La Sala Girau del Teatro Fernando Fernán Gómez de Madrid acoge la lectura dramatizada de Don Juan Tenorio de José Zorrilla con dirección y versión de Ignacio García. Con motivo de la celebración de la festividad de Todos los Santos, la sala municipal apuesta por la recuperación de dos clásicos fantasmales de la nuestra literatura, Don Juan Tenorio de Zorrilla y El monte de las ánimas de Bécquer. Con un elenco repleto de caras conocidas, encabezado por Manuela Velasco y Carles Francino, regresamos a esta historia de amor, redención y fantasmas.
Don Juan Tenorio pudo disfrutarse los días 31 de octubre, 1 y 2 de noviembrede 2024 en el Teatro Fernando Fernán Gómez de Madrid.
Título: Don Juan Tenorio Título original: Don Juan Tenorio
Reparto: Manuela Velasco
Carles Francino
Chema León
Mario Gas
Joaquín Notario
Juanma Cifuentes
Pepe Viyuela
Diana Palazón
Vicky Peña
Chema Ruiz
Juanma Navas
Chema de Miguel
Javier Gallardo
Cecilia Solaguren
María José Alfonso
Irene Aguilar
Duración: 90 min. apróx. Dirección: Ignacio García Versión: Ignacio García Autoría original: José Zorrilla
Música: Sara Águeda (Arpa), Elena Aranoa (canto)
Coro: Escolanía del Escorial. Producción: Teatro Fernán Gómez
Saludos de 'Don Juan Tenorio'
Sinopsis de 'Don Juan Tenorio'
Los versos de Don Juan Tenorio están instalados en nuestro imaginario colectivo en un lugar que va más allá de lo teatral y de lo artístico, en un territorio mítico y popular único. Pocos versos resuenan en el alma y en la memoria de nuestra gente con la fuerza de ese famoso ángel de amor que ha ido pasando de generación a generación en el último siglo y medio. Decir esos versos de siempre de manera virtuosa con la verdad teatral de hoy es volver a darle la vida a Don Juan Tenorio y volver a sentir latir una tradición teatral viva y única.
“Quién pudiera, doña Inés, volver a darte la vida”. José Zorrilla, Don Juan Tenorio.
¡Vuelve el Tenorio a Madrid con un reparto de campanillas! (TEATRO FERNÁN GÓMEZ).
El acierto de recuperar el Tenorio
El cartel de localidades agotadas indica la excelente acogida de la propuesta de recuperación del Tenorio por parte del Ignacio García. Un texto divertido y juguetón con un protagonista vil, canalla e inmoral, lleno de enredos y apariciones, tiene todo nuestro interés. Cada generación tiene la responsabilidad de establecer cómo se relaciona con el arquetipo de lo que hoy sería un seductor de Instagram. No se descuiden. Donjuanes sigue habiendo. ¿Dignos de redención? Quién sabe…
¿Lectura dramatizada?
Al alzarse el telón, se despliega el panorámico escenario de la Sala Girau con todos los actores y actrices en escena vestidos con atuendos que presagian una puesta en escena tradicional. Para nuestra sorpresa, tienen el texto en la mano y lo leen mientras actúan. En la web del Fernán Gómez indica que se trata de una dramatización de Don Juan Tenorio. Según la RAE dramatizar es sinónimo de teatralizar, es decir, “dar forma teatral o representable a un tema o asunto”. El termino lleva a equívoco. Es algo a medio camino entre una representación convencional y una lectura dramatizada. Dados los recursos con que cuenta el montaje, no entendemos muy bien esta decisión escénica, que se queda en territorio de nadie. Ni explota las posibilidades que podría haber tenido como ficción sonora, que tanto se llevan en este momento. Ni aprovecha los recursos escénicos.
Las interpretaciones del elenco, que cuenta con actores y actrices de primerísima fila, quedan lastradas por el hecho de tener que cargar con el texto en la mano. La escena del diván, el rapto, la trifulca y asesinato con el comendador y don Luis Mejía resultan extraños y apresurados. La lectura, además, es irregular. No todos están anclados al texto en el mismo grado. El ritmo del verso es interpretado de manera diferente por cada personaje.
Manuela Velasco, una encantadora doña Inés
Destacamos, sin embargo, la interpretación que Manuela Velasco ofrece de doña Inés. La actriz logra dotar al personaje de la emotividad y fragilidad que precisa. Su interpretación del verso es fluida y natural. Su tono, delicado y conmovedor. Carles Francino, sin embargo, nos da un don Juan escaso de carisma, que queda eclipsado por Manuela Velasco o Mario Gas, en las escenas que comparten.
El poder de la música
Visualmente, se opta por un escenario prácticamente desnudo. Más allá de las columnas del fondo con proyecciones que nos ubican en los distintos emplazamientos de la obra, la escenografía renuncia a todos los elementos fuera de los imprescindibles, como las mesas del primer y último acto. Y el diván que, por cierto, es precioso. Especialmente deslucido resulta la última parte, cuando se desencadena lo fantástico. El momento climático en el panteón, cuando la escultura de doña Inés cobra vida desde el más allá y explica a don Juan las condiciones de la salvación de ambos, es visualmente anodina.
Lo mejor, el coro de la escolanía del Escorial, que logra elevar con sus voces infantiles la emotividad de los momentos finales de don Juan cuando contempla su propio cortejo fúnebre. También el arpa Sara Águeda y la voz de Elena Aranoa dan personalidad a un montaje, por lo demás, poco memorable.
Conclusión
La iniciativa de recuperar el Tenorio para Todos los Santos ha sido recibida por el público madrileño de manera entusiasta, por lo que esperamos que se convierta en costumbre. Sin embargo, la versión de Ignacio García se ve limitada por decisiones escénicas que dificultan su fluidez. La elección de una dramatización con el texto en mano, a medio camino entre la lectura y la representación completa, compromete la conexión con el público. El minimalismo de la escenografía desaprovecha el carácter fantástico del texto. Lo mejor, la interpretación de Manuela Velasco y la intervención del coro de la escolanía del Escorial, junto con la música de arpa y la voz de Sara Águeda y Elena Aranoa, que dan personalidad al montaje.