Atípico (Atypical), la serie original de Netflix que en 2017 se estrenaba de la mano de Robia Rashid (productora en Cómo conocí a vuestra madre y Los Goldberg), nos dice adiós. Con un elenco principal formado por Keir Gilchrist, Brigette Lundy-Paine, Michael Rapaport, Jennifer Jason Leigh, Nik Dodani y Jenna Boyd; la plataforma presentó su cuarta y última temporada el pasado 9 de julio, con diez episodios que ponen punto y final a esta comedia dramática familiar sin precedentes.
Crítica de 'Atípico'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Atípico
Título original: Atypical
Reparto:
Jennifer Jason Leigh (Elsa Gardner)
Keir Gilchrist (Sam Gardner)
Brigette Lundy-Paine (Casey Gardner)
Amy Okuda (Julia Sasaki)
Michael Rapaport (Doug Gardner)
Graham Rogers (Evan)
Nik Dodani (Zahid)
Raúl Castillo (Nick)
Rachel Redleaf (Beth)
Jenna Boyd (Paige)
Año: 2017
Duración: 30 min.
País: Estados Unidos
Director: Robia Rashid (Creador), Michael Patrick Jann, Ryan Case, Joe Kessler, Seth Gordon, Wendey Stanzler, Silver Tree, Ken Whittingham, Pete Chatmon, Geeta Patel, Pam Thomas, Michael Medico, Annabel Oakes, Robia Rashid
Guion: Ava Tramer, Robia Rashid
Fotografía: Joe Kessler
Música: Dan Romer
Género: Comedia dramática
Distribuidor: Netflix
Tráiler de Atípico (Atypical) - Temporada cuatro
Sinopsis
Sam, un chico de 18 años que roza el autismo, emprende un viaje para encontrarse a sí mismo, conocer el amor, la independencia y desafiar a su familia.
Dónde se puede ver la serie
Antes de Atípico
Encontrar la calidez en el frío, es algo atípico.
Encontrar un protagonista con autismo, hasta hace relativamente poco, también.
En 2007, el estreno de la serie The Big Bang Theory, marcó un antes y un después en la representación de personas en el espectro con papeles relevantes en pantalla. Aquí se inició una tendencia hacia lo “atípico”, y junto con el papel del “nerd”, el del “asperger” adquirió el atractivo que hasta entonces no se había sabido exprimir.
Diez años más tarde, el estreno de Atípico (Atypical) y de The Good Doctor va un paso más allá en el TEA (Trastorno del Espectro Autista) y en la representación del impacto que esta condición supone en las personas con autismo. Sobre todo Atípico.
Cuando Robia Rashid se embarcó en la creación de esta serie, lo hizo dejando atrás los convencionales esquemas de las sitcoms tradicionales para dar vida a algo más real.
Pero antes de entrar de lleno en contexto, incluyo aquí la definición que la RAE establece al término “autismo”:
- m. Repliegue patológico de la personalidad sobre sí misma.
- m. Med. Trastorno del desarrollo que afecta a la comunicación y a la interacción social, caracterizado por patrones de comportamiento restringidos, repetitivos y estereotipados.
No nos engañemos, la primera es ininteligible, y en cuanto a la segunda… podría definirme a mí (no tengo TEA).
Considero que para entender plenamente los comentarios que puedan hacerse en los siguientes apartados, debe tenerse una idea mínima de lo que es el TEA, y el amplio abanico de características que lo define (cada caso es único). Por ese motivo, os animo a visitar el siguiente enlace, y a seguir leyendo.
¿Atípico quién?
Atípico (Atypical) es una serie de características pedagógicas que sigue la historia de Sam Gardner (Keir Gilchrist), un adolescente con autismo, con los mismos anhelos e ilusiones que cualquier joven de su edad (neurotípico o no).
La originalmente bautizada como Antártica, se inició con la intención de ayudar a entender los desafíos a los que se enfrentan las personas en el espectro, a la par que bifurca su foco en la dinámica familiar y el impacto que esta recibe, al no saber cómo lidiar con asuntos de esta índole.
Pero si hay algo que la historia recalca desde un inicio, es que la vida en sí es una montaña rusa de emociones, una carrera de obstáculos que aprendemos a saltar a base de malas decisiones. Lo vemos en la falsedad inconsciente de Elsa (probablemente el personaje más odiado de la serie), el conformismo taciturno de Doug, la responsabilidad prematura de Casey, el humor canalizado de Zahid o el orgullo defensivo de Paige. Elementos que acaban definiendo la actitud de Sam como la más lógica de todas. Además, su trama es la más interesante, y en ocasiones la única que tenemos ganas de seguir.
Atípico (Atypical) expone una realidad que nos posiciona en contra de nuestras actitudes desde nuestra propia perspectiva, mientras la voz en off de Sam nos descifra la suya.
Rashid hace de guía en nuestro mapa de emociones a través de las acciones de cada personaje. Sus excelentes diálogos se ajustan a la perfección al perfil que representan, y manifiestan unos arcos de transformación claramente marcados, al mismo tiempo nos enseña que no todas las evoluciones son lineales (véanse las justificadas incongruencias psicológicas de Elsa), y que “transformación” no es sinónimo de “ruptura” (haciendo referencia al crecimiento personal de Doug).
Nadie se salva de ser definido por su título.
Una serie diversa
Los hechos narrados en la serie no los vemos desde los ojos de Sam, no podemos. Pero su voz en off nos mete en su cabeza para de un modo u otro hacernos comprender las situaciones desde diversos ángulos, traduciendo lo que vemos a lo que siente. Somos como un intruso que se ha colado en la consulta del psicólogo para hacerse pasar por él, hasta que la voz de Jessica aparece como la "verdadera psicóloga" de la serie, que más tarde debe ser sustituida por su visible incompetencia.
Atípico humaniza su figura hasta el punto de representar un peligro para sus pacientes, algo que no parece demasiado acertado. Por otro lado, gracias a este personaje somos testigos de una de las mejores interpretaciones de Gilchrist en la que podríamos considerar como la escena más impactante de toda la serie: la crisis de Sam en el autobús.
Y es que si hay algo que ha disipado las críticas alrededor de Atípico (Atypical), es la sorprendente y cautivadora actuación de Keir Gilchrist desde su inicio.
Pese a ello, y de un modo comprensible, la comunidad autista reprochó el bajo índice de actores con autismo en su primera temporada, que contaba únicamente con la presencia de Anthony Jacques Jr. como “representante”, interpretando a Christopher. Tras ello, la segunda temporada se presentó con un total de ocho actores con TEA (pertenecientes a The Miracle Project), un número al que más adelante se sumarían brillantes interpretaciones, como la de la actriz Tal Anderson en la cuarta temporada en el papel de Sid. Un personaje que, sin duda, nos habría gustado ver más.
Actualmente, son muchas las organizaciones que recomiendan Atípico (Atypical), debido a la mejora que supone en el entendimiento de personas que, como Sam, se encuentran fuera de los esquemas del convencionalismo social.
Antártida
Temporada tras temporada, vemos cómo situaciones que para nosotros son normales, para Sam pueden resultar de lo más complicadas; y otras que para nosotros son difíciles, en él se magnifican: como la primera relación de pareja o decidir qué hacer después del instituto. Todo esto plantea el inicio de un viaje de superación hacia la autosuficiencia. Y aquí es donde llegamos a la cuarta temporada.
Gradualmente, somos testigos de la evolución de Sam: la vemos en su narración, en sus actos, e incluso en sus dibujos.
De hecho, el arte es un elemento de gran importancia en la serie. Constituye la forma en que Sam canaliza todo aquello que no puede manifestar con acciones o palabras.
El encargado de realizar los dibujos es en realidad un artista de mediana edad con autismo: Michael Richey White.
White ha revelado ver a Sam como un reflejo de su propia adolescencia, sobre todo en cuanto a la influencia que papel y lápiz suponen en el medio de expresión del protagonista.
Sam extrapola sus pensamientos a través del Pequeñín, una caricatura que representa su “yo” interior, y que más adelante empieza a compartir protagonismo con auténticas obras de arte y dibujos mucho más realistas de pingüinos y paisajes polares. Y es que la gran pasión de Sam es la Antártida y todo lo referente a ella.
Su simbología, a modo de diario, recuerda al libro Hermano de Hielo de Alicia Kopf, en el que su autora establece metáforas y paralelismos sobre el frío y las conquistas polares, para referirse a sus vivencias y pensamientos. Una reflexión cuyo título alude a su hermano con autismo.
Y aunque Kopf comparte obsesión con Sam, el personaje que adquiere su posición es el de Casey.
Un capítulo para Casey
Casey y Sam. Sam y Casey. Ambos en busca de definir su propia identidad dentro de un mundo difícil de comprender.
La presión a la que Casey es sometida desde una edad tan temprana y los momentos de confusión al tratar de definir su orientación sexual, son una pieza clave en el desarrollo de este personaje.
Es cierto que cada persona es un mundo, y en el caso de Casey, este proceso identitario es tratado con la naturalidad y madurez que tanto la caracterizan.
Más allá de la posición que la hermana menor del protagonista adquiere dentro del núcleo familiar, su personaje se enfrenta a asuntos que afectan a un gran número de jóvenes en nuestra sociedad. Por todo ello, y rompiendo con los esquemas que definen esta serie, el octavo capítulo de la última temporada acaba otorgándole su merecido reconocimiento, en un episodio que, a modo de efecto dominó, empieza a romper en cadena las barreras de hielo que impiden avanzar a cada uno de sus personajes, iniciando la senda de su desenlace.
Los pilares de Sam
Aparte de Casey, hay dos personajes que a lo largo de la serie adquieren un papel esencial en la vida de Sam: estos son Zahid y Paige.
Ambos presentan estilos muy diferentes y característicos, que en un inicio no acaban de convencer, pero que poco a poco se ganan el corazón del espectador. Sobre todo en el papel que encarnan en la cuarta temporada.
Está claro que los últimos diez capítulos de Atípico representan un punto de inflexión para estas dos figuras, que acaban consolidándose como los pilares fundamentales de Sam (y de la serie).
Un incremento en el valor de ambos personajes que no nos permiten disfrutar por mucho tiempo.
Conclusión de Atípico
Con todo ello, el final de Atípico (Atypical) representa el inicio de un camino bien encauzado, que superando las expectativas de aquellos temerosos de encontrar un desenlace abrupto, y que nos deja con buen sabor de boca. Proporciona la información justa y necesaria sin llegar a empacharnos. Y aunque la historia de Sam podría haber dado más de sí, se agradece que no alarguen más el chicle con las redundancias y exageraciones en las que caen la mayoría de las buenas series que acaban intentando sacar zumo de la amarga piel de su naranja.
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