Un pájaro azul, película dirigida por Ariel Rotter, es una historia sensible, emotiva e intimista que roza la tragicomedia y que aborda las complejidades de las relaciones de pareja, los sueños incumplidos y los dolores no resueltos. Un pájaro azul tuvo su gran pre estreno en el pasado Festival de Málaga y ganó el premio al mejor actor Alfonso Tort (Naufragios) en el Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz. Estreno en salas de cine españolas el 4 de abril de 2025.
Crítica de 'Un pájaro azul'
Resumen
Título: Un pájaro azul
Título original: Un pájaro azul
Reparto:
Alfonso Tort (Javier)
Julieta Zylberberg (Valeria)
Romina Paula (Camila)
Norman Briski (Padre)
Susana Pampín (Sra. Palau)
Alejandra Flechner
María Villar (Julieta)
Julián Larquier Tellarini (Compañero oficina)
Verónica Hassan (Vero)
Eugenia Guerty (Doctor)
Néstor Guzzini
Mariano Sayavedra
Adriana Ferrer
Año: 2023
Duración: 97 min.
País: Argentina
Director: Ariel Rotter
Guion: Ariel Rotter
Fotografía: Guillermo Nieto
Música: Alejandro Pinnejas
Género: Drama
Distribuidor: Reverso Films
Tráiler de 'Un pájaro azul'
Sinopsis
Javier y Valeria hace años que buscan tener un hijo que no llega. Un día aparece Camila, una compañera de trabajo de Javier, para contarle que está embarazada de él. Javier queda atrapado en un conflicto que pone a prueba sus valores y su sentido de la responsabilidad; y con el paso de los días, dinamita su existencia y su vida de pareja. (Reverso Films)
Dónde se puede ver la película en streaming
Cuando el hijo deseado es el hijo ajeno
Un pájaro azul arranca con una mentira piadosa, la compra de una casa que Valeria insiste en llamar "el hogar perfecto para cuando llegue", pero "cuando llegue" es una promesa vacía, un mantra que se repiten mientras el tiempo les quema las entrañas.
Todo salta por los aires cuando Camila, compañera de trabajo de Javier, le anuncia un embarazo fruto de un encuentro casual, lo que podría ser un drama de infidelidades al uso, aquí se transforma en un laberinto de culpas, ¿Cómo celebrar la vida que nace cuando es la prueba viviente de tu propia traición?
Apuesta por la sutileza
Ariel Rotter filma como si pusiera el mundo en pausa, planos fijos de Javier mirando al vacío mientras el microondas gira en la cocina, primerísimos planos de Valeria deshojando margaritas imaginarias en el jardín. La luz es otro personaje, azules fríos en las escenas de soledad, amarillos enfermizos en los flashbacks de esperanza.
El problema es que tanta contención termina por anestesiar, hay escenas que piden gritos, lágrimas, algo… pero Rotter las filma como si estuvieran detrás de un vidrio, es realista, sí, pero a veces el realismo sabe a agua tibia.
El alma rota que nadie ve
Julieta Zylberberg, que interpreta a Valeria, debería cobrar royalties por cada mirada que clava al vacío. Su personaje es un volcán de rabia contenida, cuando descubre el embarazo de Camila, no rompe platos ni grita, simplemente ordena los cubiertos en la mesa, uno por uno, como si el silencio pudiera matar.
Alfonso Tort que interpreta a Javier, en cambio, es un hombre que camina como si llevara zapatos de cemento, su actuación es correcta, pero predecible, el típico "hombre bueno que la cagó" con cara de perro mojado.
Minimalismo efectivo
La fotografía de Guillermo Nieto convierte cada escena en un cuadro de Edward Hopper, casas vacías con muebles demasiado nuevos, hospitales iluminados con luz de neón que parecen cámaras de tortura.
Hasta el vestuario habla, Valeria viste suéteres que la ahogan, Javier trajes que le quedan grandes, como si jugara a disfrazarse de adulto.
Conclusión de 'Un pájaro azul'
Un pájaro azul es una exploración interesante sobre la paternidad, la culpa y las decisiones que nos marcan, pero su contención emocional juega tanto a favor como en contra. Si bien logra transmitir la angustia del protagonista de manera realista, le falta un golpe de emoción más contundente para que su historia resuene con más fuerza.
¿Vale la pena? Sí, pero no esperes catarsis, esto es cine para quienes saben que a veces, el amor no vence solo duele, y que los hijos, deseados o no, siempre dejan cicatrices que ni la mejor casa puede esconder.
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