Betánia, ópera prima del cineasta Marcelo Botta nos muestra todas las contradicciones, problemas y realidades del Brasil actual, a través del retrato de una familia que vive en una zona muy turística, entre dunas, lagunas y el océano atlántico. Betânia es el nombre del lugar, pero también de la matriarca que decide regresar al pueblo en que nació para rencontrar a sus hijas, sobrinas y nietos. Una fascinante hibridación entre documental y ficción con música, canciones, gastronomía, costumbres locales y los inevitables turistas. Presentada a concurso en la Sección Oficial de Largometrajes del 50 Festival de Huelva Cine Iberoamericano, no tiene todavía programada fecha de estreno en las salas de cine españolas.
Crítica de 'Betânia'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Betânia
Título original: Betânia
Reparto:
Diana Mattos (Betânia)
Ulysses Azevedo (Antonio Filho)
Nádia de Cássia (Vitória)
Caçula Rodrigues (Tonhão)
Michelle Cabral (Irineusa)
Tião Carvalho (Ribamar)
Rosa Ewerton Jara (Jucélia)
Vitão Santiago (Xambim)
Anouk Mulard (Sofie)
Año: 2024
Duración: 120 min.
País: Brasil
Director: Marcelo Botta
Guion: Marcelo Botta
Fotografía: Bruno Graziano
Música: Tião Carvalho, Edvaldo Marquita da Betânia, Misael Pereira da Betânia
Género: Drama. Vida rural
Distribuidor:
Tráiler de 'Betânia'
Sinopsis
No muy lejos de la selva amazónica existe un semidesierto repleto de dunas donde Betânia intenta renacer mientras el mundo se acaba.
El personaje de Betánia
Marcelo Botta, antes de realizar en 2024 su primera película Betánia, creó y dirigió series documentales y de ficción para Paramount+, MTV y FOX, habiendo filmado en más de 20 países. Betânia es un largometraje entre el documental y la ficción, que designa tanto a la mujer protagonista como al lugar donde vive, siendo el retrato de una incondicional matriarca de familia, luchadora que siempre encuentra energías para el camino. En la presentación, el director explicó que para el personaje de Betânia (Diana Mattos) se inspiró en “dona María”, una mujer que conoció cuando rodaba una serie documental en Sudamérica, sobre “personas inspiradoras de sitios aislados” como Atacama, Patagonia, Perú, Colombia y Brasil, Amazonas y Lençóis Maranhenses.
Betânia es una comadrona y matriarca de familia de 65 años, a la que sus hijas convencieron tras enviudar, que dejara su lejana aldea y se mudara cerca de las dunas del parque nacional de Lençóis Maranhenses, en el estado brasileño de Maranhão. Se trata de una región recientemente desertificada hace poco y no muy lejos del Amazonas, donde comienza de nuevo. Antes vivía de manera sencilla sin electricidad y se traslada a un lugar para ella totalmente nuevo, con sus tradiciones pero en contacto con el incipiente turismo y la modernidad, aunque Betânia y su familia tratan de mantener su identidad personal.
Entre kilómetros de dunas y el Amazonas
Lo primero a destacar de Betânia es su gran naturalidad, donde los habitantes del lugar son sus protagonistas, mostrando la cotidianeidad de sus vidas sencillas. Tanto menores como adultos se muestran ante la cámara tal cual son, sin artificios ni postureos, ni tratando de impostar ni impresionar. Así los vemos en sus relaciones familiares, sus comidas, las sencillas distracciones y como se comportan con los viajeros que llegan a su territorio.
Marcelo Botta enseña sus maravillosos paisajes, la bondad y espontaneidad de sus gentes, además de sus tradiciones y cultura transmitida de generación en generación. Betânia transmite para su autor un canto de esperanza y vitalidad, en los tiempos actuales inciertos para el mundo, con desastres naturales, guerras y contaminación generalizada. La película comienza con el ceremonial de la comunidad local con un entierro, que da paso a cantos, bailes y exaltación de la vida, con los ritmos y la coreografía nocturna del fuego que alumbra el ritual.
A lo largo de las casi dos horas de metraje, la película es un lujo estético de imágenes por la cámara de Bruno Graziano, con los panorámicos paisajes de los kilómetros de dunas del parque natural. La banda sonora es muy rica por los sonidos naturales y ritmos brasileños, siendo otro de los grandes goces de Betânia. En paralelo a todo ello suceden muchas cosas, que la trama nos va desgranando con parsimonia, para que disfrutemos cada momento de vida con pasión.
El ciclo de la vida
Betânia es pues un espectáculo vital, exento de los innecesarios efectos especiales o de las tramas enrevesadas, para concentrarse en la naturaleza de la vida, para enseñarnos el disfrute permanente del aquí y ahora. Allí en la celebración se aprecia el sentimiento de identidad y pertenencia al grupo, así como el gran reconocimiento y respeto por la matriarca y comadrona que durante muchas décadas ayudó a venir al mundo a nuevos bebés. Ella, como protagonista principal, simboliza la madre universal incondicional, gestora de vida para la comunidad.
El mestizaje entre documental y ficción, con actores no profesionales del lugar, parte del retrato cotidiano enviando el mensaje de que la comunidad es la esperanza ante las adversidades y catástrofes naturales, cada vez más frecuentes en el mundo por el cambio climático. Hay dos secuencias especialmente expresivas entre lo local y lo global, así como por el contraste de lo tradicional y la modernidad. Son la larga secuencia de la pareja de senderistas franceses y su relación con el guía Tonhao (Caçula Rodrigues) y la relación lésbica de la joven Vitoria (Nádia D'Cássia) con una adolescente en el baile.
Betânia termina como empezó con la celebración social entre músicas, cantos y bailes, entre la vida y la muerte, transiciones del largo viaje que es vivir desde la infancia hasta la senectud.
Conclusión de 'Betânia'
Betânia es un documental ficcionado, cuya protagonista principal es la matriarca y comadrona, que al enviudar se traslada al paradisíaco parque natural de kilométricas dunas del estado brasileño de Maranhão, cerca del Amazonas.
El mensaje enviado por su director Marcelo Botta es de alegría y esperanza para un mundo cada vez más incierto, sonde la comunidad en armonía con la Naturaleza puede encontrar la armonía en paz. La imagen y el sonido son las partes más destacables de esta maravilla sensorial, narrada a través de la vida cotidiana de sus habitantes de la población, que no son actores profesionales.
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