Nuevamente vuelvo a reseñar a otro cineasta barcelonés, esta vez se trata de Miguel Faus, que nos trae más que un ejercicio, una auténtica pieza de clasicismo audiovisual con más fondo del que el espectador medio pudiera intuir. Sí, el título es tan magnético como contundente: The Death of Don Quixote.
Crítica de The Death of Don Quixote
Resumen
Ficha Técnica
Título: The Death of Don Quixote
Título original: The Death of Don Quixote
Reparto:
Jamie Paul (Alphonse)
John O'Toole (Patrick)
Dermot Canavan (Jay)
Michael Watson-Gray (Tom)
Philip Tomlin (Will)
Rory A. McEvoy (Peter)
Robert Nova (Nestor)
Año: 2018
Duración: 13 min.
País: Reino Unido
Director: Miguel Faus
Guion: Miguel Faus
Fotografía: Sarath Menon
Música: Jan Fité Piguillem
Género: Comedia. Drama
Productora: London Film School
Tráiler en versión original con subtítulos en español
Sinopsis
Londres, 1968. Alphonse, un joven y ambicioso cineasta, intenta completar su mejor trabajo cinematográfico hasta la fecha, The Death of Don Quixote. Pero con su estrella envejecida, Patrick Quincey, enfermándose, no está claro quien morirá primero: su visión, Patrick o Don Quijote.
The show must go on
Un fuego de chimenea. Un desplazamiento panorámico que nos lleva a una cama en la que reposa un Quijote british con su fiel Sancho Panza. Es su final y... Estamos en 1968, lo cual me lleva a pensar que se trata del intento de Welles por llevar a la pantalla al mundialmente reconocido héroe cervantino. Pero no es así, Faus está mostrándonos sus inquietudes como director y guionista (él también firma el cortometraje) acerca de la culminación de un esfuerzo artístico inconmensurable: el llevar a Don Quijote por primera vez a la gran pantalla.
¿Y de qué elementos se rodea? De un delicioso y nítido blanco y negro, que nada tiene que envidiar a la mejor fotografía analógica del cine clásico de los 40 y 50. El blanco y negro casa con un ritmo progresivo, que no entorpece la narración, suma estéticamente, sin quedarse en un mero adorno; nos transporta a la época, el vestuario, el espacio y el attrezzo ayudan también a ello y con creces.
La pieza es indudablemente deudora, en su apartado cómico, y en el instrumental, al "Birdman" de Iñarritu, 2014, así como en tono y temática, aunque también con la colosal "También la lluvia" de Bollaín, 2010. Hasta aquí todo correcto, cine dentro de cine, que no solo homenajea, reproduce el estilo visual en sus formas (composiciones a trípode estático, en sus paneos suaves y narrativos), pero ahora toca zambullirse en las profundidades.
Vivencia y encarnación: Desde las entrañas del actor
La separación del ente ficticio literario, Don Quijote, y el individuo humano sobre la realidad tangible, Patrick Quincey, se disipa; en el umbral de la muerte únicamente podemos reconocer aquello para lo que hemos vivido. En la duda existencial de las últimas horas, resuenan ecos a la "Persona", 1966 y a las "Fresas Salvajes", 1957, de Bergman, y lo trascendental inmanente al legado, hace acto de presencia.
"Somos lo que dejamos en los otros. Lo que recuerdan de uno.", en palabras de la escritora mexicana, Ángeles Mastretta, que dilucidan satisfactoriamente este último rol del histrión, del plasmar el deseo, del sueño compartido que alega el joven director a su intérprete, del finalizar la edificación de un castillo que se hallaba en el aire, substancia de las ideas, al terreno de lo sensible, aquello que apreciamos y que nos enriquece.
Todo sea por el arte
La principal pregunta que nos lanza Faus es, ¿dónde están los límites de la creación artística? ¿Han de ser necesarios a veces sacrificios basados en actos de fe como el de Patrick Quincey para la consolidación de algo mayor? ¿Es posible? Quizás sean imperceptibles en su superficie, pero afirmo rotundamente que estas cuestiones se hallan presentes en las profundidades de este magnífico y soberbio cortometraje que ha ideado Miguel Faus con su equipo. Toda una lección de cine reflexivo.