Una de las conocidas canciones que aparecen en la famosa obra de ¡Ay, Carmela! es el célebre pasodoble "Suspiros de España". Una de las obras más relevantes del dramaturgo José Sanchís Sinisterra, llevada también al cine en 1990 por Carlos Saura.
Suspiros por una dura realidad que tocó vivir a sus protagonistas, Carmela y Paulino, una pareja de cómicos ambulantes durante la Guerra Civil Española. Por los muertos que no quieren ser olvidados. Y por los vivos que deben mantener la memoria histórica para no cometer los mismos errores.
Esta vez ha sido un evocador escenario montado en el Teatro del Soho Caixabank deMálaga, el lugar donde el director, José Carlos Plaza, hace suspirar por un mundo más tolerante. Galardonado en varias ocasiones por su gran trabajo, dirige a María Adánez (La que se avecina), en su papel de Carmela, y al gran actor marbellí, Pepón Nieto (El intercambio), como Paulino.
El acertado vestuario corre a cargo de Gabriela Salaverri, junto con la música de VíctorElías y Javier Vaquero, envolviendo al público en una ambiente decadente y perdedor, el del bando republicano en la mencionada contienda.
Título: ¡Ay, Carmela! Título original: ¡Ay, Carmela!
Reparto: María Adanez Pepón Nieto
Duración: 110 min. apróx. Dirección: José Carlos Plaza Dramaturgia: José Sanchis Sinisterra Asistentes de dirección: Steven Lance Ernst, Álvaro Pérez y Bruno López-Linares
Ayudante de dirección: Rocío Vidal
Fotografía: Marcos GPunto
Coreografía y voz: Ana Cristina Mata
Música: Víctor Elías y Javier Vaquero
Diseño vestuario: Gabriela Salaverri
Escenografía e iluminación: Javier Ruiz de Alegría
Imprenta y diseño gráfico: Gráficas Isasa
Transporte: Transportes Castillo
Peluquería: Marta García
Realización vestuario: Paloma de Alba
Tinte y ambientación: Taller María Calderón
Realización decorados: Zvonimir Ostoic
Sastrería: Luis Delgado
Sonido: Juanjo Cañadas
Maquinaria y regiduría: Kike Hernando
Iluminación: Eva Sáez
Dirección técnica: Celso José Hernando
Gerencia: José Casero
Productores: Celestino Aranda y Jesús Cimarro Producción: Pentación Espectáculos y Producciones Faraute
Tráiler de '¡Ay, Carmela!'
Sinopsis de '¡Ay, Carmela!'
Carmela vuelve una y otra vez. Vuelve su recuerdo contra el olvido. La evocamos para que su espíritu no se pierda en el cómodo mundo de la indiferencia. Vuelve a alertarnos, a gritarnos con su presencia que el huevo de la serpiente, que siempre ha estado ahí, se está rompiendo.
Nuestro sueño de un mundo de tolerancia, de comprensión, de permisividad hacia lo diferente, de igualdad, de solidaridad, de justicia social se va resquebrajando y el mundo fascista de intransigencia, terquedad, obstinación, testarudez avanza tan incompresible como imparablemente. Carmela es nuestra memoria y nuestra culpa como lo es de “El Paulino” , el “cagón”. ¿A quién nos recordará?
Pero ahí está Carmela con su verdad, su vitalismo, su pasión y su valentía. Carmela: ejemplo de amor hacía la vida y hacia los demás, valores que está dentro del alma de las buenas personas. Carmela: reivindicación de la bondad tan denostada en estos días.
Por lo que, Carmela es divertida, brillante y descarada. Pura raíz, pura sangre. No piensa mucho, convive con los que la rodean, siente y padece. Un ser sin cultura, sin sofisticaciones, sin prejuicios que es carne viva, sensible al dolor de los demás.
Y Carmela se sacrifica porque no puede vivir en un mundo podrido. “Pobre país que necesita héroes”.
Y nosotros cogemos aire con la mayor alegría y profundidad posibles para volver a suspirar: ¡Ay, Carmela!(PENTACIÓN ESPECTÁCULOS).
Los buenos y los malos
Sin duda, todas las guerras producen dolor y un traumático recuerdo de la barbarie cometida por los bandos enfrentados. Pero las civiles, todavía son más atroces, puesto que enfrenta a compatriotas, a hermanos.
La Guerra Civil Española abrió una brecha muy difícil de cerrar. De hecho, todavía se puede apreciar la existencia de "dos bandos" que, maquillados con brochazos de democracia y modernidad, todavía pugnan por gobernar.
En ¡Ay, Carmela! se da el contexto de la inminente toma de Belchite, pueblo de la provincia de Teruel que fue literalmente borrado del mapa. Hoy en día, sus fantasmagóricos restos todavía son visitados, siendo un dramático ejemplo de la sinrazón del ser humano.
"Carmela y Paulino, variedades a lo fino", viajarán en tartana por aquella España en guerra, cruzando por error al bando nacional. Una vez allí, son obligados a improvisar una función teatral en honor de las tropas vencedoras.
La pareja de cómicos deberá demostrar ser actores de raza y tronío, talentosos y apasionados, a pesar de no disponer de su vestuario y tener que actuar en un teatro viejo y destartalado. Así mismo, demuestran María Adánez y Pepón Nieto una grandiosa voluntad ante la dificultad que supone cantar en directo. Con un resultado digno en esa labor, es superada con las magníficas dotes interpretativas de ambos.
La bondad y empatía de una madre
Carmela, no ha sido madre. Sin embargo, su instinto natural emerge sin remedio ante la obligación de tener que actuar ante unos jóvenes de las "brigadas internacionales". Detenidos y condenados a morir fusilados a la mañana siguiente, tampoco podrán reprimir cantar la canción de ¡Ay, Carmela! al verla representando a la República, envuelta en una bandera.
Dicha canción se compuso a principios del siglo XIX. Interpretada por los soldados españoles que lucharon durante la Guerra de la Independencia Española, contra los franceses. Sería posteriormente recuperada por los soldados del bando republicano en la Guerra Civil Española.
María Adánez pone su entrañable fuerza interpretando a esa mujer sencilla, simpática, pero sobre todo, noble y maternal que es Carmela. Su profesionalidad sobre el escenario se ve traicionada por los poderosos sentimientos ante las víctimas, otro ejemplo de su magistral trabajo.
Mientras, Pepón Nieto, consigue momentos hilarantes, a pesar del dramatismo implícito en la obra, haciendo que no se pierda la atención en ningún momento de las casi dos horas de función. Paulino, el personaje que da vida, es todo lo contrario que su pareja. Un hombre sumiso, temeroso y servil, aunque profundamente enamorado de ella. Lo demostrará tras la muerte de Carmela, no siendo nada sin la frescura y valentía de ella.
Memoria histórica
Uno de los motivos para que la Carmela de la obra teatral esté muerta, es para que los vivos la recuerden. Es decir, para que no nos olvidemos de los errores del pasado.
Aunque olvidar llegue a ser necesario para seguir viviendo, un mecanismo de defensa de nuestra mente, es fundamental recordar para construir un nuevo futuro.
¡Ay, Carmela! encarna perfectamente muchos valores, tales como el amor, la bondad, la sensibilidad hacia los demás, el sacrificio...
Y también nos hace reflexionar sobre la tolerancia, la permisividad, la solidaridad, la justicia social. De la similitud de todos los conflictos y guerras que ha habido, hay y habrá en el mundo. Del dolor y sufrimiento que generan.
Hoy en día, sin ir más lejos, tenemos muy cerca una guerra sin sentido, o por lo menos no lo tiene para la "vida" con mayúsculas. Ucrania se está desangrando ante la mirada impotente de millones de personas que no entendemos de codicia política, ambición desmesurada, locura egocéntrica. Y es sólo uno de los casi cien conflictos declarados en el mundo a día de hoy.
Conclusión
¡Ay, Carmela! es una magnífica obra atemporal, viva y llena de valores para no olvidar.
Un magnífico trabajo de María Adánez y Pepón Nieto que consiguen mantener al espectador atentos en todo momento. No les hace falta unas prodigiosas voces cantando, ya que su sensibilidad y carisma transmiten la bondad, indefensión y vitalidad de los protagonistas: Carmela y Paulino.
Una entrañable manera de mostrar tolerancia, solidaridad, bondad y justicia ante la intransigencia y maldad que, lamentablemente, a veces, demuestra el ser humano.
Un homenaje a todas las víctimas del mundo, de los diferentes conflictos, sin distinción. A todos esos muertos que vienen para recordarnos lo que no se debe volver a repetir.
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