Filmin estrena en exclusiva, el próximo viernes 9 de febrero de 2024, Drifter, la ópera prima del director alemán Hannes Hirsch que se adentra en el proceso de autodescubrimiento de un joven gay de 22 años en medio de la frenética comunidad LGTBIQ+ de Berlín. La película, que contiene escenas gráficas, casi documentales, de sexo y consumo de drogas, fue seleccionada en la sección Panorama de la Berlinale y tuvo su estreno español en la edición presencial del Atlàntida Mallorca Film Fest. Drifter nos presenta el Berlín queer, entendiendo por ese término a personas que no se identifican con una etiqueta determinada o por un gusto sexual o género concreto. En este sentido, todo cabe. Y de hecho en Drifter nos encontramos con jóvenes que tienen orientaciones sexuales diferentes a lo habitual.
Crítica de 'Drifter'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Drifter
Título original: Drifter
Reparto:
Lorenz Hochhuth (Moritz)
Cino Djavids (Noah)
Gustav Schmidt (Jonas)
Oscar Hoppe (Stefan)
Aviran Edri (Daniel)
Catalin Jugravu (Kasi)
Alexandre Karim Howard (Ron)
Rabea Egg (Anna)
Mari Tragousti (Eleftheria)
Año: 2023
Duración: 79 min
País: Alemania
Director: Hannes Hirch
Guion: Hannes Hirch, River Matzke
Fotografía: Elisabeth Börnicke
Música: Elie Gregory
Género: Drama. Homosexualidad
Distribuidor: Filmin
Tráiler de 'Drifter'
Sinopsis
La película definitiva sobre la escena queer en el Berlín de nuestros días. Un viaje sin dirección ni objeto a través de la soledad, el exceso y el deseo. Crudo, pero tierno. Sexual, pero también sensual.
Moritz se ha mudado a Berlín para estar con su novio, pero su relación pronto termina. El joven de 22 años se embarca en un viaje lleno de tropiezos, metamorfosis y autodescubrimiento en las profundidades de la escena fiestera de Berlín. (Filmin)
Dónde se puede ver la película en streaming
La cámara ve con los ojos de Moritz
El protagonista es predominantemente gay, pero no renuncia a experimentar otras cosas. Aunque básicamente busca amor y se traslada a Berlín siguiendo a su novio de 22 años, vive, tras su ruptura con él, el Berlín más frenético, ese lleno de drogas, alcohol, anfetaminas y fiestas hasta las tantas.
La cámara observa todo detenidamente en los ojos del joven Moritz, interpretado por un muy guapo Lorenz Hochhuth. Pero también hay otros intérpretes muy atractivos, que se nos muestran con el pecho descubierto, bailando mojados por el sudor y por el agua, con sus tatuajes, mezclándose unos con otros, subiéndose en coches con direcciones no muy bien definidas, y con algunas actividades no muy confesables en la parte trasera de algún edificio.
Es clara la evolución del Moritz que llega a Berlín para vivir con su novio Jonás, con su pelo mas bien largo y sus camisas clásicas, y ese que se introduce en el Techno World de Berlín, con el pelo ya rapado, camisas estampadas y coloridas que llaman la atención y una ropa más femenina que masculina.
Es precisamente ese Moritz el que es objeto de deseo y admiración por una gran parte de su grupo de conocidos, entre los que hay un "de todo".
La soledad gay en el fondo
Hace mucho tiempo que se habla de la soledad gay y, especialmente, en las grandes ciudades, donde el anonimato es una gran coartada para triunfar en la noche, camuflado entre la muchedumbre de un garito. Empiezas solo, pero acabas acompañado de un grupo.
El director Hannes Hirsch cuenta que ha querido plasmar ese mundo, que él mismo ha vivido. La soledad puede experimentarse en una gran ciudad o en el campo, eso es obvio, pero parece que la ciudad te ofrece más posibilidades de pasar desapercibido.
Quizá a base de querer representar esa soledad, la película se queda un poco plana y más allá de determinados personajes curiosos, a la postre no es más que la historia de un chico joven perdiéndose en una gran urbe, deambulando de un lado a otro, sin oficio ni beneficio, sin casa, y alojándose en habitaciones como la que le ofrece su amigo Noah, un poco más mayor y asentado que él.
Conclusión de 'Drifter'
Bajo mi punto de vista, Drifter es un experimento autobiográfico de su director pero que se ha quedado un poco corto respecto a las pretensiones que anuncia desde la escena inicial, que desde luego ya nos dice de que va a ir esto.
He echado de menos el ambiente gay que algunas películas de los 80 dibujaron con un trazo más certero, incluso en nuestro propio país.
Lo mejor es la vuelta a la tortilla que se da a sí mismo nuestro protagonista, ese joven alto y delgado que hace la metamorfosis en el actual Berlín, y algunos episodios subidos que casi nos recuerdan al porno.
Únete a nuestro CANAL DE TELEGRAM