388 Arletta Avenue (2011) se trata de una película dirigida por Randall Cole, de factura canadiense y producida por Vicenzo Natali (En la hierba alta). La obra, que a priori podría anclarse en el género del Found Footage, en realidad ofrece algunos alicientes macabros más, que la sitúan más allá de la producción habitual del subgénero, permitiendo incluso debates morales y filosóficos en torno a ella.
Crítica de '388 Arletta Avenue'
Resumen
Ficha Técnica
Título: 388 Arletta Avenue
Título original: 388 Arletta Avenue
Reparto:
Nick Stahl (James Deakin)
Mia Kirshner (Amy Walker)
Devon Sawa (Bill Burrows)
Aaron Abrams (Alex)
Charlotte Sullivan (Sherry)
Krista Bridges (Katherine)
Graham Abbey (Oficial #2)
Gerry Dee (Jefe)
Daniel Lévesque (Felix)
Martin Roach (Oficial #1)
Año: 2011
Duración: 87 min.
País: Canadá
Director: Randall Cole
Guion: Randall Cole
Fotografía: Gavin Smith
Música:
Género: Intriga. Thriller
Distribuidor:
Tráiler de '388 Arletta Avenue'
Sinopsis
Producida por Vicenzo Natali, director de Cube y Splice: Experimento Infernal, un film que se adscribe a la tradición found footage, de Paranormal Activity filmada a través de cámaras de seguridad.
388 Arletta Avenue sigue a una pareja de treintañeros, Dean y Amy, secretamente filmados las 24 horas en su domicilio, en la calle y en su lugar de trabajo. El acosador utiliza las imágenes deformándolas con el fin de crear tensiones en la pareja. Cuando Amy desaparece de repente, Dean no sabe si ha sido secuestrada o si le ha dejado. La respuesta es incluso peor. (Filmin)
Dónde se puede ver la película
A priori, una más....
388 Arletta Avenue nos presenta una macabra historia, en la que una pareja es asaltada de manera fantasmal por un psicópata, que sin hacer acto de presencia (de hecho en ningún momento vemos su rostro), parece tenerlos controlados y asustarlos, amenazarlos sin que estos se den cuenta de quien es su acosador o de las intenciones que este tiene. El espectador comparte en todo momento el punto de vista con el asesino, porque nosotros vemos la historia mediante las cámaras que el psicópata coloca en la casa de las víctimas...
El Marqués de Sade
La primera vez que uno lee al Marqués de Sade (probablemente sea también la última vez que se haga), uno se queda estupefacto, y una de las preguntas que a uno le viene a la mente es... ¿Con qué objeto se hizo esto? ¿Para qué? Leer la obra de Justine o los infortunios de la virtud, escrita en 1787, sigue produciendo un efecto repulsivo a día de hoy. Resumiendo el argumento, podríamos decir que nuestra protagonista, Justine, es una muchacha alegre y honrada, que a lo largo de la novela es humillada, violada, vejada y torturada, una vez tras otra. Uno queda realmente tocado después de leerla, porque no parece haber una explicación moral detrás de todo ello, lo que hay es lo que vemos, el triunfo de un nihilismo demoledor.
Más de doscientos años después, se siguen escribiendo novelas, y haciendo películas de igual forma. Sería injusto e incorrecto decir que todas las películas de terror siguen el modelo de Sade. En realidad, muy pocas dentro del circuito comercial siguen este nihilismo extremo. En la mayoría, nuestros protagonistas, a pesar de enfrentarse a fuerzas sobrenaturales u oscuras que le superan en fuerzas, siempre pueden, como mínimo oponerse a ellas. Pero en el caso de Justine, como en el de 388 Arletta Avenue, los protagonistas parecen ser marionetas en manos de un dios maligno, actores totalmente pasivos que no son más que sujetos de un señor sádico. ¿Por qué? ¿Con qué objetivo?
Son marionetas a las que el narrador les gusta hacerlas sufrir hasta el extremo, no hablando ni siquiera de violencia explícita o de escenas sangrientas (a penas hay violencia en ese sentido en la película, al igual que en Sade apenas había explicaciones sobre temas escabrosos en las violaciones)
Un dios maligno
A lo comentado anteriormente, se le suma un particular sistema de narración, que a su manera, y aún siendo un medio artístico totalmente diferente, comparte características con la obra de Sade.
388 Arletta Avenue nos presenta toda la historia desde un punto de vista prácticamente omnisciente. En teoría, son las cámaras que el psicópata instala en casa de su víctima. En la práctica esto no se sostendría, porque sería fácil que nuestro protagonista se diera cuenta de ellas, o problemas similares técnicos. Da igual. Todo es una excusa para que nos sintamos como un dios maligno, similar al que describía Descartes. Esto provoca sin duda una reacción moral en nosotros, que en cierta manera nos sentimos culpables. Queremos intervenir, pero sabemos, que al igual que en el caso de Justine, es totalmente inútil. Somos incapaces de hacer nada, pero a la vez nos sentimos ciertamente atrapados en una vorágine que nos impide detener la mirada. ¿Por qué? ¿Qué hay de atrayente en todo esto? ¿Forma parte de nuestra propia naturaleza humana?
El toque Creepypasta
388 Arletta Avenue tiene unas últimas imágenes que le dan un pequeño giro final al sentido de la historia, que la une sin duda a la tan actual corriente de los Creepypasta. La película no podría ser real, por mucho que se intente vender como tal (sobre todo con uno de los planos finales, que nos advierte que esto es solo una pieza más de un puzle macabro mucho más amplio), pero la esencia de leyenda urbana se plantea con mucha astucia.
Conclusión de '388 Arletta Avenue'
Pareciendo a priori una película más de Found Footage, en realidad 388 Arletta Avenue es una película que permite ir más allá, para permitir todo tipo de debates.
Únete a nuestro CANAL DE TELEGRAM