Tiburón blanco (Great White) es una producción australiana, inspirada en un suceso real. Una jornada idílica a bordo de un hidroavión acabará convertida en una situación extrema que juega con nuestros miedos más primarios a la inmensidad del océano y los materializa en forma de gran depredador. Supone el primer largometraje de Martin Wilson, hasta ahora director publicitario, con guion de Michael Boughen, y producida por el mismo equipo de Abismo (2019). Estreno en salas de cine españolas el 7 de mayo de 2021.
Crítica de 'Tiburón Blanco'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Tiburon Blanco
Título original: Great White
Reparto:
Katrina Bowden (Kaz Fellows)
Kimie Tsukakoshi (Michelle)
Aaron Jakubenko (Charlie Brody)
Tatjana Marjanovic (Tracy)
Te Kohe Tuhaka (Benny)
Tim Kano (Joji Minase)
Jason Wilder (Luke)
Año: 2021
Duración: 130 min
País: Estados Unidos
Dirección: Martin Wilson
Guion: Michael Boughen
Música: Tim Count
Fotografía: Tony O'Loughlan
Género: Terror. Tiburones
Distribución: A Contracorriente Films
Tráiler de 'Tiburón Blanco'
Sinopsis
Una escapada en hidroavión a la Gran Barrera de Coral australiana se convierte en una pesadilla para un grupo de jóvenes cuando son atacados por un gigantesco tiburón blanco. Varado en alta mar sobre un frágil bote salvavidas, el grupo tendrá que usar todo su ingenio para resistir a la monstruosa amenaza que les acecha bajo el agua. (A CONTRACORRIENTE)
Dónde se puede ver la película en streaming
Arquetipos faltos de interés
Los protagonistas de Tiburón blanco (Great White) son presentados en el tramo inicial, con cierta desidia y dificultando la creación de vínculos con el público. Contamos con cinco arquetipos con los que intentan generar cierto interés mostrando parte de sus vidas y problemas personales. Aunque el problema real no es el uso de arquetipos, sino la falta de desarrollo o el buen uso de los mismos. Ni el guion ni la dirección ayudan demasiado al reparto para crear unas interpretaciones muy destacadas.
El primer tercio de película, con la salvedad de la escena inicial, es una mera excusa para llegar hasta la parte central del film. No es demasiado extensa y eso se agradece, aunque alguno de los personajes resulte cargante en cada una de sus intervenciones.
Katrina Bowden (Tucker & Dale contra el mal) y Aaron Jakubenko (Las crónicas de Shannara) representan en pantalla a la que se podría llamar pareja protagonista, si hablamos de personas. Tras ese inicio irregular, se podría decir, que ambos mantienen el hilo narrativo. No se trata de unas actuaciones memorables, pero con el avance del metraje arreglan levemente el desastre inicial.
La gran amenaza
El gran protagonista, aunque apenas aparezca en pantalla es el tiburón, el peligro que acecha en las profundidades a los temerosas personas que huyen de él. Como ya ocurriera en la gran obra maestra Tiburón, creadora e inspiradora de esta especie de subgénero cinematográfico, el monstruo no puede aparecer demasiado, problemas técnicos con el tiburón mecánico en el caso de Spielberg y limitación presupuestaria en la actual. Y lo que en principio debería ser un problema acaba siendo la gran virtud de la película en el clásico y un aspecto positivo en Tiburón blanco.
Los mejores momentos en la narrativa visual así como en la generación de tensión están relacionados con esa imposibilidad de tener al monstruo constantemente en pantalla. Los planos cenitales, rodados con ayuda de drones, son lo más destacado a nivel visual y logran transmitir el desasosiego que sufren los personajes. Por momentos, estos planos hacen consciente al público del peligro que acecha a los protagonistas, mientras que ellos aún no perciben la cercanía de su amenaza. Aún siendo la parte más destacada a nivel visual, acaban teniendo un uso abusivo en el montaje final. Las sensaciones positivas que comienzan transmitiendo acaban perdiéndose por la repetición en espacios breves de tiempo.
El problema con el tiburón surge cuando finalmente aparece en pantalla, aunque sea en contadas ocasiones. La falta de medios acaba suponiendo, con excepción de una escena, que las apariciones del tiburón conlleven un desafío a la atención del espectador. Resulta difícil que un producto con tono serio soporte unas imágenes que no puedan resultar creíbles a estas alturas.
Resolución final en 'Tiburón blanco'
La película avanza y no resultará difícil a los espectadores ir adivinando el orden de eliminación de los supervivientes. No hay intención alguna de innovar, ni en ese sentido ni en cualquier otro. Eso no tiene que resultar un problema en si mismo, las dificultades surgen más bien a la hora de unir el intento narrativo de drama con la falta evidente de medios y de soluciones creativas para salvar ese escollo.
Lo que parecía ir derivando hacia un final desastroso por completo, acaba siendo una resolución digna. Cuando todas las señales hacían indicar que el desenlace acabaría siendo el peor tramo, el cierre se produce de una manera más satisfactoria que la esperada. Si tenemos en cuenta los fallos técnicos que observamos en el tramo central se entiende la sorpresa por un último tramo más aseado. La escena más creíble con el tiburón en pantalla queda reservada a esta parte.
Tiburón blanco (Great White) no llega al nivel de algunas producciones cercanas en el tiempo, como A 47 metros o Infierno azul. Podríamos situarla en la parte baja de la clasificación de productos relacionados con tiburones, pero sin llegar a resultar molesta. A pesar de ser una película llena de tópicos y que no ofrece novedad alguna, es un producto recomendable para amantes del género que solamente esperen una distracción ligera.
Reportaje de Tiburón blanco (Great White) en Días de Cine TVE
Únete a nuestro CANAL DE TELEGRAM