Desde el pasado 10 de marzo se puede ver Donde mueren las palabras en la Sala Lola Membrives del Teatro Lara de Madrid. Esta pieza aborda el suicidio juvenil mediante un relato cotidiano. Producida por DMLP Producciones, fue finalista en el Premio Nacional de Literatura Dramática de 2020. Dirigida y escrita por Ángel Caballero, el cual también forma parte del reparto junto a Daniel Arias, Iván Montes y Alejandro Vergara. Se representa todos los viernes a las 22:15 horas.



Estreno de Donde mueren las palabras

Crítica de 'Donde mueren las palabras'

Ficha Técnica

Título: Donde mueren las palabras
Título original: Donde mueren las palabras

Reparto:
Daniel Arias
Ángel Caballero
Iván Montes
Alejandro Vergara

Duración: 90 min. apróx.
Dirección: Ángel Caballero
Dramaturgia: Ángel Caballero
Producción Ejecutiva: Ángel Caballero
Ayudante de dirección:
Jaime Palacios
Iluminación:
Vladytsky
Técnico de iluminación y sonido:
Vladytsky
Fotografía:
Koala Producciones
Producción: DMLP Producciones

Tráiler de 'Donde mueren las palabras'

Sinopsis de 'Donde mueren las palabras'

Donde mueren las palabras cuenta la historia de cuatro amigos de la infancia que deciden abandonar su ciudad natal para trasladarse juntos a Madrid en busca de sus sueños. Pero pronto, las mentiras, los secretos, las envidias y los celos pondrán a prueba esa amistad que parecía indestructible. Y descubrirán que la vida no es tan maravillosa como nos la venden. Ni, quizá, tan larga.

Los actores Daniel Arias (Cuéntame como pasó, El Internado: Las cumbres), Iván Montes, Alejandro Vergara (Protagonistas de El secreto de Puente Viejo) y su autor y director Ángel Caballero (Desaparecidos, Brigada Costa del sol) vuelven a las tablas del Teatro Lara con Donde mueren las palabras (finalista al Premio Nacional de Literatura Dramática 2020).

Una obra necesaria, hoy más que nunca. Inspirada en un hecho real, la obra da voz a un problema cada vez más alarmante: el suicidio adolescente, uno de los auténticos males endémicos de nuestra época.

La función habla, además, de ser uno mismo, sin miedos ni complejos. Poder expresar quien eres, a quien amas o cual es tu orientación sexual con normalidad y sin temor a la burla, al comentario hiriente. Al rechazo. A la soledad. De aprender no sólo a gestionar las emociones, sino a expresarlas. Del poder redentor, sanador, de un abrazo. Y apuesta, eso si, por un mensaje positivo y optimista, de esperanza. Y por la risa, ante todo. La risa que cura, nunca la que hiere. (TEATRO LARA). 



Donde mueren las palabras
Foto de Koala Producciones

Una historia de vida

Las amistades de siempre, la madurez en la etapa de los 20 y la salud mental se dan cita en Donde mueren las palabras. Esta obra relata la vida de cuatro amigos que afrontan su último año de universidad, llevándoles ante la decisión de decidir qué deben hacer con sus vidas después. Desde el principio se puede ver la ligereza en el enfoque, buscando una sensación de compadreo y amistad. Por tanto, su principal intención es establecer esa cotidianidad y el lazo de amistad que une a los personajes. Con lo cual, su mayor baza es la cercanía que transmite ante los espectadores, apreciándose varios momentos emotivos y cómicos. Así, el espectador conecta con algunas escenas, así como con algunas de las reflexiones que se introducen en el libreto.

Sin embargo, uno de los conflictos que se presenta en su conjunto es establecer una historia que no va más allá, a pesar de buscar hacerlo mediante los mensajes que lanza. Por lo cual, cae en la necesidad de hacer explícitas las enseñanzas que se deben extraer, como la visibilidad LGBTQ+, pero sin darle suficientes matices y profundidad. No obstante, lo que termina por afectar al relato es la conclusión final, que al tratarse de una tema de tal complejidad, se espera más de él. La resolución se hace excesivamente simple, se comprende que está basada en un posible hecho real, pero se echa en falta más cuerpo ante esta temática. Por lo que, lamentablemente, los últimos 15 minutos no son suficientes para llegar a la catarsis que exige dicho tema, que en tiempos actuales, además, necesita de mayor visibilidad. Aún así, se valora que se haya intentado abordar.

Teatro Lara
Foto de Koala Producciones

Amigos de siempre

Ángel Caballero no sólo es el encargado de escribir y dirigir Donde mueren las palabras, sino que también forma parte de su elenco actoral. Junto a él, Iván Montes, Alejandro Vergara y Daniel Arias, que completan el reparto. En primer lugar, Iván Montes consigue una actuación orgánica, está absolutamente entregado a la escena y con una sencillez con la que conquista a la audiencia. Gracias a ello, establece una naturalidad que afianza esa atmósfera cotidiana que se quiere dar a la obra. Después, Ángel Caballero define a la perfección los puntos de comedia a los que desea llegar. Además, se le aplaude la manera de introducir elementos improvisados, lo que le da un plus a su manejo ante la escena. Así, provoca varias carcajadas en el patio de butacas.

Alejandro Vergara se mueve en un contraste constante, donde deambula ante una intimidad bien medida y luego se deja llevar por una ligereza que no siempre encaja como debiera. De esta manera, tiene escenas en las que resulta emotivo verle en escena, pero en su conglomerado todavía podría aportar más matices a su trabajo dramático. Se encuentra algo limitado en su expresión no verbal. Asimismo, Daniel Arias pasa por el mismo proceso, aunque, en su caso, se muestra incómodo ante su personaje. A pesar de tener que interpretar uno de los personajes clave, está algo fuera de lugar, no termina de encontrar su voz. En consecuencia, se echa en falta más contundencia, más fragilidad, más solidez. En resumen, el elenco en su conjunto consigue establecer una química especial, pero la defensa interpretativa es desigual.

Teatro Lara
Foto de DMLP Producciones

El piso del cambio

En la función del 31 de marzo, Donde mueren las palabras tuvo que compartir su protagonismo en el Teatro Lara con el estreno de la última temporada de "La llamada". Por ende, a pesar de las intenciones, por cercanía del espacio, muchos temas del conocido musical se metieron en la obra. Aun así, se aplaude la ocurrencia y la estupenda deportividad con la que lo afrontaron, haciendo referencia a sus vecinos y despertando momentos auténticamente hilarantes. Por tanto, estos traspiés los pudieron utilizar a su favor. Asimismo, se plantearon problemas técnicos durante su desarrollo, pero no impidieron sacar adelante el espectáculo y hacer alarde de aquello de "El show debe continuar". Una muestra absoluta de profesionalidad, que dice bastante de la compañía.

En cuanto a la propuesta escénica en sí, se plantea una escenografía estándar, se transporta al espectador al salón de una casa. Por lo cual, no busca una expresión artística trabajada, sino más bien un significado meramente espacial. Luego, el ritmo del montaje tiene varios altibajos, lo que hace que obtenga un resultado irregular y fluctúe entre escenas excesivamente lentas y otras más dinámicas. Por otro lado, el vestuario elegido encaja con el planteamiento de cada personaje, definiendo fácilmente la personalidad de cada uno. Sin duda, es complicado establecer un planteamiento que vaya más allá de lo generalista, basándose en un naturalismo que busca la verdad. Sin embargo, se echa de menos que su sello de identidad ofrezca una visión más enriquecedora visualmente. Por último, previo al final, la escena tras la fiesta, merece tener más tiempo sobre el escenario.

Donde mueren las palabras
Foto de Koala Producciones

Conclusión

Donde mueren las palabras aborda las relaciones de un grupo de amigos de toda la vida mediante una estrategia que se apoya en la cotidianidad y la naturalidad. Por ello, sus bazas se hallan en la cercanía y en la comedia. Sin embargo, se echa en falta más profundidad, una emotividad y sentimiento que vaya hasta el fondo y no se quede en la superficie. Después, el elenco consigue una química especial, pero se ve un resultado muy distinto entre unos y otros a nivel dramático. Por ende, algunos logran su cometido y otros deben seguir trabajando en ello.

Por otro lado, el despliegue técnico y artístico cumple con su cometido, pero podrían explotar más sus opciones para traer algo más visualmente atractivo. Las heridas de un adiós y una amistad en el tiempo, que son familiares a los espectadores, pero que no llegan a ir más allá de una sensación.

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