Con vistas a un nuevo formato de audiencias, Kiyoshi Kurosawa (La mujer del espía, El fin de cada tiempo, el principio del mundo), maestro de lo sincero y de lo macabro, con Cure construyó en su cuarto largometraje como realizador una película que se adentra en las profundidades de la idiosincrasia del cine japonés, jugando con lo borroso y lo inofensivo en una carretera fantasma envuelta en tono asolador que en su estreno en 1997 no dejó a nadie indiferente.
Crítica de 'Cure'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Cure
Título original: Kyua
Reparto:
Kôji Yakusho (Det. Kenichi Takabe)
Masato Hagiwara (Kunio Mamiya)
Tsuyoshi Ujiki (Dr. Makoto Sakuma)
Anna Nakagawa (Fumie Takabe)
Denden (Oida)
Yoriko Douguchi (Dr. Akiko Miyajima)
Yukijiro Hotaru (Ichirô Kuwano)
Ren Osugi (Comandante de policía Fujiwara)
Masahiro Toda (Tôru Hanaoka)
Akira Otaka (Yasukawa)
Shun Nakayama (Kimura)
Misayo Haruki (Tomoko Hanaoka)
Año: 1997
Duración: 111 min.
País: Japón
Director: Kiyoshi Kurosawa
Guion: Kiyoshi Kurosawa
Fotografía: Tokusho Kikumura
Música: Gary Ashiya
Género: Thriller. Intriga
Distribuidor:
Tráiler de 'Cure'
Sinopsis
El policía Takabe investiga unos extraños asesinatos. Las víctimas aparecen con una herida de arma blanca en forma de "x" y los culpables son personas totalmente normales sin ningun motivo para haber cometido el asesinato. Takabe empieza a sospechar que algo está influenciando a la gente para matar...
Dónde se puede ver la película en streaming
Una encrucijada en la industria
El cine de horror se ha medido a base de códigos que han evolucionado y se han transformado en vías mucho más transgresoras que cualquier otro género en los últimos años.
El público, con el tiempo, ha aprendido a percibir la tensión de formas más ambiguas, simplistas o sutiles, sin dejar de lado el terror más estridente. Aunque este se este quedando un poco más rezagado para los grandes públicos, quienes buscan una cinta que los saque de sus casillas y, aunque suene contradictorio, que no parezca una película de horror. El estigma ha llevado a que el género obligue a grandes cineastas a experimentar hasta la médula con las técnicas del cine para invocar una presencia mucho más propositiva y abstracta. Este paso, ya sea hacia adelante o hacia atrás dependiendo del tipo de espectador, no deja de ser valiente.
El terror es un método, una ciencia de la cual aún no sabemos la respuesta directa a su eterno estímulo y apego en las salas de cine. Es una sensación inherente que poco podemos explicar, y sin embargo, en su punto álgido, pocas cosas se le pueden asemejar.
Magnetismo desde el primer minuto
En esta ocasión, y tomando como base el concepto del terror más allá de lo predecible e inminente, hablaremos de Cure, película japonesa dirigida por Kiyoshi Kurosawa, que, tras casi 30 años de su estreno, ha dejado un legado impoluto en el género y se ha convertido en un símbolo del nuevo cine asiático de la época, con miras a cautivar a un público internacional.
Cure cuenta la historia de Kenichi Takabe, un detective que comienza a investigar una serie de asesinatos que aterran a la ciudad de Tokio, ya que contienen una particularidad: todos terminan con sus víctimas degolladas dejándoles una marca en forma de cruz. Sumado a ello, los responsables de estos crímenes declaran no saber ni recordar nada previo o durante el momento del acto delictivo. Ante esta situación, Takabe, junto con el apoyo de Sakuma, un psicólogo que colabora con la policía en el análisis e interrogatorio de los victimarios, extiende sus registros hasta coquetear con la posibilidad de que la razón de estos eventos se deba a métodos de hipnosis avanzada que algún individuo ha comenzado a propagar entre los habitantes de Tokio.
Sin muchos alardes, surge la figura de Mamiya, un joven que sufre pérdida de memoria a corto plazo y que empieza a dar indicios de que de alguna forma está relacionado con los delitos sucedidos debido a su creciente enajenación mental e incierto contacto con alguno de los asesinos.
Advertencia en forma de destino
La misión de Takabe avanza a pasos entrecortados, mientras que en su vida personal debe lidiar con el suplicio de hacerse cargo de Fumie, su mujer, quien al igual que Mamiya, sufre un déficit del funcionamiento de la memoria, lo que la obliga a acudir a terapias que no parecen facilitarle la vida a Takabe.
Kiyoshi Kurosawa, a lo largo del relato, matiza las verdades humanas, la naturaleza salvaje y el fuerte desapego por lo que alguna vez fue. Cure es un estamento de la manipulación mental, con un fin en forma de ritual que esboza los secretos más ocultos de sus protagonistas.
Takabe es un hombre que, paulatinamente, vemos derruirse y perder los estribos ante su propio subconsciente, aunque en su núcleo, él siempre está al mando de sí mismo. Mamiya, por otra parte, ha pasado a un punto más abstracto del ser; su visión de la sociedad está completamente distorsionada y esto lo hace cómplice de un movimiento más allá de la lógica racional.
Son dos filosofías, dos futuros y dos tipos de personas que subsisten en un sistema que los supera. Los nudos de la vida los han llevado a extremos opuestos, donde, al final, comparten un vínculo basado en el dolor. Ambos están representados por estilos y circunstancias diferentes, pero, al mismo tiempo, no dejan de vocear en tono ahogado las peripecias por las que atraviesan.
Una humilde proeza visual y narrativa
Kiyoshi Kurosawa es consciente de que no estamos ante una obra que explote en el sentido convencional de un género por su cuenta. Los cimientos de Cure son tratamientos tanto del thriller como del horror más psicológico, pero tampoco se repliega cuando tiene que ser despiadado y abrupto. Su estricta puesta en escena evoca una frialdad absoluta que, en ocasiones, nos mantiene al margen de los momentos más dramáticos y engrandece la imagen para enclaustrar en una ominosidad atrevida la miserable pesadilla por la que transitan los personajes, incluso en las situaciones más apacibles.
Cure es un relato sombrío y despreciable sobre las razones humanas; sus motivos y argumentos despegan en lo fantástico, pero en su forma nunca abandona la tierra para abordar de forma visceral la psique de una sociedad ordinaria. La introducción a aspectos relacionados con la psiquiatría más pionera aportan profundidad a una narración bañada de una cruda existencia de la cual explota para sobrellevar la simple trama de detectives hacia un campo más desconcertante y brutalista.
La dimensión de sus protagonistas es incierta y apabullante; la sutileza con la que se desarrolla a lo largo del relato es impresionante. Cure procura dejar de lado los remordimientos y lucha por escarbar una ambigüedad entre imagen y sentimiento que destaca por no necesariamente querer sorprender en las primeras tomas de contacto, sino que fluye y respira desde el inicio hasta el final sin descalabrarse o perder la noción del tiempo.
Kiyoshi Kurosawa elaboró una cinta a la altura de las grandes películas del terror moderno, y al mismo tiempo sorprendió con su frigidez y extraña calidez para retratar una historia de enfermedades mentales que cambian entre lo tenebroso y lo pasivo, en medidas que moldean una trama que transmite una sensación de vacío como pocas veces se ha vivido con una película de este género.
Conclusión de 'Cure'
Cure es una película impecablemente trazada por las vías del misterio y el terror, y aunque en esencia sea mucho más que eso, la precisa dirección de Kiyoshi Kurosawa y el espectacular trabajo interpretativo de Kōji Yakusho forjaron una obra que trasciende en sí misma y que estimula la apreciación más arriesgada de cualquier espectador dispuesto a adentrarse en un sueño con un submundo lleno de perversiones.
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