Teatros Luchana representa desde el 12 de marzoDos tronos, dos reinas, una propuesta escrita por Pepe Cibrián, bajo la dirección de Nicolás Pérez Costa. La obra muestra el encuentro entre las reinas Isabel I de Inglaterra y María Estuardo, Reina de Escocia. Protagonizada por Nacho Guerreros y el propio Pérez Costa, ofrece un cara a cara emocionante entre dos monarcas enfrentadas por la historia. Se representa todos los domingos a las 18 horas en los Teatros Luchana.
Título: Dos tronos, dos reinas Título original: Dos tronos, dos reinas
Reparto: Nacho Guerreros (Isabel I de Inglaterra) Nicolás Pérez Costa (María Estuardo)
Duración: 75 min. apróx. Dirección: Nicolás Pérez Costa Dramaturgia: Pepe Cibrián Fotografía: José Ángel Fernández de Córdoba
Vestuario: Rubén Diaz
Maquillaje y peinado: Patricia Yepes Diseño de luces: Nicolás Pérez Costa Producción: El Tío Caracoles, Producciones Rokamboleskas e IFAM
Adelanto de 'Dos tronos, dos reinas'
Sinopsis de 'Dos tronos, dos reinas'
Dos tronos, dos reinas nos presenta un duelo actoral sin precedentes.
Dos reinas, Dos reinos… La lucha por un trono. Un encuentro imaginario que nunca existió. Una sentencia de muerte postergada. La feminidad y la masculinidad del poder a través de dos mujeres antológicas: Isabel I de Inglaterra y María Estuardo, Reina de Escocia. Dos mujeres luchadoras y transgresoras. Dos mujeres que dependían una de la otra… Una pieza intensa que promete no dar tregua al público desde un texto exquisito de Pepe Cibrian que, magistralmente, cobra vida en este duelo actoral entre Nacho Guerreros y Nicolás Perez Costa. Pasión, intrigas, ternura, emoción, verdades, intensidad… teatro del más puro. (TEATROS LUCHANA).
Dos reinas están frente a mí
La eterna rivalidad entre Isabel I de Ingleterra y María Estuardo, Reina de Escocia, ha inspirado multitud de creaciones artísticas. En esta ocasión, es Pepe Cibrián quién imagina cómo hubiera sido el encuentro entre las dos monarcas, las cuales se enfrentaron por el derecho del trono inglés. Dos tronos, dos reinas goza de alta calidad en su estructura y en su forma, lo cual hace que sea una delicia oírla. Asimismo, hay un cuidado del lenguaje, que se degusta positivamente, al haber utilizado un vocabulario elevado, que se agradece ver en producciones teatrales. Por tanto, esta propuesta conoce cuál es la personalidad que desea dar a la pieza y así la ejecuta.
A lo largo de la obra se pondrá sobre el escenario los reclamos y confesiones de una reina a otra, que permitirán conocer algunos detalles históricos en torno a su contexto. Gracias a ello, se mostrará una conexión especial entre las reinas, que lograrán cautivar a los espectadores, quiénes asisten a este mágico encuentro y se encuentran no solo con las rencillas históricas, sino también los envites personales. Ya se pudo ver en “Juana, la loca” el atino en la forma de representar a la reina española y Cibrián vuelve a acertar con el dibujo que realiza sobre las dos monarcas. No es necesario conocer su historia previamente para dejarse invadir por lo que se ve sobre la escena. Únicamente, al tratarse en un código más elevado, puede ser que haya pasaje que sean más complicados de entender por la formulación que se utiliza y sería interesante simplificarlos levemente.
Isabel y María
Nacho Guerreros y Nicolás Pérez Costa con los encargados de protagonizas Dos tronos, dos reinas. En primer lugar, Nacho Guerreros se convierte en la afamada Isabel I de Inglaterra, uno de los iconos monárquicos más destacados de la historia contemporánea. El actor se entrega en cuerpo y alma a la representación de la reina, con un compromiso férreo, que se puede ver desde la gestualidad más sutil hasta la grandilocuencia que se espera de este personaje. Además, se adereza con una comedia muy natural, que equilibra la solemnidad de la palabra. También cabe destacar la presencia escénica, fuerte, contundente, que acaba por culminar su trabajo sobre las tablas, junto con un uso del movimiento sobre las tablas perfecto.
Frente a Guerreros se presenta Nicolás Pérez Costa como María Estuardo, también conocida como María I de Escocia. A diferencia de Guerreros, Pérez Costa apuesta por una monarca menos rimbombante, más acorde a la personalidad supuesta de la que fuera reina de Escocia. Por ello, se ve un ejercicio de contención, en el que prima la rotundidad de quién clama su inocencia. De esta manera, forma una interpretación completamente diferente, que eleva aún más la calidad de la pieza. Con lo cual, es el perfecto engranaje para explorar el contraste entre ambos personajes. Además, Pérez Costa se sumerge en el estilo de la pieza, disfrutándolo y encontrándose absolutamente cómodo. Únicamente, algunas frases que contienen varias palabras en sí, no se resuelven con la claridad que demandan y se dificultad la comprensión de estas partes.
Un encuentro que pudo ser
Grandes telas, dos tronos enfrentados y un gran trono en el centro son el principal elemento de la puesta en escena de Dos tronos, dos reinas. Mediante esta propuesta, el espectador se embulle en el ambiente palaciego que desean otorgar mediante estos símbolos fácilmente identificables para la cultura popular. Con lo cual, es una estrategia inteligente, que permite que se establezca rápidamente el contexto de la obra. Después, otro de los puntos más fuertes es el vestuario, el cual es una auténtica exquisitez, con un diseño y una calidad de alto nivel. Además, no se limitan solo a ello, sino que se acompañan de una caracterización que encumbra la realización de ambos personajes.
El diseño de iluminación logra varias escenas en las que brilla con un juego muy bien planteado, aportando dinamismo y acción a la obra. Sin embargo, hay otros momentos en los que tantos cambios en un corto período de tiempo no se disfrutan y se perciben como algo abruptos, por lo que, sería interesante hacer cambios más sutiles. Por otra parte, la música, aunque en el tono de la propia obra, al estar ausente en una gran parte del montaje, no consigue encajar de una forma orgánica y se percibe como algo oportunista. En consecuencia, aunque se entiende por qué aparece en dicha escena, podría procurarse ir dejando pequeñas partes acompañadas con música para que su introducción hacia la parte final no se sintiera así. Por último, el ritmo es sosegado, pero en ningún momento se ralentiza, por lo que, atina hacia dónde desea ir.
Conclusión
Dos tronos, dos reinas escenifica el encuentro entre Isabel I de Inglaterra y María I de Escocia mediante una obra elegante y de alta calidad lingüistica. Con lo cual, el libreto es una maravilla, con una composición elevada, que se agradece por el cuidado que realiza de la lengua. Nacho Guerreros y Nicolás Pérez Costa brillan como las monarcas, ofreciendo dos trabajos llenos de contundencia y presencia escénica. La puesta en escena incorpora un simbolismo perfecto para la obra, acompañada de un diseño de iluminación potente y un vestuario sublime. Visualmente es atractiva. Únicamente, habría que mejorar la claridad en alguna parte del texto, la introducción de la música y algunos cambios de iluminación. La reunión de dos mujeres históricas que logra encandilar a la audiencia por la fuerza que desprende.
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