Tras formar parte de la Sección Oficial del Festival de Málaga, Vírgenes, película dirigida por Álvaro Díaz Lorenzo, es un homenaje al 'boom' turístico de la Costa del Sol en los años 60. Estreno el 20 de junio de 2025 en salas de cine españolas.
Crítica de 'Vírgenes'
Resumen
Título: Vírgenes
Título original: Vírgenes
Reparto:
Carlos Scholz (Vicente)
César Vicente (Rafa)
Xavi Caudevilla (Honorio)
Natalia Azahara (Carmen)
Cristina Kovani (Ana)
Paco Tous (D. Fernando)
Julia Palha (Astrid)
Salva Reina
Antonio Dechent (Comisario)
Adrián Pino (Padre Serrano)
Boré Buika (Guille)
Daniel Mantero
Joaquín Núñez (Eduardo)
Año: 2025
Duración: 87 min.
País: España
Director: Álvaro Díaz Lorenzo
Guion: Álvaro Díaz Lorenzo
Fotografía: Valentín Álvarez
Música: Pilar Onares
Género: Comedia. Adolescencia
Distribuidor: Filmax
Tráiler de 'Vírgenes'
Sinopsis
Sevilla, 1968. Honorio, Rafa y Vicente están a punto de cumplir los 20 y sueñan con escapar de su rutina. Al ver un NO-DO sobre el boom turístico en la Costa del Sol y los aires de libertad, deciden viajar a Torremolinos para cambiar sus vidas y, sobre todo, perder la virginidad con las suecas. Tras inventarse las excusas pertinentes y un Seat 600 cargado, emprenden un viaje que pondrá en duda todo lo que creían saber hasta el momento. Al final, el amor triunfa en esta divertida comedia romántica. (Filmax)
Dónde se puede ver la película en streaming
Un viaje con destino conocido
La premisa de Vírgenes funciona como disparador cómico y emocional, pero el desarrollo no está a la altura de lo que plantea. Vírgenes se apoya demasiado en tópicos y evita todo conflicto real. Los personajes se enfrentan a pequeñas peripecias, engaños familiares, primeras fiestas, malentendidos sexuales, pero nunca se sienten en peligro ni enfrentados a dilemas genuinos. El viaje que prometía transformar sus vidas acaba siendo anecdótico, y eso, tratándose de una historia de iniciación, es un fallo estructural.
Comodidad narrativa y cero riesgo
Álvaro Díaz Lorenzo sabe moverse en el terreno de la comedia amable, como ya demostró en Señor, dame paciencia o La lista de los deseos. En Vírgenes repite la fórmula, ritmo ágil, tono ligero, personajes accesibles, la dirección es funcional y clara, pero también excesivamente segur, no hay grandes decisiones formales ni apuestas narrativas. Vírgenes avanza como una serie de viñetas más o menos graciosas, sin una progresión emocional contundente ni un punto de vista que la distinga del resto de comedias nostálgicas.
Se agradece, eso sí, que Díaz Lorenzo no caiga en el cinismo ni en el sentimentalismo fácil. Todo está contado con cariño y respeto por los personajes, pero esa misma contención impide que la película despegue. El director parece más interesado en hacer pasar un buen rato que en contar algo significativo sobre esa generación o ese momento histórico. Lo que podría haber sido una reflexión ácida o una sátira valiente se queda en un retrato blando.
Compañerismo por encima de todo
El trío protagonista cumple con solvencia, hay química entre ellos y eso sostiene buena parte del encanto de Vírgenes. Sus personajes son algo arquetípicos, pero logran insuflarles una humanidad suficiente para que nos caigan bien, aunque no terminen de evolucionar.
Más allá de los protagonistas, los personajes secundarios están algo desaprovechados, son meros instrumentos de la trama, sin desarrollo ni voz propia. En general, el reparto hace lo que puede con un guion que no da muchas capas ni matices.
Una España de postal
Desde el punto de vista visual, Vírgenes destaca por su esmero en la ambientación. El vestuario, los peinados, los coches, las canciones, todo está cuidado al detalle para transportar al espectador a ese final de los años 60 que aún olía a rancio pero empezaba a mirar hacia fuera. La fotografía es cálida y luminosa, con una estética de postal que favorece la nostalgia, aunque a veces roza lo edulcorado.
La música, llena de temas yeyé y melodías pop ligeras, cumple su función de acompañar el tono desenfadado. La dirección de arte se luce en las escenas de carretera y en las secuencias de playa, aunque la puesta en escena es más funcional que inspirada, se nota oficio, pero falta personalidad.
Conclusión de 'Vírgenes'
Vírgenes es una comedia que se deja ver con agrado, pero también con indiferencia. Tiene buen ritmo, un reparto solvente y una ambientación cuidada, pero no deja huella, le falta riesgo, le falta conflicto, le falta alma. Lo que empieza como un canto a la libertad juvenil acaba convertido en una colección de postales simpáticas, no hay crítica real, ni emoción profunda, ni una evolución clara en los personajes, todo queda en la superficie.
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