"Don Ramón María del Valle Inclán": Pintoresco transeúnte de otra época

En Don Ramón María del Valle Inclán se produce un doble retrato, el del retratista y el retratado, los dos Ramones.

Viajando hacia la vida, la obra y el alma de Valle-Inclán podemos observar sus herramientas de análisis, sus instrumentos de disección, su canon estético. Así se produce el milagro de la suma estilística y vital de dos creadores literarios esenciales para entender una buena parte de las vanguardias españolas del siglo XX.

Muchas han sido las aproximaciones ditirámbicas hacia la figura de Valle, esperpénticas incluso, para hacer honor al género por él bautizado.

La obra nos invita a recorrer otro camino, más cercano a la intimidad, a la realidad cotidiana, a la valoración de unos principios éticos a veces ensombrecidos por la distorsión. Nos invita, en fin, a conocer en profundidad los mecanismos creadores de Valle, su compromiso irreductible con su posicionamiento ético en el mundo y cómo todo ello genera una de las obras cumbre de nuestra literatura. (TEATRO ESPAÑOL). 

Una vida esperpéntica

Comienza la obra con una divertida parodia sobre el lugar y la fecha de nacimiento de Don Ramón María del Valle Inclán, tal y como aparece en la biografía que escribió sobre él, en 1944, Ramón Gómez de la Serna.

Su larga y oscura barba, melena, sus quevedos colgando de una cinta negra y una delgadez extrema, era el aspecto que tenía este hombre adelantado a su época. Unido a su particular "ceceo" a la hora de hablar, no era de extrañar que se diera a conocer en los abundantes cafés que frecuentaba.

Totalmente dedicado a la vida bohemia y con un carácter vehemente y muy especial, no tardaría en crearse problemas. Alguno bastante serio, ya que llegó a perder un brazo. Él mismo, tiempo después convirtió este episodio en material literario pintoresco. Precisamente, va a emplear la palaba "esperpento" para describir una forma de buscar el lado cómico de lo dramático de la vida.

A todo ello da voz y figura Pedro Casablanc, quien en realidad también interpreta al autor de esta peculiar biografía, es decir, a Ramón Gómez de la Serna.

Gómez de la Serna y sus "greguerías"

Ramón Gómez de la Serna escribió a lo largo de su trayectoria literaria novelas, secciones fijas en periódicos, ensayos y numerosas biografías. La de su tocayo, Don Ramón María del Valle Inclán, la escribió viviendo en Buenos Aires, reflejando la gran admiración que por él sentía.

Todas las escribía sobre personas con cierta afinidad, aunque mezclando realidad con su propia inventiva. Su fina ironía la pone de manifiesto Casablanc, no solo demostrando esa gran maestría con la oratoria, jugando con las palabras, sino también bailando y cantando. Su lenguaje corporal añade consistencia escénica a las locuaces palabras y a su precisa modulación de voz.

Pero la creación más brillante del vanguardista escritor, la que lo consagraría como uno de los autores más conocidos de las letras españolas fueron las "greguerías". Metáforas ingeniosas cargadas de humor. Toda una renovación de la imagen que tenía la poesía.

"Yo no miento...yo digo como tú: la otra verdad"; "El que más vale, no vale tanto como Valle"; o "Ser manco es lo menos que hay que tener en España para merecer algo", son algunas de las joyas que pone en boca de Valle Inclán.

Conclusión

Don Ramón María del Valle Inclán es una brillante obra para conocer a aquel excéntrico, creativo e inconformista escritor bajo la mirada de otro gran personaje del mundo de las letras: Ramón Gómez de la Serna.

Un magnífico Pedro Casablanc es quien da vida, voz y coreografía a ambos escritores que fueron renovadores en el ambiente social, político y literario a principios del siglo XX en España.

Basada en la peculiar biografía que Gómez de la Serna escribió sobre el creador de los "esperpentos", Xavier Albertí ha conseguido una estupenda adaptación para los escenarios en forma de monólogo musical.

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