En el año del centenario de María Luisa Bemberg, nada mejor que recordarla con sus películas. En Crónica de una señora del año 1971, dirigida por Raúl de la Torre participó como guionista. Con un elenco genial y grandes actuaciones de Graciela Borges, Lautaro Murua, Federico Luppi y Mercedes Sombra. Haciendo un breve recorrido desde la creación del guion, anécdotas, análisis e inolvidables diálogos. Recordémosla mirando sus películas.
Crítica de 'Crónica de una señora'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Crónica de una señora
Título original: Crónica de una señora
Reparto:
Graciela Borges
Mercedes Sombra
Lautaro Murúa
Federico Luppi
Año: 1971
Duración: 100 min.
País: Argentina
Director: Raúl de la Torre
Guion: María Luisa Bemberg, Raúl de la Torre
Fotografía: Juan Carlos Desanzo
Música: Roberto Lar, Raúl de la Torre
Género: Drama
Distribuidor:
Sinopsis
Una mujer de alta burguesía con una rutinaria y monótona vida entra en crisis cuando una amiga se suicida, replanteándose su vida a partir de entonces.
Guionista poco conforme
Su primera película como guionista "Margarita también es una flor" por suerte se llamó: Crónica de una señora. Raúl de la Torre leyó el guion y le propuso filmarla. MLB estaba en el rodaje, muy disconforme con la puesta de cámara e hizo saber en voz alta que: “esa escena que está en el guion, pide un primer plano de la protagonista…” Sabemos que las películas son de los directores y no de los guionistas. Como y donde se pone la cámara, genera el sentido de todo lo que se cuenta.
En ese entonces, el director de fotografía de la película, Juan Carlos Desanzo al ver tan disconforme a María Luisa se acercó y le dijo: "...porque no dirigís vos…" Y si, si quieres tener tu mirada tienes que dirigir tú tus propias historias.
A partir de ese momento decidió que tenía que dirigir, porque escribir desde una mirada femenina y feminista, no bastaba, si la mirada iba a ser de otro. Había que tomar cartas en el asunto, había que tomar la cámara… y filmar lo que veía desde su mirada.
Graciela Borges
Graciela Borges protagonista de Crónica de una señora, dice algo de la realización y de la dirección de De la Torre, que es para remarcar: "... la filmo tan bien, con esa cosa que deberían tener los films: que es la emoción velada…" Borges con Crónica de una señora ganó por segunda vez la concha de plata en el Festival de San Sebastián. Todo esto lo cuenta en el podcast que creó Film & Arts, llamado "Graciela Borges: mi vida en el cine". En 40 episodios imperdibles.
Para todas las personas que en aquella época y aún hoy, dicen que hablar de feminismo está pasado de moda; Graciela Borges cuenta que en viajes a través del país (Argentina) muchas mujeres se acercaban y le decían: "Yo soy Fina". Como hoy en día, muchas mujeres se siguen preguntando: ¿Qué hago… sigo mi profesión o soy madre? Cuántos hombres en la historia se plantearon: ¿Qué hago…sigo mi profesión o soy padre?
Toma de conciencia
La historia de Fina, una mujer que a partir de la muerte de una amiga allegada se replantea su papel como mujer frente a todo; revolucionó la opinión. Y terminó siendo una de las películas icónicas del cine argentino que habla de la invisibilización de la mujer, con un feminismo latente en su protagonista. Ella quiere trabajar, valerse por sí misma pero nadie de su entorno se lo permite.
Fina, en su toma conciencia (de ser, un ser nacido para la reproducción y para estar bella) y reconociéndose (quizás un poco tarde) como una persona a la que no le permitieron elegir y ni pensar; aún en esa gran toma de conciencia… no puede hacer nada. MLB da a su protagonista lucidez, haciendo notar que la pisotearon durante décadas y que ella aceptó ese pisoteo institucionalizado, sin decir una palabra. Su entorno, ante su nueva lucidez, rechaza todas sus acciones y opiniones.
Los diálogos
El guion de Crónica de una señora tiene una profunda mirada de género, con una una intensa inquietud existencial con respecto al papel que ocupa la mujer dentro del matrimonio y sus quehaceres. En esta historia en particular, la de una mujer que se casa con un hombre importante de mucho dinero y poder. Qué es completamente invisibilizada y hasta inútil, su propio marido se lo dice en la cara: “No sabes hacer nada”.
Todos los integrantes de su familia le dicen que tiene todo resuelto y que no debería quejarse, porque no le sucede nada importante y además, no le falta nada. Aun así, Fina es completamente infeliz.
La escena
Crónica de una señora (1971) con dirección de Raúl de la Torre tiene diálogos y actuaciones memorables como esta escena. “Hay que tener hijos para saber que no los bastan.” Escena Habitacion Fina/Cama Valija. Dia
Madre: ¿Pero te has vuelto loca?
Fina: Puede ser. Me voy.
Madre: ¿Vas a abandonar a tus hijos?
Fina: Sí.
Madre: ¿Vos… una madre?
Fina: Hay que tener hijos para saber que no los basta.
Madre: ¿Para que te casaste entonces?
Fina: Para ser como vos.
Madre: Claro, ahora soy yo la que tengo la culpa.
Fina: No la culpa es mía mama, no elegí mi vida: la heredé. Era más fácil.
Madre: Decime Fina, Pepe te engaña, no te quiere más? .
Fina: Me quiere porque soy su mujer.
Madre: ¿Entonces qué te pasa?
Fina: Nada. No me pasa nada nunca me ha pasado nada. Fuera del sarampión y los partos. He vivido siempre con los guantes puestos.
Madre: Desagradecida, mereces que Dios te castigue. Sos una malcriada y una caprichosa. Merecerías una buena paliza. Sabes que más, que te quedarás sin nadie que te ayude. Sin servicio cada día. ¿Qué tiempo te quedaría para rezongar? Si tuvieras que llevar los chicos al colegio, ir al mercado, preparar la comida, lavar la ropa y limpiar la casa como hacen la mayoría de las mujeres en el mundo.
Fina: Esas mujeres no tienen tiempo para pensar.
Madre: ¡No hay que pensar! Hay que preocuparse por los demás, como yo.
Fina: ¿Y vos? ¿Qué sos vos? La madre abnegada, la viuda ejemplar, la dama benemérita. Pero vos te quedaste viuda a los 30 años y...?
Madre: Me desviví por vos.
Fina: No se nos dio la vida para desvivirla mamá.
Madre: Para una madre, no hay más remedio. Se debe a sus hijos. Nunca más es libre. ¿¡O es que no queres a tus hijos!?
Fina: Para dar a mis hijos, primero me tengo que querer a mí.
Gran escena donde se expone la crianza de la madre a la niña, solo para ser madre. Fina adulta, hasta ese momento, no había puesto en cuestionamiento su educación y no acepta más ese modelo de vida que eligió o mejor dicho, como dice ella :”Que heredó”. Fina al rechazar este modelo pasa a ser, persona no grata, loca, o bien le dice su madre:
Madre: ¡Sos un monstruo!
Fina: No quiero acabar como Cecilia mamá.
Madre: ¡A dónde vas!
Fina: No sé. Lo importante es irme a cualquier sitio sólo con lo que tengo en la valija. no quiero depender más de ustedes. No quiero plata, ni de vos, ni de Pepe, así trabajar no será un juego.
Madre: Siempre será un juego. Mientras yo viva seguiré pasándote la mensualidad y a mi muerte lo vas a heredar todo. La mensualidad te la voy a aumentar.
Fina: La rechazo. No quiero ser mantenida.
Madre: La recibirás igual. Sos rica, quieras o no.
Finita: Daré todo a los pobres.
Madre: Muy bien, benefactora como yo. Fina, el mundo de los demás no te pertenecerá nunca. Este es tu mundo, el nuestro.
Finita: Te detesto. Te odio. Maldigo que seas mi madre.
Madre: ¡Fina! Las pastillas. (La madre se tira arriba de la cama descompuesta. Fina la mira indignada.)
Fina: Sos capaz de morirte mamá, con tal de salirte con la tuya.
Aprendemos por repetición
Este mismo diálogo (pero más amigable, sin amenaza de muerte de parte de su madre) se repite en Señora de nadie (1982) la segunda película de María Luisa Bemberg como directora. La pared generacional madre/hija, hace siempre que las madres les pidan a sus hijas que, “cueste lo que cueste” bajo maltratos, engaños y propias necesidades, mantengan su matrimonio. No sólo para beneficio personal, sino para los hijos, por lo que va a decir la sociedad y finalmente, para que no se queden solas.
El gran sueño de sus vidas (increíblemente en la década de 1970) era aún: el matrimonio, el amor de un hombre, una casa e hijos. Y eso era lo que se filmaba y se replicaba a gran escala, en argentina, en Latinoamérica y en el mundo. Nadie hizo una autocrítica tan profunda e intensa en Argentina, como lo hicieron con Crónica de una señora.
Conclusión de 'Crónica de una señora'
Ese modelo era el correcto, lo que la sociedad esperaba de las mujeres. Si hacían otras cosas que no fueran esas acciones; eran locas, miradas de reojo o monstruos. Quien dijera o hiciera lo contrario: estaba mal. Esa mujer traía el caos y el desorden; sobre todo a la vida cotidiana de los hombres. Crónica de una señora inició la carrera cinematográfica de María Luisa Bemberg y a partir de allí, sus historias fueron creciendo sin parar.
Con una mirada femenina nunca antes vista y por lo tanto, no comprendida. Hasta llegar a la cúspide con Yo la peor de todas y De eso no se habla. Películas para no perderse, películas de visualización obligada. Porque los que amamos el cine sabemos, que todo se construye a través de la mirada. Y la mirada de una mujer detrás de las cámaras, definitivamente nos da otra visión del mundo.
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