactado en este 2022- y sin muchas pretensiones. Es una buena propuesta para todos aquellos que les gusten las películas sobre relaciones paterno-filiales y los coming-of-age desde una perspectiva más adulta.
Reportaje de Tengo sueños eléctricos en Días de Cine TVE
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