Tsugaru Folksong, película dirigida por Kôichi Saitô, está basada en una canción popular japonesa de la región de Tsugaru, prefectura de Aomori, llamada Tsugaru jongarabushi. Un relato trágico, pues versa sobre el suicidio de un monje a orillas del río Kamikawara, castigo impuesto por su señor feudal, quien interpretó su oposición a las profanaciones de tumbas del enemigo como una traición imperdonable. Los nombres y lugares varían con el paso del tiempo, no así la melodía, interpretada durante generaciones por bardos errantes, muchos de ellos ciegos, pues en época feudal era la única forma, junto a la acupuntura, en que un invidente podía ganarse la vida.



Tsugaru Folksong

Crítica de 'Tsugaru Folksong'

Ficha Técnica

Título: Tsugaru Folksong
Título original: Tsugaru jongarabushi

Reparto:
Kyôko Enami (Isako Nakazato)
Akira Oda (Tetsuo Iwaki)
Mihoko Nakagawa (Yuki)
Kô Nishimura (Tamezo Tsukamoto)
Kojiro Hongo
Hideo Sato (Kanayama)
Minori Terada (Yutaka)
Haruko Toda (Waki, la abuela de Yuki)

Año: 1973
Duración: 103 min.
País: Japón
Director: Kôichi Saitô
Guion: Takehiro Nakajima, Kôichi Saitô
Fotografía: Noritaka Sakamoto
Música: Chikuzan Takahashi
Género: Drama
Distribuidor:

Filmaffinity

IMDB

Sinopsis de Tsugaru Folksong

La historia trata sobre la búsqueda de la base de la identidad nacional japonesa, y el escape de los amantes a la maravilla de la naturaleza.



Seres humanos, mujeres y hombres, erosionados por el mar

Rodrigo Sorogoyen, como muchos otros antes que él, hacía una distinción entre las películas que apoyadas en la trama y las que se apoyan en personajes. Tsugaru Folksong entra claramente en la segunda categoría.

La dinámica de la pareja protagonista recuerda a la anterior película del director, Yakusoku, pues también aquella trataba sobre la relación de una mujer de trágico pasado con un hombre mucho más joven. En vez de Keiko Kishi, tenemos a Kyoko Enami, otrora heroína del Pinky Violence que nunca le impidió afrontar papeles dramáticos. Su seriedad y sentido del dramatismo contrastan de lleno con su amante, un joven infantil y muy inconsciente cuyo protagonismo va aumentando cuando entra una tercera en discordia: Yuki, adolescente ciega marginada por el pueblo y temerosa por el futuro que le espera.

En los secundarios encontramos una cara conocida como es la de Ko Nishimura, veteranísimo actor de la Edad de Oro del cine japonés. Él ofrece la interpretación más entrañable en una película de tono seco, personajes ariscos y ambiente hostil. También otros personajes tienen su relevancia, pero todos ellos parecieran condicionados por esa tierra inhóspita en la que viven. O mejor dicho, son un reflejo de ella.

Tsugaru Folksong película

El mar y los vientos, verdaderos protagonistas

No estamos, como tan despectivamente se viene diciendo de películas actuales, ante una película rural filmada por urbanitas. No tiene cabida idealización alguna sobre el pueblo y los aldeanos, aquellos que no solo viven en la tierra salvaje sino que deben alimentarse y prosperar en ella. La refinada banda sonora de Tsugaru Folksong, compuesta de instrumentos tradicionales nipones, a menudo ha de ceder al rugido de las olas, a los aullidos del viento. La cámara no repara en mostrarte casetas abandonadas, carreteras desiertas y bares que, si bien ofrecen ambiente, dan cobijo a la peor calaña que bebe sin cesar hasta dejar su saldo a cero.

Incluso en las ocasiones, que no son pocas, en las que se nos muestra el océano en todo su esplendor (memorable fotografía de Noritaka Sakamoto), permanece presente la inclemencia y casi desolación de ese estilo de vida que tan poca gente está dispuesta a soportar.

Tsugaru Folksong película

Ironía por destino, desencanto por bandera

Koichi Saito abordó en casi toda su filmografía el tema del aislamiento y el reencuentro con la naturaleza. Sus protagonistas son seres marginados, personas que se someten a un exilio voluntario para dejar un pasado que, con toda certeza, volverá para ajustarles cuentas.

El cinismo de finales de los sesenta dará la vuelta a las motivaciones de la pareja, y quien quería marcharse echará raíces, y quien quiso redención encontrará que esa ha dejado de ser su tierra hace tiempo. Pesa sobre ellos esa carga irónica que hizo memorables a muchas obras del cine negro y en última instancia renegará de cualquier tipo de solución extraordinaria. Los japoneses no son muy dados al optimismo en el siglo XX. Dos bombas atómicas se aseguraron de ello.

Conclusión de 'Tsugaru Folksong'

Tsugaru Folksong es una película de pequeño presupuesto pero mucho que contar. Un relato donde los decorados y personajes hablan más por sí solos que por lo que sale de sus bocas. Las interpretaciones impecables deberían bastar para mantener al espectador atento, si no lo ha hecho ya la partitura inicial de Chikuzan Takahashi.

Únete a nuestro CANAL DE TELEGRAM

CINEMAGAVIA
7,5 / 10
75 %
Artículo anterior"Secretos de un crimen": Un thriller con ambiciones sociales
Artículo siguienteEl mundo del juego en el cine: del "Casino" de Scorsese a "21"
Juan Alegre Arnau
Nacido en 2004. A los 17 años quedé prendado con "Los Siete Samuráis", de Akira Kurosawa y he seguido con entusiasmo la filmografía del país del sol naciente. Aprendí entonces que la fimografía de una nación es siempre reflejo de la cultura de su tiempo y cada película esconde un valor histórico y cultural enorme, para todos aquellos que quieran encontrarlo.
tsugaru-folksong-pelicula-critica-estrenoTsugaru Folksong es una película de pequeño presupuesto pero mucho que contar. Un relato donde los decorados y personajes hablan más por sí solos que por lo que sale de sus bocas. Las interpretaciones impecables deberían bastar para mantener al espectador atento, si no lo ha hecho ya la partitura inicial de Chikuzan Takahashi.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí