Condena (Time) es una miniserie británica de la BBC en forma de intenso drama carcelario. Los tres episodios de los que consta están dirigidos por Lewis Arnold (Des, Broadchurch) y tiene como protagonistas principales a Sean Bean (Juego de Tronos, La Comunidad del Anillo) y a Stephen Graham (The Virtues, El Irlandés). La duración de los capítulos ronda la hora de duración. La recepción de la serie está siendo estupenda, actualmente se puede ver en Movistar.



Condena

Crítica de 'Condena'

Ficha Técnica

Título: Condena
Título original: Time

Reparto:
Sean Bean (Mark Cobden)
Stephen Graham (Eric McNally)
James Nelson-Joyce (Johnno)
Nabil Elouahabi (P.O. Patterson)
Natalie Gavin (P.O. Jardine)
Nadine Marshall (Alicia Cobden)
Hannah Walters (Sonia McNally)
Sue Johnston (June Cobden)
David Calder (John Cobden)
Kevin Harvey (Paul McAdams)
Jack McMullen (Daniel)
Siobhan Finneran (Marie-Louise)
Franc Ashman (Gobernador Cameron)

Año: 2021
Duración: 58 min.
País: Reino Unido
Director: Lewis Arnold
Guion: Jimmy McGovern
Fotografía: Mark Wolf
Música: Sarah Warne
Género: Thriller
Distribuidor: Movistar+

Filmaffinity

IMDB

Tráiler de 'Condena'

Sinopsis episódica

Episodio 1. Antes de ingresar en la cárcel, Mark Cobden (Sean Bean) era un ciudadano corriente y respetable, padre de familia y profesor. Su vida cambia radicalmente cuando atropella y mata a un hombre por conducir bajo los efectos del alcohol y es condenado a cuatro años de prisión. Atormentado por la culpa, Mark se ve inmerso de repente en un mundo desconocido y hostil, convirtiéndose en blanco fácil para los reos más violentos y peligrosos.

Allí es puesto bajo la tutela de Eric McNelly (Stephen Graham), un veterano funcionario de la prisión a cargo de la protección y manejo de varios grupos de presos. Eric se ve forzado a cuestionar sus principios cuando varios convictos empiezan a chantajearlo y amenazan con hacer daño a su hijo, encarcelado en otra prisión, si él no colabora.

Episodio 2. Mientras el acoso de los prisioneros se hace cada vez más violento, Mark se plantea escribir una carta a la viuda del hombre que mató. Eric se ve acorralado cuando las amenazas a su hijo alcanzan un nuevo nivel.

Episodio 3 (final). Mark sufre una trágica pérdida y recibe un día de permiso para salir de prisión. Eric se plantea hasta dónde cruzar la línea para proteger a su familia como sea. (Movistar+)

Dónde se puede ver la serie



Drama en tres actos

Condena (Time) es esencialmente un drama potente, carente de miramientos y lleno de fatalismo. La sensación de unidad de sus tres episodios no es obstáculo para ver en ellos signos de independencia, con su particular significación. También es una historia de dos vidas paralelas que acaban convergiendo en un lugar tan áspero y gris como una prisión. Cada una a un lado de la reja, pero prisioneras cada una a su modo. Condena (Time) es la historia de Mark Cobden (Sean Bean), un profesor con tendencia al alcoholismo que, a causa de conducir ebrio, atropella y mata a un ciclista. A raíz de ello será condenado a una pena de reclusión de cuatro años.

También es la historia de Eric McNally (Stephen Graham), un funcionario de prisiones ejemplar, duro pero justo, que a causa del chantaje de unos de los reclusos tendrá que elegir entre la vida de su hijo y su integridad. Ambas vidas confluyen en la misma prisión, y van a tener que enfrentarse a los momentos más duros de sus vidas. Mark, lidiando con un tremebundo sentido de culpa y un entorno violento y hostil. Eric bajo una permanente espada de Damocles que afecta a su familia y a él mismo.

También es la historia de otros reclusos, cuyas historias secundarias tienen la suficiente enjundia como para componer un escenario donde abandonar toda esperanza parece la alternativa más plausible. No solo como mera supervivencia física, también desde el punto de vista moral y mental.

Condena serie
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Bocados de realidad

Condena (Time) tiene la virtud de ser un drama carcelario donde la mayor parte de los elementos tiene una base empapada de realidad, lo que hace que el espectador sea vea incluso concernido. No hay jueguecitos con la pastilla de jabón en la ducha, no hay mostrencos hipertatuados de dos metros (importantes al menos), ni rocambolescos planes de fuga. Las dos caras de la moneda, Mark y Eric, no son personajes llamativos pero conectamos bien con ellos porque podrían ser amigos o vecinos nuestros. Y sus dilemas y sufrimientos son creíbles.

De un lado Mark tendrá que hacer frente al pésimo ambiente de una prisión. Demasiado sórdido para un hombre pacífico. Es vapuleado y humillado hasta que llega a la conclusión de que ha de hacerse respetar con sus puños. El problema es que no es un hombre acostumbrado a pelear, sino a ser un docente. No obstante, su sufrimiento quizá más lacerante es más emotivo que físico. Mark se ve carcomido tanto por los terribles remordimientos de haber matado a un hombre, como por la sensación de vergüenza ante sus familiares y amigos. Particularmente expresivos son los horarios de visita en los que contacta con sus allegados.

Eric tiene una moral de trabajo estricta y una hoja de servicios como funcionario de prisiones intachable. Uno de los presos más influyente, que trafica fuera y dentro de la cárcel, encuentra una debilidad en él. El hijo de Eric cumple condena en otra prisión. Si no se aviene a introducir estupefacientes en la cárcel donde trabaja, los contactos de Jack Jones (que así se llama este poderoso recluso) apalizarán al hijo del funcionario de prisiones en el presidio donde cumple condena.

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Los caminos de Condena 

Condena (Time) está bien estructurada en sus tres episodios. El primero de ellos es la entrada en la pesadilla. Marc entra en la cárcel y Eric comienza su particular pesadilla. Aunque sea un episodio introductorio no por ello es menos intenso. Su ritmo, aunque sea pausado, siempre tiene elementos estimulantes. Cada minuto representa la bajada de un peldaño más cerca del infierno. Una de la virtudes de Condena (Time) es su excelente capacidad de síntesis, capaz de aunar momentos significativamente dramáticos sin forzar el ritmo. Todo fluye de una maneral natural.

El segundo episodio sigue los parámetros del primero, pero se intensifica en su agobio. Es la sensación de tocar fondo, de la confirmación de todas las amenazas del primer acto. También se van perfilando algunos personajes. Particularmente interesante es el de Mark, del que iremos conociendo más detalles. Es alguien complejo y con una buena capacidad de desarrollo. El tercer episodio es el menos sobrio, el más catártico, donde las emociones emergen a flor de piel. No por ello el menos equilibrado, el estupendo guion de Jimmy McGovern evita que la emotividad sea exhibicionista.

La naturalidad de la serie es palpable en que no todos los sufridores con los que podemos empatizar son personajes intachables. A la vista de lo que le sucede a Mark estando recluso parece un perfecto hombre de bien, pero se nos hace recordar que atropelló a un ciclista por la estupidez de conducir estando bebido. Una verdad seca y dura para él, tanto como las cicatrices de las heridas físicas que le infligen. De este modo la cárcel adquiere la significación de purgatorio, de un exilio donde purgar culpas y pecados.

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El duelo interpretativo

Condena (Time) atesora dentro de sí un activo de incalculable valor: dos actuaciones fuera de serie. Sean abandona cualquier atisbo de épica con reminiscencias de Boromir o Ned Stark, Ahora le toca ser, y lo borda, un imperfecto personaje, pacífico, culto, asustado, pero con una debilidad que le ha llevado a cometer un acto abominable. La actuación de Bean, transmite una mezcla de dolor, miedo, tristeza, y sobre todo de necesidad de redención. Es un personaje más corajudo de lo que parece, pero actuado de una manera sutil, sin aspavientos. El actor inglés consigue que empaticemos con él, a pesar de sus faltas.

No le va a la zaga Stephen Graman, en un papel doliente y angustioso que debe plegarse moralmente ante la faceta más podrida del sistema carcelario. El dilema de su personaje parece una llamada de atención sobre las imperfecciones de una penitenciaría donde sigue operativo un entramado criminal capaz de hacer daño dentro y fuera del presidio. Salvo algún arranque nervioso, nuevamente estamos ante actuación contenida. De miradas tristes y resignación interior. Los contactos entre los dos personajes no son tan frecuentes como cabría esperar, pero sí que tiene cierta significación.

El guion de Jimmy de Jimmy McGovern para Condena (Time) nos pone ante situaciones emocionales realmente intensas. Filosas en los dos primeros episodios y desoladoras en el último. Lo cual no quiere decir que no haya hueco para una luz esperanzadora. La historia está lo suficientemente bien estructurada como para no parecer una mera concatenación de infortunios. Como guinda, el estupendo dibujo complementario de algunos presos, casi siempre para dar un matiz crítico al sistema penitenciario. Dentro del estilo que combina emoción y contención, la dirección de Lewis Arnold está bastantea acorde. Funcional, sencilla, pero de buena factura.

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Conclusiones de 'Condena' 

Condena (Time) se hace dura de ver en tanto en cuanto  la historia está hecha a base de una conmoción emocional de alto calibre. Pero hay un fiel reflejo humano dentro, que a parte de producirnos tristeza o turbación, nos conmueve profundamente. Existe dentro del guion una magnífica expresión de lo que es la culpa, la redención, el perdón. Además atina presentando una vertiente crítica donde se señalan la deficiencias de un sistema carcelario que además de ser castigo de malvados, a veces también lo es de hombres buenos. Una de las series del año, con una actuaciones de Sean Bean y Stephen Graham de un altísimo nivel.

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