Dìdi, ópera prima del realizador taiwanés-estadounidense Sean Wang, que consiguió hacerse con los premios a mejor reparto y mejor película estadounidense según el público durante el reciente Festival de Sundance, cosechando un clamor generalizado tanto por crítica como por espectadores. Distribuida por Universal, la cinta ya se encuentra disponible en Estados Unidos, si bien por el momento no cuenta con fecha de estreno en España.
Si hay algo que en la actualidad ha ganado fuerza dentro del blockbuster norteamericano es el presentar obras intimistas que abordan el pasado de sus realizadores. Ese concepto, ampliamente explorado dentro del contexto indie, se ha podido encontrar tanto en producciones de Warner Bros como de Disney (véase, por ejemplo, Red), por lo que no sorprende ver a grandes casas productoras narrar historias personales dirigidas a un sector del público determinado. Lo que sí sorprende es ver cómo, a través de una visión íntima y personal marcada por las raíces del director, se narra una historia con la que puede verse identificado la mayor parte del público independientemente de cuál sea su origen. Este es el caso de Dìdi.
Crítica de 'Dìdi'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Dìdi
Título original: Dìdi
Reparto:
Izaac Wang (Chris Wang)
Shirley Chen (Vivian Wang)
Chang Li-Hua (Nai Nai)
Joan Chen (Chungsing Wang)
Joziah Lagonoy (Josh)
Mahaela Park (Madi)
Raul Dial (Fahad)
Aaron Chang (Soup)
Chiron Cillia Denk (Donovan)
Sunil Mukherjee Maurillo (Cory)
Montay Boseman (Nugget)
Alysha Syed (Jade)
Año: 2024
Duración: 91 min.
País: Estados Unidos
Director: Sean Wang
Guion: Sean Wang
Fotografía: Sam A. Davis
Música: Giosue Greco
Género: Drama. Adolescencia
Distribuidor:
Tráiler de 'Dìdi'
Sinopsis
Un niño taiwanés-estadounidense de 13 años descubre el patinaje, el flirteo y la verdadera esencia del amor maternal más allá de las enseñanzas de su familia.
Dónde se puede ver la película en streaming
Madurando en la época Messenger
Dìdi sigue los pasos de Chris (o Wang Wang, como lo conocen sus amigos), un joven chico de origen taiwanés que vive junto a su hermana, su madre y su abuela, quien tan solo conoce un par de palabras en inglés. A pesar de su ascendencia, el joven chico solo sigue los hábitos y costumbres de la sociedad estadounidense, lo que la cinta demuestra a través del contraste con la abuela. Cosas tan sencillas como el comportamiento a la hora de comer, la forma de relacionarse con los adultos o la importancia de los estudios marcan la diferencia cultural y generacional, lo que consigue reflejarse de una forma acertada a través del montaje, anteponiendo constantemente ambas posturas.
La casa en la que habita el joven Chris (interpretado por Isaac Wang) se trata de un matriarcado, situación que condiciona al chico y que le lleva a oprimir sus emociones para crecer mientras se muestra como un “tipo duro”. Dìdi viaja a través del verano de 2008 mientras se nos muestran pequeños pasajes en la vida de Chris, destacando eventos tan importantes como el encuentro con la chica que le gusta, su acercamiento a grupos de chicos más mayores, o la despedida de su hermana, quien se va a estudiar a la universidad. Básicamente, a través de la película asistimos a la creación de la personalidad Chris, a su lenta pero imparable madurez que no está exenta de tropiezos, fracasos y desencuentros.
Dìdi no es una comedia, pero tampoco es una tragedia; es, sencillamente, un viaje de autodescubrimiento en el que todos nos hemos podido haber visto durante la pubertad. Este carácter universal se entremezcla a la perfección con el mensaje personal del autor, quien a través de los personajes principales plasma su visión acerca de la inmigración, la identidad cultural y las relaciones con los miembros de su propia familia.
El skate como modelo de personalidad
Es innegable que Dìdi es, a pesar de su distribución a través de un gran nombre en Hollywood, una pieza de autor con un innegable carácter independiente. Esto es perfectamente visible a través de su cuidada puesta en escena, presentando un excelente trabajo de composición de imagen a través del cual se nos muestran planos detallados, simétricos y repletos de un enorme simbolismo. Interesa la forma en la que el director presenta planos americanos en los que Chris se muestra centrado, dando importancia a su reacción y permitiéndonos reflexionar indirectamente acerca de su crecimiento a lo largo de la película.
También destaca la forma en la que utiliza el foco, dando importancia a los elementos en primer plano que, por norma general, suelen ser los personajes. Mención especial, por supuesto, a la forma en la que hace uso de las imágenes digitales, representando el chat de Messenger en algunas de las secuencias más emocionalmente significativas de toda la película. Si bien estos pecan de ser algo sobreexpositivos, resulta muy convincente la forma en la que muestra las inseguridades del protagonista.
El uso de la ambientación también resulta especialmente memorable, aportando a Dìdi un toque de nostalgia que le sienta como anillo al dedo. Poder reencontrarnos a través de la pantalla con elementos tales como el YouTube más clásico, el formato de vídeos de la época, los grupos de moda de por aquel entonces o las redes sociales en su estado primigenio resulta conmovedor, trasladando a los espectadores a una época que se encuentra más lejana de lo que jamás podríamos admitir. Toda la obra gira en torno a la nostalgia, en trasladarnos a una época más sencilla, y Dìdi hace uso de esto a nivel formal adaptando el formato de imagen y la composición del plano a las imágenes de video casero o a las antes citadas pantallas de ordenador.
La familia es lo primero
Uno de los aspectos que mejor funcionan dentro de Dìdi es su elenco de actores, presentando una familia sólida en la que brillan con especial fuerza las actuaciones de Joan Chen (quien hace de la madre, y a quien seguramente recordéis por Twin Peaks o en Tigertail) y de Shirley Chen (quien hace de la hermana mayor, conocida por su papel en Beast Beast), destacando esta última por lo bien que consigue exponer la complicada relación con su hermano a través de pequeños gestos y expresiones. En cuanto al elenco de secundarios, encontramos una enorme variedad de jóvenes actores que cumplen con su cometido, si bien ninguno consigue alcanzar el nivel de calidad y rendimiento que los miembros principales de la familia.
Resulta sorprendente cómo, a pesar de tratarse de una ópera prima, la cinta de Sean Wang consigue mantener un ritmo tan sólido y un nivel de calidad estético tan estable. Dìdi atrae por su historia y por el desarrollo de su personaje, si bien por lo que verdaderamente engancha es por su estética, su pulida realización y su excelente guion. Mención especial, por supuesto, para la genial elección de canciones presente a lo largo de la cinta, que como antes comentaba con el aspecto nostálgico consiguen trasladarnos al 2008 como si estuviéramos en una máquina del tiempo. Su banda sonora original, por otro lado, resulta conmovedora aunque poco memorable, teniendo una escasa presencia dado al interés por hacer uso de los silencios como parte del efecto dramático de determinadas escenas.
Conclusión de "Dìdi"
Dìdi no solo se trata de un primer lanzamiento exitoso dentro de la carrera de Sean Wang, si no que también consigue brillar con especial fuerza al mezclar en una misma historia un mensaje íntimo y un mensaje universal. Es fácil sentirse identificado con los fracasos del protagonista, pues no son más que los problemas que cualquiera afronta durante esa época, y quizá ahí sea donde reside la magia de la cinta. Bueno, ahí y en su excelente recreación de la época, claro está. Sea como sea, Dìdi resulta una cinta fascinante y memorable a la que merece la pena darle una oportunidad. Y, por supuesto, se trata de una declaración de intenciones de Sean Wang, a quien no deberíamos perder de vista.
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