Septiembre llega fuerte con la nueva temporada teatral, ¡Ay, Carmela! y Hemingway, enviado especial serán las obras que comiencen la programación de Teatro del Barrio. Ambas producciones que reflexionan sobre la Memoria Histórica desde dos perspectivas muy distintas, pero con un denominador común. Así, los espectadores realizarán un viaje al pasado, realizando un ejercicio teatral histórico. No te pierdas ¡Ay, Carmela! y Hemingway, enviado especial en Teatro del Barrio desde el 3 y 4 de septiembre.

Teatro del Barrio
Foto de "¡Ay, Carmela!" (Teatro del Barrio)

'¡Ay, Carmela!' en Teatro del Barrio

El pasado mes de mayo, Paula Iwasaki y Guillermo Serrano, fundadoras de Caramba Teatro, celebraron diez años conquistando escenarios con ¡Ay, Carmela! reponiendo su versión de este montaje en el Teatro del Barrio. Arrasaron en taquilla. En septiembre, vuelven con cuatro únicas funciones: los sábados 3, 10 y 17, y el viernes 23.

Todo empezó cuando cursaban primero de carrera. Todavía no eran intérpretes profesionales. Pero Paula Iwasaki y Guillermo Serrano escenificaron juntas una escena de ¡Ay, Carmela!, la tragicomedia de José Sanchis Sinisterra que ya es un clásico del teatro en castellano. Lo bordaron de tal manera, hubo tanta química y, sobre todo, se lo pasaron tan bien que se lanzaron (primero) a representar la obra completa, y (después) a montar su compañía Caramba Teatro. “No sabíamos ni lo que era un CIF”, recuerda Paula. “Ha sido muy bonito crecer desde ahí”.

Ay Carmela y Hemingway en Teatro del Barrio
Foto de "¡Ay, Carmela" (Teatro del Barrio)

Celebrando una década

Porque ha pasado una década desde entonces y no han dejado de girar con este texto que Sinisterra escribió con ocasión del cincuenta aniversario de la Guerra Española, y que, pese a esa concreción geográfica y temporal, se ha traducido a múltiples idiomas y se ha representado innumerables veces, con versión cinematográfica (de Carlos Saura) incluida. “Es un texto universal con unos personajes de una profundidad infinita”, analiza Iwasaki.

“El culmen de esta experiencia lo vivimos cuando representamos la obra en las ruinas de Belchite, el pueblo donde se ubica la trama y que la guerra destruyó por completo. Sinisterra vino como espectador y participó en el coloquio. Semanas después, nos escribió para contarnos que iba a crear una obra para Guille y para mí: "El lugar donde rezan las putas"”.

Paula Iwasaki y Guillermo Serrano
Foto de "¡Ay, Carmela" (Teatro del Barrio)

La importancia de la palabra

¡Ay, Carmela! cuenta la historia de Carmela y Paulino. Ella es pura garra. Él es más conformista y comedido. Forman un elenco cómico que viaja por los pueblos con el lema 'Variedades a lo fino', y se verá forzado a improvisar una velada teatral para el Ejército Nacional. Cómo mantener la dignidad, cómo soportar el horror y la cotidianeidad en plena contienda. Arte, política, personas del teatro que sobrellevan la adversidad. Decisiones y consecuencias, batallas que se pierden antes de que comiencen. De todo eso va ¡Ay, Carmela!, que, con humor y emoción, transita la soledad, el miedo, la injusticia.

“Y no solo habla de la Memoria Histórica sino también de la memoria en sí, de la segunda muerte de los personas: qué ocurre si nos falta alguien, qué herramientas ponemos en marcha para recordar”, expresa Paula, que destaca que “Carmela, a diferencia de Paulino, es emocional, no habla de políticas, no usa etiquetas. Defiende la tolerancia, la empatía. Y eso acaba condenándola”.

En su forma y su narración, la obra juega con rupturas temporales que nos trasladan del pasado al presente, para llevarnos, otra vez, de vuelta al pasado. “Como en el texto original, en nuestra propuesta defendemos un espacio escénico vacío, porque basta la palabra y la relación entre estos personajes”, describe Paula. La creación la conecta con diferentes generaciones de artistas. ¡Ay, Carmela! no envejece. Así nos sedujo a nosotras, y así seduce a las personas más jóvenes que vienen a vernos”.

Ay Carmela y Hemingway en Teatro del Barrio
Foto de "Hemingway, enviado especial" (Teatro del Barrio)

Estreno de 'Hemingway, enviado especial'

Después de ¡Ay, Carmela!', llega Hemingway, enviado especial a Teatro del Barrio. La pasada temporada, el dramaturgo Mario Hernández trajo al espacio teatral "El pecado mortal de Madame Campoamor", un texto con el que ganó el premio Calamonte Joven en 2019 y se inspiraba en los últimos días de la mujer que conquistó el voto femenino en España. Los domingos de septiembre vuelve con Hemingway, enviado especial, un monólogo basado en las crónicas que realizó Ernest Hemingway sobre la guerra española de 1936 e interpretará José Fernández, que también fue protagonista del primer título mencionado y, junto con Mario, lidera la compañía Hernández & Fernández.

La obra, cuya versión en formato lectura dramatizada se estrenó en enero de 2022 y ahora se escenifica como montaje teatral, nos traslada también a los últimos días de quien fue Premio Nobel de Literatura: “Desde su habitación 109 del Hotel Florida, situado en la Plaza de Callao, Hemingway contó la guerra civil española mientras libraba una guerra contra sí mismo”, explica Mario Hernández.

Mario Hernández
Foto de "Hemingway, enviado especial" (Teatro del Barrio)

La Guerra de 1936

Pocos episodios en la historia de la humanidad han suscitado tanto compromiso de intelectuales de todo el mundo como la guerra de 1936. Las motivaciones fueron muchas: combatir en las milicias o en las Brigadas Internacionales, trabajar en prensa, intervenir en el Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura de 1937… Gabriela Mistral, Virginia Woolf, Dorothy Parker, Bertolt Brecht, John Dos Passos, Graham Greene, André Malraux, Thomas Mann, Pablo Neruda, George Orwell, Antoine de St. Exupéry, Jean-Paul Sartre, Tristan Tzara o Simone Weil eran "voluntarios con gafas", como los apodó Mijail Koltsov. Y en esa nómina estaba también, por supuesto, Ernest Hemingway.

“Se dice que la guerra española fue la última guerra romántica. Es increíble que en el Hotel Florida de la Plaza de Callao pudieran reunirse todos esos nombres de artistas, intérpretes, autores y autoras. Fue la primera guerra con corresponsales mujeres. Era el centro del mundo. Todo esto se sabe, pero no lo valoramos de verdad, porque se nos ha contado muy mal la historia, encima con la dictadura de por medio. Ha interesado mucho más reducir a Hemingway a un borracho que venía a los San Fermines”, opina Hernández. Y añade que “hay un libro maravilloso, Hotel Florida, que cuenta cómo fueron aquellos años del 36 al 39. Cómo la Plaza de Callao era el centro del mundo, y a Hemingway lo describe de forma objetiva”.

Ernest Hemingway
Foto de Ernest Hemingway (Lloyd Arnold)

Un autor polémico

Porque el autor fue “una figura muy polémica, y eso lo hace tan interesante. Es casi un personaje shakesperiano, porque tiene toda la tragedia del ser humano que es incapaz de asumir sus contradicciones. Tenerlo cubriendo nuestra guerra, que destilara aquí la gran literatura que escribió, es un lujo. Hay artículos, como El viejo del puente (que luego convirtió en cuento) que son auténtica literatura”, explica Hernández.

El escritor rondaba entonces los cuarenta años, y alimentaba una imagen algo caricaturesca de sí mismo. Se había codeado con Gertrude Stein, James Joyce y Ezra Pound en el París de los años veinte (lo contó en París era una fiesta), pero ahora se alejaba de los ambientes intelectuales. A Hemingway le ponían el riesgo, los deportes sanguinarios y el whisky. Y luchaba contra su propio mito literario, en un momento en el que estaba más cerca del periodismo: desde 1929, cuando publicó "Adiós a las armas", no conseguía un pelotazo en librerías.

Mario Hernández
Foto de "Hemingway, enviado especial" (Teatro del Barrio)

Atracción por España

Antes de la contienda, España ya había resultado un imán para quien escribiría "El viejo y el mar": Los encierros de Pamplona inspiraron "Fiesta", escribió cuentos en pensiones madrileñas y exhibió su afición taurina en "Muerte en la tarde". Así, al llegar España en 1937 como corresponsal de la agencia NANA, estaba ya muy empapado de la política de nuestro país.

Y ahora, estaba dispuesto a irse al frente. El historiador Hugh Thomas ha explicado que "desempeñó un papel activo en el bando republicano, excediendo los deberes de un simple corresponsal: por ejemplo, instruyó a jóvenes españoles en el manejo del fusil”. Hemingway se convirtió en testigo, miliciano y activista. Se ratificó en su postura antifascista, se espeluznó con las manipulaciones políticas -escribió que "cuanto más cerca se está del frente mejores son las personas"- y acentuó algunas de sus enemistades, como con los escritores Sinclair Lewis y John Dos Passos.

Ay Carmela y Hemingway en Teatro del Barrio
Foto de "Hemingway, enviado especial" (Teatro del Barrio)

Inspiración histórica

La guerra española le inspiró la obra de teatro "La quinta columna", le permitió participar en el documental "La tierra española" – de Joris Ivens- y en ella basó la que sería, posiblemente, su mejor novela: "Por quién doblan las campanas", que, en 1940, resultó decisiva para crear un clima internacional antifascista. Porque el legado de Hemigway no es solo el de una narrativa excepcional, también ha contribuido a la necesaria problematización de la Historia. “En nuestra obra hay extractos de todos esos títulos, pero sobre todo de sus crónicas, en las que trasladaba cómo vivió la guerra de primera mano”, explica Hernández. Así, “la obra se hace siempre a través de las palabras del autor, de su voz, llevadas a un ejercicio de autocrítica que solo puede hacerse en el amanecer del que va a ser el último día de tu vida.

Porque, como escribió Lionel Trilling, "la conciencia de haberse transformado en una leyenda debió de representar algo gratificante pero también una carga". Hemingway “fue un hombre hecho a sí mismo de una época muy concreta de Estados Unidos. Tiene un texto precioso sobre su idealismo, sobre cómo se sacrificó por la libertad de todas las personas. Sin embargo, tras pertenecer en los años 20 a la Generación Perdida, se convirtió en un hombre secuestrado por sí mismo, egocéntrico. Nunca tuvo el mismo éxito que había alcanzado antes, y por eso permaneció siempre perseguido por su propia sombra”. En estos últimos compases de su vida, “este hombre recordará cómo sucumbió a la leyenda. Cómo, en su querida España, Hemingway mató a Ernest”, analiza Hernández.

No te pierdas ¡Ay, Carmela! y Hemingway, enviado especial en Teatro del Barrio desde el 3 y 4 de septiembre, respectivamente.

FUENTE DPTO. DE COMUNICACIÓN DE TEATRO DEL BARRIO

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