"Los amigos de ellos dos": Ser a causa de

Los amigos de ellos dos nos presenta a dos parejas amigas que se encuentran a cenar todos los jueves desde hace más de doce años. Nicolás y Liza ya llegaron al restaurante, pero sus amigos no. Los minutos pasan y la misteriosa e inusual demora de los amigos comienza a preocupar.

¿Por qué llegan siempre tarde?

¿Qué rol ocupamos en la vida de ellos dos?

¿Se interesan realmente por nosotros?

¿Habrá llegado el momento de mostrarles nuestro descontento?

Los amigos de ellos dos reflexiona sobre cómo percibimos el lugar que ocupamos en esta sociedad. (TEATRO ESPAÑOL). 

La simbiosis de la apariencia

Matías del Federico y Daniel Veronese ahondan en el significado de ser a través de lo que significa una persona a partir de la existencia de otra. Por tanto, se plantea un dilema abstracto que, pese a comprenderse de primera mano, va más allá de un pensamiento fugaz o banal. Con lo cual, Los amigos de ellos es una obra que habla de la validación, de las expectativas, de la consecuencia de agarrarse a aquello que parece que da sentido a seguir en la palestra. Hay varios momentos en los que dentro de esa comedia cercana, se desgranan reflexiones que hacen que se revele una parte oscura del ser humano. Ahí es donde se ve su máximo interés, dado que se ven distintas caras de una misma pregunta.

Además, cabe destacar que tiene puntos muy frescos de humor, que dan vida al relato y eso permite que el patio de butacas desprenda una buena energía. Las risas no tardan en salir, sobre todo en las partes más disparatadas del libreto. Una muestra de que el texto no busca una verosimilitud o reconstrucción coherente, sino que también utiliza lo absurdo para encandilar a los asistentes. Sin embargo, sería importante apuntar que la extensión de la problemática hace que se desdibujen algunos de los pasajes más brillantes, ya que hay una intención de alargarse en el tiempo que no siempre está justificada. En consecuencia, a pesar de no ser una historia muy larga, hay momentos en los que se ralentiza de una forma muy notoria el transcurso del relato.

Una pareja en estado de gracia

Uno de los motivos por los que merece la pena acudir a ver Los amigos de ellos dos es el trabajo actoral de la obra. La dupla formada por Malena Alterio y David Lorente es perfecta, explotándolos al máximo, logrando una pareja llena de química y acción. De forma particular, Malena Alterio es un prodigio sobre el escenario, con una naturalidad intrínseca que logra crear una conexión directa con los espectadores. Además, adereza su verdad con una comedia ácida e irónica muy bien definida, con una expresividad perfecta y un lenguaje corporal elegante y sutil. Sin duda, Alterio es una todoterreno y en esta pieza demuestra el gran control que tiene a nivel actoral. Espléndida.

David Lorente mantiene el mismo nivel que su compañera, con un trabajo brillante, que levanta varios momentos de la obra. Además, se agradece que sepa dónde llevar al extremo a su personaje y cuándo dejarle respirar. Gracias a ello, hay distintos matices en su trabajo dramático, siendo un gusto verle transitar por las distintas fases que se ven en la obra. También se ve su validez como intérprete en cómo convierte los desvaríos en toda verosimilitud y con una gestualidad perfecta. La confianza que se teje entre Lorente y Alterio hace que se retroalimenten entre ellos y eleven la calidad de la obra en su conjunto.

La espera eterna

La propuesta escénica de Los amigos de ellos dos se basa en la reconstrucción de un restaurante moderno, llevando sin complicaciones al espectador a ese interior muy identificable. Por lo tanto, visualmente lleva un sello de identidad muy concreto, que permite formular la propia identidad de lo que se desea transmitir con el espacio. Esa ostentación y esa modernidad son el perfecto vehículo para desarrollar la pieza que se ve sobre las tablas. Una perfecta metáfora invertida, que triunfa por ese juego de imagen con correspondencia. Luego, la acción de se cuida para poner el foco, principalmente, en el trabajo actoral, siendo ésta su principal baza.

El diseño de iluminación sigue un estándar que cumple, pero no tiene un significado más allá del útil. Lo mismo sucede con el diseño sonoro, que inicia con un paisaje reconocible, como el ruido de un restaurante, para luego mantenerse en un silencio más lineal. Por otro lado, la última parte de la pieza, se sostiene por el texto, pero no se comprende el cambio de la escenografía, dado que no ejecuta el suficiente golpe de efecto como para llamar la atención en sí mismo. El ritmo es irregular, presentando partes verdaderamente entretenidas y divertidas, frente a momentos en los que se va debilitando y hace que el espectador pueda desconectar brevemente. Tal vez, pueda ser interesante ver cómo levantar estas partes para evitar dicha sensación.

Conclusión

Los amigos de ellos dos es una obra que combina la reflexión con el disparate, poniendo contra las cuerdas al dilema de la validación social. El texto goza de una idea muy interesante, que ejecuta en varias partes el comportamiento y la naturaleza humana. Además, tiene píldoras de comedia muy divertidas. Sin embargo, su joya de la corona es la interpretación actoral, con una dupla magnífica que levanta la calidad del montaje. Maravillosos Malena Alterio y David Lorente. Por otra parte, la puesta en escena evoca a un simbolismo bien utilizado, pero se echa en falta más desarrollo en otros aspectos técnicos y artísticos. Un duelo mano a mano, donde los actores se corona por su excelente labor.

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