El Teatro Bellas Artes acoge ¡Ay, Carmela! de José Sanchís Sinisterra bajo la dirección de José Carlos Plaza y protagonizada por Pepón Nieto y María Adánez. Esta tragicomedia devuelve el foco a la importancia de la memoria histórica y homenajea a los artistas que combatieron, a su modo, la guerra fraticida.



Ay Carmela en Teatro Bellas Artes

Crítica de '¡Ay, Carmela!'

Ficha Técnica

Título: ¡Ay, Carmela!
Título original: ¡Ay, Carmela!

Reparto:
María Adanez
Pepón Nieto

Duración: 110 min. apróx.
Dirección: José Carlos Plaza
Dramaturgia: José Sanchis Sinisterra
Asistentes de dirección: Steven Lance Ernst, Álvaro Pérez y Bruno López-Linares
Ayudante de dirección:
Rocío Vidal
Fotografía:
Marcos GPunto
Coreografía y voz:
Ana Cristina Mata
Música:
Víctor Elías y Javier Vaquero
Diseño vestuario:
Gabriela Salaverri
Escenografía e iluminación:
Javier Ruiz de Alegría
Imprenta y diseño gráfico:
Gráficas Isasa
Transporte:
Transportes Castillo
Peluquería:
Marta García
Realización vestuario:
Paloma de Alba
Tinte y ambientación:
Taller María Calderón
Realización decorados:
Zvonimir Ostoic
Sastrería:
Luis Delgado
Sonido:
Juanjo Cañadas
Maquinaria y regiduría:
Kike Hernando
Iluminación:
Eva Sáez
Dirección técnica:
Celso José Hernando
Gerencia:
José Casero
Productores:
Celestino Aranda y Jesús Cimarro
Producción: Pentación Espectáculos y Producciones Faraute

Tráiler de '¡Ay, Carmela!' 

Sinopsis de '¡Ay, Carmela!'

Carmela vuelve una y otra vez. Vuelve su recuerdo contra el olvido. La evocamos para que su espíritu no se pierda en el cómodo mundo de la indiferencia. Vuelve a alertarnos, a gritarnos con su presencia que el huevo de la serpiente, que siempre ha estado ahí, se está rompiendo.

Nuestro sueño de un mundo de tolerancia, de comprensión, de permisividad hacia lo diferente, de igualdad, de solidaridad, de justicia social se va resquebrajando y el mundo fascista de intransigencia, terquedad, obstinación, testarudez avanza tan incompresible como imparablemente. Carmela es nuestra memoria y nuestra culpa como lo es de “El Paulino” , el “cagón”. ¿A quién nos recordará?

Pero ahí está Carmela con su verdad, su vitalismo, su pasión y su valentía. Carmela: ejemplo de amor hacía la vida y hacia los demás, valores que está dentro del alma de las buenas personas. Carmela: reivindicación de la bondad tan denostada en estos días.

Por lo que, Carmela es divertida, brillante y descarada. Pura raíz, pura sangre. No piensa mucho, convive con los que la rodean, siente y padece. Un ser sin cultura, sin sofisticaciones, sin prejuicios que es carne viva, sensible al dolor de los demás.

Y Carmela se sacrifica porque no puede vivir en un mundo podrido. “Pobre país que necesita héroes”.

Y nosotros cogemos aire con la mayor alegría y profundidad posibles para volver a suspirar: ¡Ay, Carmela! (TEATRO BELLAS ARTES). 



¡Ay Carmela!
Foto de marcosGpunto

El recuerdo de la adaptación de Carlos Saura

¡Ay, Carmela! es un clásico del cine español dirigido por el mítico Carlos Saura. Andrés Pajares y Carmen Maura son sus protagonistas, junto con Gabino Diego en el papel de ayudante. En esta adaptación teatral, se prescinde del personaje de este último, que se menciona en alguna ocasión.

Además, la obra empieza por el final, ya conocemos la muerte de Carmela y se juega con su aparición como espectro durante toda la función. En la versión cinematográfica se sigue una línea temporal lineal.

Teatro Bellas Artes
Foto de marcosGpunto

El humor gana a la emoción

Aunque la obra es puramente cómica, faltan momentos álgidos y conmovedores. Cuando Carmela se destapa y se rebela pasa casi por desapercibido, no toma el cariz emocionante que debería, tampoco hacia el final cuando se pronuncian las grandes frases que hacen alusión a la importancia de la memoria histórica y de las artes para combatir los momentos trágicos.

La música es otra de las grandes protagonistas. El ¡Ay, Carmela!, canción escrita en el momento de la invasión francesa, suena en numerosas ocasiones, unas reproducida y otras interpretada por los personajes. La buena intención de María Adánez y Pepón Nieto no consigue una buena actuación musical.

Teatro Bellas Artes
Foto de marcosGpunto

El espectáculo ante la adversidad

Después de una pandemia, por todos es sabido que la cultura y el entretenimiento son de enorme utilidad para afrontar la adversidad. ¡Ay, Carmela! sigue la estela de Ser o no ser de Lubitsch, otra pieza sobre la resistencia a través del teatro. Y, parece que esta temática no pasa de moda porque tampoco lo hacen las desgracias, este año Alfredo Sanzol también estrenaba una obra en la línea pero con la excusa de Ucrania: Fundamentalmente fantasías para la resistencia.

En este caso, Carmela y Paulino son dos respuestas distintas a la Guerra Civil. Carmela (María Adánez) se muestra sensible y empática, y se transforma hasta tomar bando en el conflicto porque ya no es capaz de mantenerse al margen. Mientras, Paulino (Pepón Nieto) es sumiso y obediente, se adapta a las consecuencias de la Guerra y, a su modo cobarde, lucha por sobrevivir.

¡Ay Carmela!
Foto de marcosGpunto

Conclusión

¡Ay, Carmela! se trata de una comedia que consigue el efecto deseado en el público: entretener. Precisamente lo que buscaba el teatro de guerra y lo que consigue el espectáculo hoy día, evadirnos de la realidad durante unos minutos para sumergirnos en otra historia.

Pese a su duración, resulta ágil y dinámica. El colofón final, aunque podría haberse anticipado, resulta redondo, resume uno de los mensajes principales de la obra: sin la memoria no podemos avanzar, cometeremos los mismos errores.

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