(Des)encanto, la esperada nueva serie de Matt Groening, ya está disponible en Netflix.

A continuación comentamos qué nos ha parecido su primera temporada.



(Des)encanto

Crítica de (Des)encanto

Ficha Técnica

Título: (Des)encanto
Título original: Disenchantment

Reparto:
Abbi Jacobson (Bean)
Eric André (Luci)
Nat Faxon (Elfo)
John DiMaggio (Rey Zøg)
Tress MacNeille (Reina Oona)
David Herman (El Heraldo)
Maurice LaMarche (Odval)
Billy West (Sorcerio)
Jeny Batten (Kissy el elfo)
Rich Fulcher (Turbish)
Lucy Montgomery (Disturbios)

Año: 2018
Duración: 26 min.
País: Estados Unidos
Director: Matt Groening (Creator), Dwayne Carey-Hill, Frank Marino, Wesley Archer, Ira Sherak, David D. Au, Albert Calleros, Peter Avanzino, Brian Sheesley
Guion: Matt Groening, Josh Weinstein, Reid Harrison, David X. Cohen, Rich Fulcher, Jeff Rowe, Eric Horsted, Jeny Batten, M. Dickson, Patric M. Verrone, Shion Takeuchi, Bill Oakley
Fotografía:
Música: Mark Mothersbaugh
Género: Animación. Comedia. Aventuras
Distribuidor: Netflix

Tráiler de (Des)encanto

Sinopsis

En (Des)encanto, los espectadores serán trasladados al mundo medieval en ruinas de Dreamland, donde seguirán las desventuras de Bean, una joven princesa a la que le gusta beber, Elfo, su enérgico compañero y Luci, su demonio personal. En el camino, el trío disfuncional se encontrará con ogros, arpías, trolls, duendecillos, diabillos, morsas y muchos humanos tontos. (Netflix)

Dónde se puede ver la serie



Matt Groening, creador

(Des)encanto es la tercera serie de animación creada por Matt Groening. Las dos primeras fueron, aunque no creo que sea necesario nombrarlas (son de dominio público y tremendamente populares), “Los Simpsons” (The Simpsons) y “Futurama”.

Los Simpsons” es, de seguro, la serie de animación más importante de todos los tiempos; una comedia (satírica e irónica en sus primeros años; más cercana a la parodia de un tiempo a esta parte) que tiene como epicentro a una familia (de piel amarillenta y otras extrañezas a las que no tardamos nada en acostumbrarnos) de clase media-baja que se enfrenta a todo tipo de problemas y aventuras; un trabajo que sigue en antena (su primer capítulo, al margen de esos cortos emitidos en “El show de Tracey Ullman” (The Tracey Ullman Show), data de 1989) a pesar de que sus mejores años ya pasaron; una obra que no parece que vaya a finalizar en breve (se acaba de anunciar, por cierto, una segunda película; la primera llegó a los cines en 2007).

(Des)encanto

La historia de “Futurama” es bien distinta (y no sólo porque la acción se desarrolle en el futuro y tenga como co-protagonistas y antagonistas a toda suerte de extraterrestres y androides), ya que no tardó mucho en saltar a la palestra su cancelación (en el año 2003 fue cancelada). Porque, aunque es cierto que (los fans) lograron (en el año 2010) resucitarla, nunca volvió a ser lo mismo y en 2013 se emitió su último (y memorable) capítulo.

Una serie de animación distinta

Pero (Des)encanto (¡atención a los guiños que incluye tanto a “Los Simpsons” como a “Futurama”!; ya en el primer episodio podemos divisar la ‘Planet Express’, nave de Fry y compañía) es una serie distinta, tanto por la duración de sus capítulos (30 minutos; algo más de lo que suele ser habitual en este tipo de trabajos de animación; al resto de series de Groening me remito) como por su tono continuista (es decir, los capítulos no son autoconclusivos, lo que puede echar para atrás a más de uno).

Eso sí, yo no le veo a ello el más mínimo problema, pero, claro, es que servidor es muy fan de las historias continuistas. Ejemplo: no tardé nada en engancharme a “Anatomía de Grey” (Grey’s Anatomy), y todos esos líos interpersonales que la han llevado a convertirse en mi culebrón predilecto, al mismo tiempo que le daba la espalda a “House”, y a su poca (nula; al menos en lo que respecta a sus primeras temporadas) implicación personal.

Personajes, guiños y otros complementos

Los protagonistas de esta serie son una princesa rebelde (y borrachina), llamada Bean, un elfo que deja su hogar cansado de la alegría que en él reina y un diablillo (mi personaje favorito) cuya intención es la de corromper (todavía más) a nuestra querida Bean. La acción, por cierto, se desarrolla en un entorno medieval en el que, como habrán podido adivinar por la descripción de los personajes principales, prima la fantasía.

(Des)encanto

No voy a decir que (Des)encanto es la versión cómico-animada de “Juego de tronos” (Game of Thrones), aunque contiene algún que otro homenaje. Como también se los hace (a su manera, claro) a distintos cuentos de fantasía, como “Hansel & Gretel” o “Blancanieves” (Snow White), al mismo tiempo que se dedica a pervertir a otros tantos personajes clásicos (véase, por ejemplo, esa suerte de campanilla que ejerce de envejecida ‘prosti-hada’).

Pros y contras

(Des)encanto tiene tantos pros como contras.

A su favor tenemos desde ese humor ácido tan característico de su creador hasta su extensa colección de personajes remarcables.

Pero este último punto nos lleva hasta uno de sus más evidentes contras: unos secundarios que no gozan del relumbrón de los vistos en otras series de Groening. También deberíamos remarcar que estamos ante una serie a la que le cuesta (un poquito más de lo que debiera; nada por lo que debamos temer demasiado) levantar el vuelo.

Y es que (Des)encanto ha sido recibida con cierta tibieza por parte de la crítica. Tibieza que tiene mucho que ver con la vara que hemos usado para medirla (es decir, con las dos series de Groening que mencionaba al principio).

Conclusión

Pero que no cunda el pánico, porque (Des)encanto es, en definitiva, una serie de lo más entretenida, que mejora capítulo a capítulo y que cuenta con las suficientes virtudes como para ser disfrutada si dejamos nuestros prejuicios (sí, yo mismo los tenía) a un lado.

Lo mejor: Es entretenida, se ve con fluidez (recordemos, son 10 capítulos de media hora de duración) y su calidad es muy superior a la ofrecida por las últimas (y olvidables) temporadas de “Los Simpsons” (por poner un claro ejemplo).

Lo peor: Las altas expectativas juegan muy mucho en su contra. También la falta de secundarios de relumbrón o lo que le cuesta arrancar (le cuesta un poquito, tampoco vayamos a exagerar).

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