El Teatro Lara de Madrid acoge Bernarda y Poncia, un drama que explora los oscuros secretos de la familia Alba antes y después de la muerte de Adela en La casa de Bernarda Alba. Con dramaturgia de Pilar Ávila y dirección de Manuel Galiana, volvemos a esa casa de ventanas clausuradas donde impera el silencio y la tragedia.

Bernarda y Poncia puede disfrutarse los sábados a las 18.15 hasta el 16 de febrero de 2025 en el Teatro Lara de Madrid.



Bernarda y Poncia Silencio, nadie diga nada

Crítica de 'Bernarda y Poncia'

Ficha Técnica

Título: Bernarda y Poncia
Título original: Bernarda y Poncia (Silencio, nadie diga nada)

Reparto:
Pilar Ávila (Bernarda)
Pilar Civera (Poncia)

Duración: 80 min. apróx.
Dirección: Manuel Galiana
Dramaturgia: Pilar Ávila
Ayudante de dirección: Pedro Fajardo
Producción: Teatro Íntimo

Tráiler de 'Bernarda y Poncia'

Sinopsis de 'Bernarda y Poncia'

La acción de Bernarda y Poncia se encuadra 8 años después de la muerte de Adela, hija menor de Bernarda Alba, transcurre durante doce horas de un día de verano, entre el amanecer y el atardecer, donde diálogo a diálogo de nuestros personajes se van desvelando los secretos de una familia marcada por la tragedia. Resolviendo los conflictos que existen entre los personajes, hasta volcar las emociones una sobre la otra, desde una edad temprana hasta la ancianidad. (TEATRO LARA).



Bernarda y Poncia
Foto de Teatro Íntimo

El retorno a la tragedia lorquiana

Bernarda Alba es uno de los personajes más monstruosos de nuestra literatura. Una madre desalmada y rigurosa, que impone a sus hijas un luto asfixiante, cuya consecuencia es la tragedia. Hablar de La casa de Bernarda Alba es hablar de una de las obras más profundas y estremecedoras de la literatura de todos los tiempos. Escrita en 1936 por Federico García Lorca, no pudo ver la luz hasta más de diez años después y en Argentina debido a la represión franquista.

Bernarda representa la represión y el autoritarismo de una sociedad fanática. El paroxismo del patriarcado. Con sus estrictas reglas reprime la individualidad y el deseo perpetuando la desesperanza. El deseo femenino, la rebelión frente a la opresión, la maternidad y la honra son algunos de los temas que explora esta obra universal.

Teatro Lara
Foto de Teatro Íntimo

Lirismo y simbolismo

En Bernarda y Poncia volvemos a la misma casa clausurada, ocho años después de la muerte de Adela. Las dos mujeres se encuentran solas y, ante la inminente muerte de Bernarda, rememoran el pasado. Así, salen a la luz los secretos familiares y los sentimientos reprimidos, que ya no es necesario ocultar por más tiempo. Pilar Ávila construye su texto tras interpretar La casa de Bernarda Alba durante cinco años.

El resultado es profundamente clásico en cuanto a su estructura dramática. A la vez que conserva el espíritu de la obra de Lorca. El realismo social a la hora de representar la España rural se combina con un profundo uso de los símbolos. El lenguaje también esta cargado de imágenes con ecos de la naturaleza, de gran lirismo, a la vez que logra ser coloquial y auténtico.

Teatro Íntimo
Foto de Teatro Íntimo

El legado de Bernarda Alba

Las interpretaciones soberbias de ambas actrices potencian la intensidad emocional de un texto bellísimo. Pilar Ávila nos ofrece una Bernarda llena de amargura, cuya autoridad se ve doblegada, sin embargo, por el peso de los años.  Pilar Civera refleja la complejidad emocional de Poncia, que es a la vez confidente y testigo perspicaz. Su interacción está marcada por una lealtad conflictiva, de necesidad mutua. Pilar Ávila y Pilar Civera logran retratar la extraña forma de afecto une a estas dos mujeres.

La elección de un espacio único y cerrado, con pocos pero efectivos elementos de atrezzo,  contribuye a intensificar la sensación de realismo y opresión. Una pequeña caja que guarda una toquilla de bebé, un escritorio, una vieja butaca nos trasladan a los años treinta de una España marcada por la guerra, que ocurre fuera de esos muros. La iluminación acentúa la atmósfera y sirve para crear algunos momentos oníricos muy emocionantes, en los que Bernarda conecta con sus emociones.

Bernarda y Poncia
Foto de Teatro Íntimo

Conclusión

Bernarda y Poncia de Pilar Ávila ha cautivado con razón al mismo Ian Gibson. La excelente dirección de Manuel Galiana deja su impronta en un montaje profundo y emocionante, capaz de poner en pie a todo el patio de butacas. Bernarda y Poncia no es solamente un bello homenaje a la obra de Lorca sino también una reflexión sobre la posibilidad de redención y sanación. Una cita imprescindible para repensar una obra  maestra intemporal.

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