La gran triunfadora de este año en el Festival de Sevilla fue We Believe You, ópera prima belga de Charlotte Devillers y Arnaud Dufeys que se alzó con el principal galardón, el siempre esperado Giraldillo de Oro, además de los premios a mejor actriz y guion. Su propuesta se lanza de lleno a la práctica del minimalismo formal, capaz de capturar sensaciones muy complejas con muy pocos elementos en pantalla, construyendo así una línea discursiva que parte de premisas frágiles y profundamente dramáticas para el espectador. We believe you, premiada en la Berlinale con una Mención Especial a la Mejor Ópera Prima, llegará a los cines españoles en 2026 de la mano de Karma Films y Filmin.
Crítica de 'We believe you'
Resumen
Ficha Técnica
Título: We Believe You
Título original: On vous croit
Reparto:
Myriem Akeddiou (Alice Piron)
Laurent Capelluto (M. Goossens)
Natali Broods (El juez)
Ulysse Goffin (Etienne Goossens)
Adèle Pinckaers (Lila Goossens)
Alisa Laub (Maître Alaoui)
Marion de Nanteuil (Maître Roland)
Mounir Ben-Naoum (Maître Comuzzo)
Año: 2025
Duración: 78 min.
País: Bélgica
Director: Charlotte Devillers, Arnaud Dufeys
Guion: Charlotte Devillers, Arnaud Dufeys
Fotografía: Pépin Struye
Música: Lolita Del Pino
Género: Drama. Familia
Distribuidor: Karma Films
Tráiler de 'We Believe You'
Sinopsis
Ambientada casi íntegramente en una sala de vistas, We believe you acompaña a una mujer que debe defender ante un juez la custodia de sus hijos y hacer oír su versión frente a la de su exmarido, en un procedimiento que pone a prueba los límites de la justicia y la capacidad del sistema para escuchar a las víctimas más jóvenes y vulnerables.
Equilibrando el desequilibrio
En este caso concreto, los conflictos se condensan en el terreno judicial más reducido e íntimo posible. Si en Anatomía de una caída el núcleo es la incertidumbre ante la figura del culpable o inocente, en We Believe You la amenaza es mucho más vulnerable y pesada: el tiempo. Para Alice y sus hijos, el tiempo lo es todo. Es el depredador definitivo en ese hábitat tan lento y peligroso que se hace llamar sistema jurídico, por desgracia compuesto de procesos lentos y exposiciones abrumadoras para las víctimas.
Tratándose de un debut en el largometraje, sorprende el talento con el que Charlotte Devillers y Arnaud Dufeys manejan las tensiones, diseccionan los matices de cada punto de vista y aprovechan el único escenario con el que trabajan para trazar los límites del propio relato. Todo ello en una duración de hora y veinte dotada de un ritmo narrativo fugaz, prácticamente infalible.
Su juego de testimonios, de posturas en constante alerta, arma un territorio de ambigüedades que también presenta unos hábiles contrastes narrativos cuyo significado acapara el significado del título escogido para el filme (te creemos). Pero desarrollar este último punto implica desvelar las dinámicas entre el entorno y los personajes.
Spoiler
La madre, la principal responsable de encarar una situación al rojo vivo, de proteger a sus hijos de un padre aplastado por gravísimas acusaciones, es quien tiende a representar la vara de la verdad, o eso parece. Sin embargo, es prácticamente incapaz de mantener la calma, de mostrar confianza plena frente a la jueza encargada de tratar el caso por ambos bandos. Su comportamiento es inestable y en algún momento incluso revela alguna actitud más que cuestionable.
El padre, por otro lado, el presunto villano de esta historia, apenas se estremece, pues se aferra a la razón con una parsimonia que parece responder con mayor claridad a los códigos de la razón humana. Y en esta subversión de roles se encuentran los chicos, las víctimas, que básicamente no quieren verle ni en pintura. Una inocencia corrompida en un sistema que no los protege y que deja sus frágiles corazones en manos de su tutora. Pero bueno, que deciden creerles a pesar de señalarlos con la duda y fallarles en el proceso.
El prestigio de una actuación
El hecho es que hay un control a la hora de contar esta desgarradora historia, de moverse con cuidado entre sentimientos a punto de estallar, que resulta inusual dentro de unas circunstancias tan sensibles y violentas como las que aquí se analizan. Podrá no ser una obra con tanto fondo puramente cinematográfico a fin de cuentas, pero es un ejercicio de claustrofobia minimalista cuya efectividad e implicación es difícil negar.
En una tesitura convencional, el último tramo de We Believe You hubiera dejado al conjunto algo expuesto, pues su intencionada escala analítica de grises se mantiene sólida hasta cierto punto. No obstante, logra mantener el tono taquicárdico durante sus 78 minutos gracias, en gran medida, a las actuaciones de todos y cada uno de los implicados en estos frentes abiertos.
Destaca Myriem Akeddiou, una actriz estupendísima con una entrega muy potente y un registro tan convincente como demoledor. Ella sola puede aguantar toda una película y queda demostrado aquí, mediante planos de cortes mínimos, prestados a la complejidad del monólogo, y acorralada en una sala de reuniones donde su cotidianidad y la de sus seres más queridos está en juego.
Conclusión de 'We Believe You'
Otra victoria anotada para el minimalismo, y esta vez el punto es franco-belga. We Believe You funciona como un tiro sin necesidad de exprimir grandes cantidades de recursos cinematográficos. Consigue que creas en su propuesta valiéndose de un solo escenario, una puesta en escena más simple que una hoja en blanco y unos actores profundamente comprometidos con los personajes que interpretan. Y acabas saliendo de la sala pensando más en lo que no se ha visto que en lo que se ha contado.
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