Allá por el ya lejano 2020, una desconocida Dea Kulumbegashvili se alzaba con la Concha de Oro en San Sebastián- así como también el premio a  Mejor Dirección y Mejor Guion- por la divisiva Beginning, su ópera prima. Cuatro años después presentaba en la Biennale de  Venecia (ganando el Premio Especial del Jurado) April, un hanekiano relato sobre la percepción de la violencia y la alienación moral de la sociedad rural - y de un aludido espectador - y su sistemática opresión contra la psique y sexo femeninos. Una de las muestras de cine de autor más subversivas de los últimos años, que expande con fiereza y cinismo los límites de la gramática cinematográfica mientras opera en una construcción formal tan bellamente precisa como emocionalmente punzante. Estreno el 5 de septiembre de 2025 en salas de cine españolas.



April

Crítica de 'April'

Ficha Técnica

Título: April
Título original: Aprili

Reparto:
Ia Sukhitashvili (Nina)
Kakha Kintsurashvili (David)
Merab Ninidze (Médico jefe)
Roza Kancheishvili (Nana)
Ana Nikolava (Mzia)
David Beradze (El marido de Mzia)

Año: 2024
Duración: 134 min.
País: Georgia
Director: Dea Kulumbegashvili
Guion: Dea Kulumbegashvili
Fotografía: Arseni Khachaturan
Música: Mathew Herbert
Género: Drama
Distribuidor: Adso Films

Filmaffinity

IMDB

Tráiler de 'April'

Sinopsis

Tras la muerte de un recién nacido durante el parto, la moral y el profesionalismo de Nina, una ginecóloga obstetra, se someten a escrutinio, entre rumores de que realiza abortos ilegales para quienes lo necesitan. (Adso Films)

Dónde se puede ver la película en streaming



La deformación psicológica de la mujer rural

Nina, una torturada  ginecóloga obstetricia que practica abortos clandestinos en los pueblos rurales georgianos, será la cartografía donde Dea Kulumbegashvili trace la opresión sistemática, tanto física como psicológica, de una nación a sus mujeres, que no son vistas más que como vientres, siempre como medio y nunca como final. En una sociedad inquisitiva, Nina verá su identidad deformada a la fuerza, suplantada -literalmente- por dogmas y formas de violencia inherentemente masculinas, haciendo que se desdoble en una criatura perteneciente a un imaginario beksinskiano, la cual parece vagar en eterna penitencia. Las secuencias donde la humanoide criatura reemplaza a la mujer muestran una sensorialidad y un críptico esoterismo que entra en conflicto con el realismo crudo de April, que prescindiendo de lo espacial y narrativo, permite a la directora mostrar la parte femenina del cerebro (o el Anima de Jung) y su conflicto moral identitario.

Si alguien queda retratado en April como un agresor pasivo, no es otro que el propio espectador. Acostumbrado a un cine tan efectista como anestésico, percibe la violencia como un espectáculo, como meros golpes de efecto que tristemente acaban por trascender de la ficción e insensibilizan a un espectador que ya es incapaz de discernir entre el sufrimiento real y el ficticio, imponiendo una triste barrera emocional entre él y las víctimas de este sufrimiento.

April película

Silenciosa violencia

Es por ello que en los momentos más tremendistas y descarnados -como dos partos reales o un magistral plano fijo de la práctica de aborto a una joven sordomuda de diez minutos de duración- Dea Kulumbegashvili se apoya en la tan genial como macabra solemnidad hanekiana, distanciándose emocionalmente y mostrando frontalmente el objeto violentado. Asfixia así a la audiencia confrontándola directamente con su insensibilidad emocional y ratificando que 28 años después de que Haneke estrenase Funny Games, no solo nada ha cambiado, sino que nos hemos abocado mucho más al cinismo y a la violencia mediática.

Destacar especialmente a Kulumbegashvili en su excelencia para la dirección y la composición, quien nutriéndose de los mejores autores europeos contemporáneos, confecciona una autoría única y reconocible. La realizadora emplea el ritmo pausado y un pronunciado contemplativismo que remite a la pasividad y silencio rural de Carlos Reygadas en Luz silenciosa, así como dejando que el campo ejerza una violencia silenciosa y pasiva en su amoralidad, mostrando claros ecos de Andrey Zvyagintsev.

Enfatizar también los destellos de maestría compositiva que la georgiana muestra en ciertas escenas, escorando la acción a los límites laterales del plano, despojándolos de todo protagonismo y dejando que el espacio negativo sea quién impere, sobre todo en las escenas más escabrosas -como las prácticas de aborto-, que habitan en los márgenes y en lo privado, en un ejercicio de dirección simbólica que resuena con el minimalismo narrativo y escorados planos de Pawel Pawlikowski.

April película

Conclusión de 'April'

Dea Kulumbegashvili escribe y dirige una de las obras más monumentales del año, la cual violenta y señala a un espectador anestesiado por el cine efectista actual, confrontándole consigo mismo y su inmoralidad en uno de los ejercicios de cine de autor más subversivos y espectaculares del ciclo de festivales.

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