Adolescencia (Adolescence), miniserie de cuatro episodios dirigida por Philip Barantini (Acusado, Hierve), que destaca por un interesante truco estilístico: cada episodio está rodado en un plano secuencia ininterrumpido en tiempo real. Una técnica utilizada desde hace mucho tiempo con gran éxito e impacto, como por ejemplo en la primera temporada de True Detective, o en todas las temporadas de Daredevil, donde se incluían escenas de lucha con una sola toma de gran complejidad. Se puede ver en Netflix desde el 13 de marzo de 2025.
Crítica de 'Adolescencia'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Adolescencia
Título original: Adolescence
Reparto:
Stephen Graham (Eddie Miller)
Ashley Walters (Bascombe)
Erin Doherty (Briony Ariston)
Owen Cooper (Jamie Miller)
Faye Marsay (DS Misha Frank)
Christine Tremarco (Manda Miller)
Amelie Pease (Lisa Miller)
Noah Mason (Backpack Kids)
Jo Hartley (Mrs. Fenumore)
Mark Stanley (Paul Barlow)
Claudius Peters (Frank)
Año: 2025
Duración:
País: Reino Unido
Director: Philip Barantini
Guion: Stephen Graham, Jack Thorne
Fotografía: Matthew Lewis
Música: Aaron May, David Ridley
Género: Drama psicológico
Distribuidor: Netflix
Tráiler de 'Adolescencia (Adolescence)'
Sinopsis
Unos padres, un inspector y una psicóloga buscan respuestas tras el presunto crimen de un menor.
Dónde se puede ver la serie en streaming
Un rompecabezas familiar
Imagina despertar y descubrir que tu hijo, ese que aún guarda peluches bajo la cama, es el rostro de todos los informativos acusado de asesinar a un compañero. Adolescencia no es una búsqueda de un asesino al uso, aquí el culpable ya está esposado, la pregunta es por qué y la serie hurga en eso como un forense en una herida infectada.
La familia Miller se convierte en un experimento social, es un viaje al centro del miedo, ¿se nace siendo un monstruo o uno se convierte? la respuesta, como un vaso roto, corta por todos lados.
Una mirada cruda y sin concesiones
Philip Barantini dirige como si estuviera grabando un documental en una casa embrujada, la cámara en mano tiembla, no por torpeza, sino por la rabia contenida de preguntar ¿cómo pudiste hacer algo así?.
Los tonos en Adolescencia son tan fríos que hasta el café en pantalla parece servido con hielo, los flashbacks no son recuerdos, son puñaladas y los planos cerrados a Jamie son incómodos, como mirar a un animal enjaulado que ya mordió. Es realismo sucio, sin filtros ni banda sonora que te distraiga del golpe.
Niños que actúan como adultos y padres que se deshacen
Owen Cooper, que da vida a Jamie, es como un reloj, sus silencios hacen más ruido que sus palabras, juega entre la inocencia y la psicopatía como si fueran columpios en un parque abandonado, dando una interpretación sobresaliente.
Los padres, por su parte, son un manual de cómo desmoronarse sin hacer ruido, la madre revisa álbumes como si buscara algo que explique todo, el padre se aferra al teléfono como a un salvavidas de plomo, hasta los abogados y periodistas parecen sacados de un reality show, son depredadores con corbata y micrófonos.
Un funeral en formato serie
La banda sonora es el susurro de un ventilador en una habitación vacía, nada melódica, pero ominosa, los silencios son tan pesados que podrían partir el suelo, lo que da a Adolescencia un aspecto opresivo y tenso, como la situación de los personajes
El montaje juega al despiste, cortes bruscos entre el caos mediático y la quietud de la casa familiar, como si la vida ya no cupiera en un solo plano, hasta la iluminación es algo a destacar, como las luces fluorescentes de comisarías que convierten a todos en fantasmas.
Conclusión de 'Adolescencia'
Adolescencia (Adolescence) es una miniserie intensa y conmovedora, que se aleja de los convencionalismos del thriller criminal para centrarse en las repercusiones emocionales de un acto violento en una familia aparentemente normal.
Si bien su tono oscuro y su ritmo pausado pueden no ser para todos, su guion sólido, actuaciones creíbles y dirección contenida la convierten en una experiencia impactante y reflexiva.
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