Se cumplen 20 años del estreno de Embrujadas, la serie protagonizada por Shannen Doherty, Holly Marie Combs, Alyssa Milano y, sustituyendo a la primera de ellas, Rose McGowan. Ello es motivo más que suficiente para repasar lo que dieron de sí sus ocho temporadas.
Crítica de Embrujadas
Resumen
- 1 Crítica de Embrujadas
- 1.1 Ficha Técnica
- 1.2 Repaso de las 8 caretas de entrada de la serie (una por temporada)
- 1.3 Dónde comprar la serie Embrujadas
- 1.4 Sinopsis
- 1.5 Dónde se puede ver la serie
- 1.6 El último éxito de Aaron Spelling
- 1.7 Historia y personajes
- 1.8 Primeros años
- 1.9 Cambio de rumbo
- 1.10 Caída libre
- 1.11 El final y el futuro
- 1.12 Conclusión de Embrujadas
Ficha Técnica
Título: Embrujadas
Título original: Charmed
Reparto:
Shannen Doherty (Prue Halliwell)
Holly Marie Combs (Piper Halliwell)
Alyssa Milano (Phoebe Halliwell)
Rose McGowan (Paige Matthews)
Brian Krause (Leo Wyatt)
Julian McMahon (Cole Turner)
Dorian Gregory (Darryl Morris)
Drew Fuller (Chris Halliwell)
Ted King (Inspector Andy Trudeau)
Kaley Cuoco (Billie Jenkins)
Greg Vaughan (Dan Gordon)
Jennifer Rhodes (Penny Halliwell)
Finola Hughes (Patty Halliwell)
James Read (Victor Bennett)
Victor Webster (Coop)
Año: 1998/2006 (8 Temporadas)
Duración: 42 min.
País: Estados Unidos
Director: Constance M. Burge (Creador), John T. Kretchmer, Jon Paré, James L. Conway, Michael Grossman, Jonathan West, Craig Zisk, Joel J. Feigenbaum, Mel Damski, John Behring, Chris Long, David Straiton, James A. Contner, Richard Compton, Shannen Doherty, Stuart Gillard, Noel Nosseck, David Jackson, Anson Williams, Kevin Inch, LeVar Burton, Michael Schultz, Les Sheldon, Michael Zinberg
Guion: Constance M. Burge, Brad Kern, Daniel Cerone, Curtis Kheel, Zack Estrin, Chris Levinson, Krista Vernoff
Fotografía: Jonathan West, Rick F. Gunter, Geoffrey Schaaf, Kris Krosskove, Thomas Del Ruth,Michael Negrin
Música: Jay Gruska, J. Peter Robinson, Tim Truman, Richard Wolf, Johnny Dowers
Género: Drama. Fantástico
Distribuidor: Telecinco
Repaso de las 8 caretas de entrada de la serie (una por temporada)
Dónde comprar la serie Embrujadas
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Sinopsis
El descubrimiento de que descienden de una larga dinastía de brujas con poderes sobrenaturales, heredados de generaciones atrás, lleva a tres hermanas, Prue (Shannen Doherty), Piper (Holly Marie Combs) y Phoebe Halliwell (Alyssa Milano), a enfrentarse constantemente a demonios y hechiceros, e incluso entre ellas mismas. Cuando las hermanas Halliwell heredan la mansión de su abuela y encuentran el Libro de las Sombras, descubren que cada una de ellas posee un poder increíble, que usarán para resolver múltiples casos. (FILMAFFINITY)
Dónde se puede ver la serie
El último éxito de Aaron Spelling
Embrujadas fuel el último gran ‘hit’ de la factoría Spelling (Aaron falleció pocos días después de que se emitiera su último capítulo, allá por 2006). Su principal aval: tener de protagonista a uno de los rostros catódicos más populares de principios de los 90, Shannen Doherty, actriz que había participado en “Sensación de vivir” (Beverly Hills, 90210), serie producida igualmente por Spelling y de la que había salido (tras cuatro temporadas) de forma precipitada (no tanto como lo haría de la que nos ocupa) y polémica. Allí se forjó fama de díscola, algo que no impidió que el famoso productor la volviese a contratar para encabezar otra de sus producciones (Embrujadas, claro).
Esta serie nos llegó a España con varios años de retraso (¡menos mal que las cosas han cambiado radicalmente y ahora las series se estrenan por estos lares casi al mismo tiempo que en su país de origen!), pero ni ello, ni el maltrato sufrido (malos horarios, la emisión de varios capítulos seguidos), impidió que lograra su buena ración de fans (si, aquí también fue todo un éxito).
Historia y personajes
Pero hablemos un poco de ella y de sus protagonistas.
Contemos que fue la propia Doherty la que no tardó en reclutar a su mejor amiga de por aquel entonces, Holly Marie Combs, para el proyecto. La tercera en discordia, Alyssa Milano, llegaría tras el abrupto abandono de Lori Rom, quien ya había rodado el episodio piloto.
Sus personajes: tres hermanas, apellidadas Halliwell, que descubren que son brujas (buenas). Prudence ‘Prue’ (Doherty) era la mayor, la más fuerte y sensata, Piper (Combs) la mediana, la conciliadora (si bien, con el paso de los años también se convertiría en la más irritable y huraña), y Phoebe (Milano) la pequeña, la más alocada e impulsiva. Sus poderes (al menos en un inicio; con el paso de las temporadas irían variando) eran los siguientes: Prue podía mover objetos, Piper congelar el tiempo y Phoebe tener visiones.
Comentar también que alrededor de nuestro trío protagonista pululaban toda suerte de aliados y enemigos (demonios, brujos y, en general, todo tipo de seres mágicos/mitológicos).
A destacar villanos como La Tríada (tres poderosos demonios que pondrán en más de un aprieto a nuestras sufridas brujas) o La Fuente (de todo mal), mientras que de entre los aliados sobresale la figura de Leo (Brian Krause, experto en subproductos de ‘Serie B’), especie de ángel de la guarda (y que formaba, junto a Piper, una de las parejas clave de la serie) de las Halliwell, o las de la madre (Finola Hughes) y abuela (Jennifer Rhodes) de estas, ambas dos fallecidas pero con roles recurrentes en la ficción (aparecen de cuando en cuando para aconsejar a nuestras chicas).
En el punto intermedio hallamos a Cole (Julian McMahon), un demonio (y hasta aquí puedo leer) que se enamora de Phoebe, en lo que vendría a ser una réplica del romance (con sus tira y afloja) protagonizado por Buffy (Sarah Michelle Gellar, muy amiga de Doherty) y Ángel (David Boreanaz) en “Buffy, cazavampiros” (Buffy the Vampire Slayer), serie con la que Embrujadas compartía (en Estados Unidos) canal de emisión, o a los Avatares (seres mágicos, y tremendamente poderosos, que sueñan con crear una especie de mundo utópico a salvo de todo tipo de violencia; violencia que, ¡tócate las narices!, ellos mismo empleaban para eliminar a todo aquel que no fuese digno de pertenecer a dicho mundo o se presentara como una ‘amenaza’).
Primeros años
Embrujadas, al menos durante sus primeras temporadas (más adelante hablaré del cambio de rumbo que supuso la sustitución de la ‘showrunner’ original, Constance M. Burge, al final de la segunda temporada), sustentaba su éxito en varios pilares fundamentales. El principal: la química desplegada por su trío protagonista y lo bien que se compenetraban (lo cual tiene mucho más mérito si todo lo que se rumoreó en su día, como distintos enfrentamientos entre Doherty y Milano, era cierto).
No era el único, ya que su mezcla de drama, comedia, romance y fantasía la hacían idónea para un gran abanico de público.
Eso sí, nunca lograría crear un micro-universo tan intenso, y tan interesante, como el visto en la ya nombrada “Buffy, cazavampiros”. Además, muchas tramas pecaban de tontorronas y los efectos especiales (Embrujadas nunca contó, a pesar de su fama, con un gran presupuesto) eran ciertamente discretos (por decirlo de manera suave). Lo malo (lo peor) del asunto: que dichos efectos no fueron mejorando con el paso de los años; más bien todo lo contrario (a la memoria me vienen los vistos en el último capítulo de la séptima temporada: bochornosos hasta decir basta).
Cambio de rumbo
A partir de la tercera temporada fue Brad Kern (quien hasta entonces había ejercido únicamente de productor ejecutivo), polémico donde los haya (ha sido acusado de misógino y racista en distintos sets de rodaje), el que asumió el mando de la serie. Y sí, fue cuando la misma empezó a dar tumbos.
La salida de Doherty (Rose McGowan, vista en películas como “Scream” o, más adelante, “Planet Terror”, asumió el papel de hermana ‘perdida’ de las Halliwell, sustituyendo así a Shannen y restaurando ‘El Poder de Tres’) al final de dicha temporada (el último capítulo de la misma, dirigido por la propia Doherty, es, a la postre, el más épico y emotivo de toda la serie; ¡atención a las escenas que comparte con Combs!) marcó un antes y un después.
Tampoco ayudó demasiado que se potenciara un tono más blando (que no luminoso; luminosa fue, sin ir muy lejos, la segunda temporada), que se infantilizaran las tramas (simplificándolas hasta límites insospechados, por mucho que utilicen, a través de la del personaje de Drew Fuller, los viajes en el tiempo, recurso que a servidor siempre le ha gustado muy mucho, o los universos paralelos, algo que ya habían expuesto cuando Doherty todavía funcionaba como cabeza de cartel) o que se erotizase (¡todavía más!) a sus sufridas protagonistas (o las transformaban en sirenas, cosa que hicieron con Phoebe, o en amazonas sexys; el caso era potenciar sus encantos femeninos).
Porque, aunque la temporada tres mantenía el tipo (es mi favorita), y la cuarta (y debido principalmente a la trágica marcha de Prue) tenía su puntillo oscuro, las sucesivas fueron a la deriva argumental. ¡Los guionistas llegaron a sacarse de la manga ideas ya expuestas con (mucha) mayor fortuna en otras producciones de temática similar (a la escuela de magia, por ejemplo, me remito)!
Caída libre
Dicha deriva desembocó en una substancial reducción presupuestaria. De ahí que Dorian Gregory, cuyo papel de inspector era fijo desde los inicios (era el compañero de Andy Trudeau, interpretado por Ted King, a quien pudimos ver como interés amoroso de Prue durante la primera temporada), fuese despedido sin miramientos.
Brian Krause, por su parte, vio reducida su participación (lo que hicieron con su personaje, y con sus idas y venidas, no tiene nombre).
Eso sí, para la última temporada se contrató a Kaley Cuoco, Penny en “Big Bang” (The Big Bang Theory), con la intención de que su personaje (una bruja novata) llegara para dar un respiro a nuestras protagonistas y que estas no tuviesen que aparecer en pantalla en todo momento (¡otro error!; ¿acaso pensaban concederle su propio ‘spin off’?; ¡menudo pegote de personaje el de Cuoco!).
Dicha temporada, la octava, fue la última de un trabajo que ya no sabía qué hacer con las tramas (embarazos, romances que no nos llevaban a ninguna parte, buenos que se vuelven malos, malos que parecen buenos) ni con sus personajes (¡se habían cargado la relación más relevante de la misma, la de Piper y Leo!; ¡también la dinámica de la serie!).
El final y el futuro
Eso sí, el último arco, el que servía como desenlace y que nos mostraba el futuro de la saga familiar, tenía su puntillo. Sobre todo gracias a ese factor nostalgia que tan bien supieron explotar.
Factor nostalgia del que tratará de aprovecharse la nueva serie, titulada también Charmed (conservando en España el de Embrujadas), que se ha empezado a emitir este mismo mes (el día 14 en Estados Unidos; el 15, y de la mano de HBO, en España) y que nos trae a un nuevo trío de hermanas con poderes.
Esperemos, por su bien, que esta nueva serie tenga más suerte que otras sobre brujería que siguieron a la que nos ha traído hasta aquí. Series como la muy juvenil “El círculo secreto” (The Secret Circle), “Eastwick” (basada en el ‘best seller’ de John Updike, novela que ya conoció una adaptación cinematográfica protagonizada por Jack Nicholson, Cher, Michelle Pfeiffer y Susan Sarandon) o “Las brujas de East End” (Witches of East End), todas ellas de escaso calado y recorrido. Y sí, #ElPoderDeTresNosHaráLibres.
Conclusión de Embrujadas
Embrujadas fue una serie de su época; una serie entretenida que, eso sí, no supo madurar ni ampliar su campo de visión (y ello le pasó factura, de eso no cabe duda).
Lo mejor: Las tres primeras temporadas. Por sus historias (sencillas pero entretenidas), la buena química (al menos es lo que me transmitían; lo que pasase entre bambalinas parecía quedarse allí) de sus protagonistas y, en general, la labor (aceptable en el peor de los casos; más aún si tenemos en cuenta el tipo de serie de la que estamos hablando) de estas.
Lo peor: El devenir de la serie a partir de su cuarta temporada (la llegada de Paige, la hermana interpretada por McGowan, supuso un soplo de aire fresco que, eso sí, no duró demasiado). En caída libre desde la quinta. Que Brad Kern tomara el control fue un gran error. Error que ni Milano ni Combs (quienes ejercieron de productoras durante las últimas temporadas) quisieron o supieron enmendar (¿comodidad tal vez?; ¿nula ambición quizá?).