Netflix nos presenta un nuevo caramelito del true crime, Acabo de matar a mi padre. La plataforma parece decidida a destacar en este género y, de nuevo, se vale de Skye Borgman. La directora de La chica de la foto y Abducted in Plain Sight nos trae esta vez la historia de Anthony Templet, acusado de asesinar a su padre.



Acabo de matar a mi padre

Crítica de 'Acabo de matar a mi padre'

Ficha Técnica

Título: Acabo de matar a mi padre
Título original: I Just Killed My Dad

Reparto:
Mason Chamberlain (Anthony de joven)
Dana Cummings (East Baron Rouge ADA)
Teresa Thompson (Madre de Anthony)
Susan Templet
Patricia Jenkins (Abuela de Antonio)
Elena Fennell (Supervisor de Anthony, Guardería de Clegg)
Jarrett Ambeu (Abogado defensor de Anthony)

Año: 2022
Duración: 40 min.
País: Estados Unidos
Director: Skye Borgman
Guion:
Fotografía: Michael Nelson
Música: Jasha Klebe
Género: Documental. True crime
Distribuidor: Netflix

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Tráiler de Acabo de matar a mi padre

Sinopsis

Acabo de matar a mi padre es una docuserie sin precedentes que narra la increíble historia jamás contada de la familia Templet. Anthony Templet le pegó un tiro a su padre y nunca lo negó. Pero sus motivos eran muy complejos, con implicaciones profundas que se extienden mucho más allá del entorno familiar. En esta docuserie de tres episodios se analiza la mente de Anthony y cómo se precipitaron los sucesos del 3 de junio de 2019, así como las secuelas psicológicas y emocionales. (Netflix España)

Dónde se puede ver la miniserie en streaming



Narrado por el acusado

Skye Borgman afronta este nuevo reto con un estilo más definido, pero sin perder el toque emotivo que caracteriza su trabajo. En esta ocasión, nos narra el complejo caso de Anthony Temple, quien aseguró haber asesinado a su padre en defensa propia. El propio Anthony será el testimonio principal, algo inusual, y es este detalle el que marca la diferencia. Aquí mismo también, reside la pequeña trampa del relato, que pierde su objetividad con rapidez, respondiendo las preguntas del espectador quizá antes de que se las haga.

Anthony Temple despierta enseguida nuestra curiosidad. Su templanza puede ser tan causa de su inocencia como de su culpabilidad. El propio Anthony es una gran baza para generar esa duda tan agradecida en este tipo de docuseries que, por desgracia, no se mantiene lo que quisiéramos. Acabo de matar a mi padre comienza con la confesión del propio Temple, un adolescente algo frío y distante que tiene mucho que contar, y esto nos mantendrá atentos en todo momento, esperando una y otra vez la aparición de Temple para saber más y dibujar su perfil.

Acabo de matar a mi padre
Copyright Netflix

Una duda razonable

Si en algún momento el guion intenta sembrar la duda, esta no termina de presentarse con la suficiente fuerza. Tras una presentación algo tropezada, aunque visualmente muy elegante y cinematográfica, el documental se vale de distintos testimonios para seguir la evolución del caso. En esta ocasión, retroceder al origen de este crimen conlleva recoger migas de pan aquí y allá, pequeños trazos en un intento de darle a lo descubierto el mismo orden que tuvo en la investigación. Lo malo es que hay ocasiones en las que percibimos como un testimonio u otro pierden naturalidad dependiendo de la carta que quede oculta en la manga, como si un índice alzado les dijera hasta donde contar y en qué tono hacerlo para no ser descubiertos antes de tiempo.

Ese toque tan emotivo, habitual en Skye Borgman, se pierde en esa artificialidad. Una emotividad que se diluye también entre muchos de los testigos. Ciertos detalles terminan por parecer inverosímiles, no por ser reales o no, sino por ser totalmente ajenos a su alrededor, algo impensable hoy día. Es el entorno más cercano el que más nos desconcierta, llegando al punto de casi contradecirse, como en el caso de la madrastra de Anthony y su familia. Ese es el resultado de procurar no desvelar antes de tiempo, algo que el espectador suele agradecer, pero que esta vez percibe como forzado.

I Just Killed My Dad
Copyright Netflix

Una respuesta ambigua

Una vez desvelado el pastel, el guion pretende volver a lo humano como colofón, pero esto se nos hace difícil de masticar y disfrutar. Las dudas sobre la actitud de algunos de los protagonistas, el trasfondo muy lejano de la narración del caso de un modo más técnico y lo complejo del propio Anthony nos deja algo fríos para cuando llegamos al desenlace.

Acabo de matar a mi padre no consigue encontrar el equilibrio entre ambas líneas argumentales, no termina de definirse, y sus saltos en el tiempo no son tratados con el cuidado con el que se debería. Eso sí, presentado en tres episodios de cuarenta minutos claramente diferenciados, su relato es ligero. Quizá es esta intención de dividirlo en tres bloques con distinto núcleo lo que entorpece la construcción final, ya que es imposible ser convincente mientras se oculta deliberadamente un envoltorio que pretende sorprendernos sin conseguirlo.

Acabo de matar a mi padre
Copyright Netflix

Conclusión de 'Acabo de matar a mi padre'

Visualmente, Acabo de matar a mi padre tiene marca propia. La escenificación es cinematográfica pero respetuosa; además intenta salir del corte clásico en la exposición de los testimonios. El nuevo true crime de Skye Borgman la asienta definitivamente como la reina actual del género, pero en la ejecución parece intentar una pirueta extra sin mucho éxito.

El caso de Anthony Temple resulta muy interesante en su complejidad, por el papel que le toca jugar a la justicia y por el propio Anthony, detalles que se mantienen toda la narración. Pero puede que sea la humanidad que a la directora le gusta mostrar, la que haga tambalear esta docuserie, porque con el blanco y el negro como armas es fácil enternecer al espectador; lo complicado son los grises. O puede que, en el fondo, esa sea precisamente la verdadera humanidad.

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