Un mal viaje (Bad trip) es una comedia cuyo guion está construido exprofeso para insertar un sinnúmero de bromas con cámara oculta. También sigue ciertas pautas de una road movie. La película está dirigida por Kitao Sakurai (The Eric André Show) y en el reparto figuran Lil Rei Howeri (Judas and the black messiah, A ciegas), Eric Andre (The Eric André Show, Man seeking woman) y Tiffany Haddish (La cocina del infierno, Plan de chicas). La película en principio debió de estrenarse en el pasado festival South by Southwest, pero la Covid 19 motivó la suspensión del evento. Finalmente, Netflix compró los derechos de distribución y podrá verse en la plataforma a partir del próximo 26 de marzo.
Crítica de 'Un mal viaje'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Un mal viaje
Título original: Bad Trip
Reparto:
Lil Rel Howery (Bud Malone)
Eric André (Chris Carey)
Cory DeMeyers (Blind Guy)
Tiffany Haddish (Trina Malone)
Michaela Conlin (Maria Li)
Charles Green (Sacerdote)
Jaime Wallace (Nadadora)
Michele Dawson (Nadador)
Barkley Harper (Galería de arte Prankee)
Adam Meir (Gorilla)
Anthony J. James (Anthony)
Año: 2020
Duración: 94 min.
País: Estados Unidos
Director: Kitao Sakurai
Guion: Jenna Park, Kitao Sakurai, Kathryn Borel (Historia: Dan Curry)
Fotografía: Andrew Laboy
Música: Ludwig Göransson, Joseph Shirley
Género: Comedia. Road Movie
Distribuidor: Netflix
Tráiler de 'Un mal viaje'
Sinopsis
Bromas reales, con gente real en una peli real. De uno de los creadores de ‘Jackass’ y ‘Bad Grampa’, llega esta comedia de cámara oculta: dos amigos se lanzan a la carretera para gastar bromas pesadas y muy originales, que vuelven loco a cualquiera. (Netflix)
Dónde se puede ver la película
De Florida a Nueva York
Un mal viaje (Bad trip), es una película correspondiente a un género peculiar, con unos atributos cinematográficos muy definidos. Se trata de una película con bromas de cámara oculta. El guion viene siendo una plantilla, un armazón, un formulario donde los espacios en blanco los rellenan un conjunto de bromas cada vez más pasadas de vueltas. La historia, por lo tanto, es un tanto exigua. Sigue las andanzas de Chris Carey (Eric André), y Bud Malone (Lil Rei Howeri) en su viaje desde Florida hasta Nueva York.
¿El objetivo del viaje? Chris quiere viajar hasta La Gran Manzana para declararse a su antiguo amor del instituto, Maria (Michaela Conlin). Así que, ni cortos ni perezosos, se llevan el coche de Trina (Tiffany Haddish), la hermana de Bud que se acaba de escapar de prisión. Trina no ve bien que Chris y Bud hayan cogido su llamativo coche, así que emprende una desaforada persecución tras ellos con propósito vengativo.
Mientras, tanto en el punto de partida como durante el desplazamiento, Un mal viaje (Bad trip) va encasquetando situaciones provocadas por los actores, tan absurdas, tan delirantes y tan pasadas de rosca, que una cámara oculta se encarga de recoger las reacciones de los sufridos ciudadanos de a pie. Claro está, que no saben que todo se trata de una película, y que las tropelías que están viendo no son reales, así que sus reacciones son de lo más variopinto. Al fin y al cabo, éste es el propósito de este tipo de producciones.
Todo por la causa
Mal viaje (Bad trip), independientemente de otras consideraciones, tiene una entrega total de sus actores hacia la película. No es fácil tener el desparpajo y el atrevimiento para someterse a tal cantidad de situaciones flirteando con la vergüenza ajena y el bochorno que tanto Chris como Bud crearán y sufrirán. En este punto hay que relacionar a Un mal viaje (Bad trip) con películas como las sagas Jackass o Bad Grandpa. De hecho, Jeff Tremaine (uno de los artífices de esas películas) fue consultado a la hora de llevar a cabo el proyecto. Incluso, Eric André se la proyectó a Sacha Baron Cohen antes del lanzamiento, dado el conocimiento de este de situaciones más o menos parecidas que puedan aparecer en Borat.
En este punto, las peripecias de Chris y Bud se pueden catalogar en diversas categorías. Por un lado están las escatológicas, donde no se ahorran situaciones que fácilmente podrían catalogarse de repugnantes. Son asquerosidades con premeditación y alevosía, que pueden tener sus fans, pero no es más que una versión hardcore del humor simplón de caca, culo, pedo, pis. La reacción esperada en la gente es, obviamente, la de asco.
Otras bromas tienen un componente eminente físico, a base tortazos, caídas, accidentes impostados y otros estropicios semejantes. Aquí el efecto deseado es buscar el susto, el pánico, un repentino estremecimiento. Hay que reconocer que algunas situaciones se han pulido a conciencia para dar credibilidad a estos incidentes, no es una cutrez recalcitrante. No obstante, se mueve entre lo aparatoso y lo cansino.
Las aventuras de Chris y Bud
Un mal viaje (Bad trip) tiene también un componente de road movie. Chris y Bud cogen carretera y manta hasta llegar a Nueva York, pasando por Georgia, Carolina del Norte, Nueva Jersey... En los sitios en que aparcan van sembrando el caos y la confusión. Otro de los tipos de broma, es una especie de prueba de estrés para la incauta persona de a pie que se encuentra con los bromistas. Las pobres víctimas deben mostrar una paciencia franciscana para aguantar las peticiones absurdas, reacciones insólitas y salidas de tono de Chris y Bud. Hay también unos cuantos sketches dedicados a la persecución de Trina, aunque quizá son menos efectivos.
Podría haber sido una oportunidad para, mediante estás bromas, haber hecho una mirada incisiva sobre ciertos aspectos de la vida estadounidense, pero Un mal viaje (Bad trip) prefiere quedarse con la gracieta fácil y llamativa. Ahí, sí que Sacha Baron Cohen es más diestro. Solamente en un par de momentos hay auténtica acidez en la mirada humorística. Por otro lado, la gracia es dispar y el conjunto se torna repetitivo y cansino. Incluso aunque la película no llegue a hora y media, el metraje se hace largo.
Es cierto, que a veces el histrionismo es tal, y el delirio tan surrealista que es imposible no reírse. Algunos momentos realmente graciosos son los del desternillante número musical y baile en un selecto hotel de Nueva York. Sin embargo, hay cantidades ingentes de relleno; también astracanadas a la enésima potencia que no eluden las clásicas bromas de componente sexual, nivel instituto. Ni un atisbo de puritanismo en este aspecto, no son bromas a censurar, sencillamente son un monumento a la chabacanería.
Algunos partícipes de Un mal viaje
Es evidente que Un mal viaje (Bad trip) no se toma absolutamente en serio a sí misma, y está muy lejos de pretender ser un manifiesto artístico. Se le supone que es un vehículo de humor simple y directo. Pero no es formato muy rompedor. Ya hemos mencionado a Borat o a Jackass. Incluso en nuestro país, las bromas de cámara oculta tienen un largo currículum. Por no mencionar las incursiones de Manuel Summers con sus inenarrables películas To er mundo é güeno (1982), To er mundo é mejó (1982), etc. Es decir, que a pesar del atrevimiento de algunas situaciones, no es un concepto realmente nuevo en absoluto.
Uno de los protagonistas principales es Eric André, un actor y comediante estadounidense que con una serie de humor (The Eric André Show) ha alcanzado cierto predicamento en los EE.UU. Es un simpático gancho, que hace algunas gracias y que lo da todo por gastar una broma. Como acto humorístico se puede discutir, pero no hay nada reseñable en su actuación. Es decir, lo esperado.
Lil Rei Homeri sí que tiene una carrera como actor algo más consolidada. Aparece en la quizá oscarizable Judas and the Black Messiah, y ha participado, por ejemplo, en Déjame salir (2017). Es el personaje tranquilo, pero no deja de ser, al igual que Eric André, un hábil inductor a las bromas. No mucho más que destacar. El guion es una travesura, y punto. Por su parte, el directo Kitao Sakurai no pasa de ser un mero coordinador de algunas cuestiones. La labor de montaje da continuidad obviando a los que no pican, o a aquellos cuyas reacciones no son adecuadas para aparecer en el montaje final. Pero para eso están los crédito finales ¿no?
Conclusiones de 'Un mal viaje'
Un mal viaje (Bad trip) no posee mucha coartada cinematográfica, al tener una ligación entre broma y broma escasa e irrelevante. Como mero ejercicio de humor filmado funciona mejor, pero se disfrutará solo si se es seguidor del humor de trazo grueso, zafio y escatológico. No solo de Wilder y Lubitsch vive el hombre, pero las gamberradas con cámara oculta acaban siendo repetitivas y solamente llamativas por su bestialidad ocasional. Si quieren ver algo sin complicaciones, mientras ponen el marcador de preocupaciones a cero, y no le hacen ascos a este tipo de humor, procedan. En todos los demás casos, mejor pensárselo.
Únete a nuestro CANAL DE TELEGRAM