"Adictos": Lola Herrera contra la distopía tecnológica

Adictos somos todos…

Adictos surge de la necesidad de abordar una problemática que nos afecta a todos: ¿hasta qué punto estamos sometidos por la tecnología? ¿somos realmente libres? ¿qué tipo de sociedad hemos construido? ¿qué panorama nos plantea el futuro más cercano? ¿realmente nos merecemos el calificativo de "seres humanos"?

Estas cuestiones, que raramente hoy se ven planteadas encima de un escenario, deben confrontarse con el público contemporáneo. La realidad de Adictos es la de la expansión progresiva de la desinformación. Una ficción cuyos personajes manifiestan inquietudes que nos atañen a todos, cuestionando paradigmas que, hasta ahora, hemos asumido como válidos y ciertos pero que puede que escondan mentiras que estén distorsionando nuestras vidas. La transformación del personaje de Estela viene a ser una metáfora de la disposición del ser humano para cambiar de actitud.

Los autores reivindican a través de este texto la capacidad de reacción del ser humano. El punto de rebeldía que siempre es necesario para que las cosas evolucionen hacia una meta mejor, hacia el horizonte en el que todos podamos disfrutar de una vida tecnológicamente sana y socialmente libre. (TEATRO REINA VICTORIA). 

Pon un asistente virtual en tu vida

Quien más y quien menos se ha preguntado alguna vez hasta qué punto el teléfono, las Alexas y los altavoces inteligentes nos escuchan. Y quien más y quien menos se ha sorprendido al empezar a recibir publicidad de, digamos, comida de gatos después de hablar con un compañero de trabajo que acaba de tener uno. Primero puedes sentirte paranoico, luego, al reiterarse, quizás, te parece entre divertido y perturbador. Lo que es cierto es que hemos aceptado con bastante alegría tener esos aparatos en nuestros hogares y dentro de nuestros bolsillos. Realmente, pensamos, nos hace la vida más fácil. Nos ayuda. Nos ofrece un producto que ni sabíamos que necesitamos. Somos una sociedad adicta a la tecnología a la que, a cambio, ofrecemos sin mucha reticencia ni reflexión nuestra intimidad y nuestros datos.

Nova 7 es la última versión del asistente virtual desarrollado por Estela Anderson (Lola Herrera), que el Estado pretende instalar en todas las casas. Un asistente virtual con el que se puede charlar de forma natural y que nos hace recomendaciones sobre nuestra situación emocional y nuestro atuendo. En la presentación de este innovador producto arranca una historia conspiranoica, que nos advierte sobre los peligros de la tecnología como herramienta de control. Como telón de fondo, nos encontramos un mundo en una situación de crisis, casi de colapso, en el que entran en juego, una psiquiatra, Soler (Lola Baldrich) y una afamada periodista, Eva Landau (Ana Labordeta). Las tres mujeres tienen un importante papel que jugar en el devenir de la sociedad.

Duelo interpretativo a tres bandas

La premisa de Adictos, a priori muy interesante, no acaba, sin embargo, de resultar consistente en su desarrollo. Con un trasfondo político y social que comprendemos poco porque no se nos muestra y unos cambios en los personajes no del todo bien resueltos, la historia carece de la profundidad que se le presupone a este género de relatos.

Con todo, la interpretación de sus tres protagonistas logra defender el texto con solvencia y pone en pie al patio de butacas. Sobresale una enorme Lola Herrera, cuyo vigor y maestría crece, si es posible, con los años.

La propuesta escénica minimalista, en la que imperan los blancos impolutos y los juegos de luces, crea una atmósfera aséptica, fría y futurista que cuadra bien con la historia, aunque arriesga poco.

Conclusión

Adictos juega con algunos lugares comunes de la ciencia ficción distópica, para crear una historia de intriga, que no acaba de ser consistente. La tríada protagonista, formada por Ana Labordeta, Lola Baldrich y una soberbia Lola Herrera, logra, sin embargo, defender de forma sobresaliente el texto. Una advertencia sobre el peligro de las tecnologías para el control de masas, al que todos, como adictos, estamos expuestos.

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