"Contención mecánica": El alarido de los invisibilizados

Contención mecánica es un proyecto de teatro documental que nace para denunciar la violencia psiquiátrica y, más en concreto, una práctica que sigue siendo habitual en las plantas de psiquiatría del estado español. La obra hibrida aspectos testimoniales y performativos para servir de altavoz a un colectivo invisible para la mayoría: las personas psiquiatrizadas que han sufrido algún tipo de vulneración de derechos durante sus ingresos médicos. ¿Por qué se sigue realizando esta práctica? ¿Se escucha realmente a las pacientes o son anuladas sistemáticamente por su diagnóstico? (TEATRO DEL BARRIO). 

Una denuncia imprescindible

Zaida Alonso regresa con la obra Contención mecánica, una versión todavía más potente que la que vio originalmente en el Surge Madrid. Después de su paso por el Festival de Otoño de 2024, Alonso vuelve a poner sobre la mesa la denuncia contra las prácticas inhumanas para las personas psiquiatrizadas en hospitales. Lejos de edulcorar o suavizar la realidad, la obra llega hasta el fondo del asunto, con testimonios auténticamente desgarradores. Por ejemplo, el inicio es un golpe en el corazón, donde es inevitable no sobrecogerse con el relato sonoro. Se aplaude la valentía de Alonso, pero no solo por tocar un tema aún tabú, sino también por organizarlo de forma que sea efectiva.

Siempre se ha hablado que tomar la realidad es un punto interesante de partida, pero no siempre tiene por qué ser todo un acierto. En esta pieza logra sacar todo el potencial del material original, por ello, se valora muy positivamente que haya sabido estructurar cada una de las piezas de la historia. Asimismo, se agradecen los pequeños episodios de comedia, que le dan un respiro al espectáculo, permitiendo seguir reflexionando, pero desde un prisma más ligero. Un debut como directora y dramaturga de alto nivel, que, sin duda, deja con ganas de seguir viendo que es lo que irá aconteciendo en la carrera de Alonso en este ámbito.

Aquellos que hablan

El elenco actoral de Contención mecánica está formado por Jesús Irimia, Júlia Solé, Javier Pardo, Zaida Alonso y Rafael Carvajal. En primer lugar, el conjunto funciona a la perfección, se ve una sintonía y una labor grupal muy bien conseguida, que permite que la confianza y la conexión se note desde el primer minuto. De forma individual, Jesús Irimia consigue una fuerza escénica absoluta, es el perfecto maestro de ceremonias. También se valora su lenguaje corporal, así como la expresividad que hace que se tiendan diferencias en cada tono que juega en la obra. Luego, Júlia Solé es una maravilla sobre el escenario, voz, cuerpo, movimiento... es el pack completo, una artista en todas sus facetas.

Javier Pardo ha cogido confianza desde la primera función que se vio en Surge y trae un trabajo actoral muy dinámico. Sin duda, su mejor parte es la del youtuber, sacando ahí una comedia que le sienta muy bien y hace que llame la atención de los espectadores. También se agradece ese toque de humor en el 'concurso' que se ve sobre la escena. Zaida Alonso también ejerce de actriz y su foco se centra, sobre todo, en lo gestual, en lo corporal, volviendo no solo a cumplir, sino a clavar cada paso que da sobre la escena. Por último, la joya de la corona, Rafael Carvajal, más que analizar su trabajo, la recomendación es ir a verle, es un regalo ver lo que hace sobre las tablas.

Multidisciplinar y conveniente

Desde su primera versión Contención mecánica marcaba ser una obra que no buscaba quedarse en un solo tipo de teatro. Por tanto, había ya una convergencia original y que ha terminado de asentarse en su versión final. Con lo cual, es interesante navegar por los diferentes lenguajes que se ven sobre el escenario, desde lo audiovisual, lo meramente sonoro hasta la elección de los colores. Además, incluso en cada apartado, tiene sus subapartados, lo que indica una complejidad técnica y artística valiente. El audiovisual es una maravilla, funciona a la perfección, al igual que el espacio sonoro, algún nivel en algún micrófono podría cuidarse más para evitar picos de ruido, pero son detalles sin una importancia clave.

Los colores llevan al público ante esa pesadilla, ahondan completamente en esa realidad y así se establece una conexión instantánea. Por otro lado, la elección del vestuario, así como algunos objetos del atrezzo, como las cabezas de ratón, cobran un sentido tanto narrativo como estético, que se complementa perfectamente. El ritmo de la pieza busca un equilibrio entre lo que merece ser más contemplativo ante la efervescencia del dinamismo, lo consigue en una gran parte, aunque haya momentos en los que al haber tantos estímulos pueda haber pequeñas cortes de desconexión. A pesar de ello, la mejora es clara, si en su primera versión fue más que notable, en ésta, es una experiencia teatral imprescindible.

Conclusión

Contención mecánica es una obra que reivindica los derechos de aquellos que no son visibles para la sociedad. Zaida Alonso acoge con valentía, con contundencia una realidad que merece y debe ser mostrada. Gracias a ello, se capta la atención de los espectadores y, sobre todo, concienciación. Por otro lado, el elenco está maravilloso, un trabajo grupal exquisito. La propuesta escénica aprovecha lo multidisciplinar para ofrecer una experiencia compleja, con matices y desarrollando varios estímulos, dejando una resultado muy interesante. La culminación de un trabajo de gran envergadura, donde se aplaude el cuidado, la sensibilidad, la coherencia y la fuerza.

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